Capitulo 6; Planificaciones y sentimientos

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Cuando Mariana despertó por la mañana, el sol entraba por la ventana, se levanto de la cama y se asomo para ver el jardín.  Vio a Jorge con Gabriel, que se dirigían hacia las caballerizas, iban besitos como forajidos, axial que seguramente se dirigían a la cueva o tenían algo que hacer. 

Una de las sirvientas llamo a la puerta y entro con el agua para el baño, después le pregunto que deseaba desayunar, ella pidió algo de fruta y tambien pidió si se la podían servir en el jardín. 

Se dio un buen baño y después rebusco en su baúl para terminar poniéndose un traje azul marino de tirantes y escote cuadrado.  Paseo por el jardín hasta llegar a la mesa en la que le habian servido el desayuno.

-Disculpe ¿Sabe donde esta mi tía? –Mariana pregunto a la mujer que le servia el desayuno

-Si señora, Don Miguel esta enseñándole la Hacienda –la mujer le sonrió –Pero llámeme Graciela, por favor señora

-Entonces Graciela, tu llámame Mariana –Ella le sonrió –Dime una cosa ¿hace mucho que trabajas con la familia de la Vega?

-Pues si, de hecho desde que Jorge nació –Graciela sirvió café a Mariana –Soy su nana

-Su nana –Mariana sonrió, parecía una mujer muy amable –Siéntese con migo, por favor

-Por supuesto Mariana –ella se sentó en frente y la miro a los ojos –Eres la primera mujer que ha conseguido que Jorge se confunda

-¿Se confunda? –Mariana no la entendía

-Jorge siempre a dedicado su vida a la Hacienda y a su banda –Graciela sonrió –Nunca ha pensado en el y menos en formar una familia. Tu estas logrando que ese pensamiento aparezca por su cabeza.

-No lo creo Graciela –Mariana tomo un trozo de fruta –Esto no es mas que un trato

-Puede que lo parezca, pero yo conozco muy bien a Jorge –Graciela se levanto de la mesa sonriente –Si me disculpas Mariana, he de arreglar algunas cosas en la casa

Mariana asintió y continuo con su desayuno, después camino tranquilamente por el jardín.  Aunque todo era hermoso, se estaba empezando a agobiar ahí, sin nada que hacer, su tía aun no regresaba, seguramente se lo estaría pasando muy bien.  Siguió caminando hasta llegar a las caballerizas, una hermosa yegua blanca le llamo la atención, se acerco a cepillarla.

-Señora, no debería arriesgarse –Uno de los criados se acerco a la cuadra –Acaba de llegar y es muy salvaje

-No se preocupe –Mariana se acerco a la yegua y la acaricio suavemente después la cepillo tranquilamente mientras el hombre se quedaba mirándola con la boca abierta

-Que extraño, no dejaba que nadie se acercara –El hombre se despidió y regreso a sus tareas

A Mariana se le ocurrió ir a dar un paseo, después de todo, los demás se habian ido y ella estaba sola.  Camino hacia su habitación a cambiarse, no le gustaba cabalgar con vestidos y por suerte se había traído la ropa de Leonardo, un pantalón, una camisa, la chaqueta y las botas.  Era la manera mas cómoda de cabalgar, aunque no era bien visto que una  dama vistiera como un hombre.  Mariana se vistió y después camino de nuevo hacia la cuadra, por el camino se encontró con Graciela que la miraba sorprendida.

El juego del destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora