¿Quién mató a Molly?

Capitulo 2

ANGEL

-¿A dónde vas?- pregunta Ana y acelero el paso.

-Me voy.

-Tienes que explicarnos que haremos-  arroja Ana mientras va detrás de mí.

-¿Que no entienden?- replico en modo arto volviéndome hacia ellos, en especial miro los ojos de Ana, que esta se detiene de golpe al escuchar mi voz y baja la mirada un poco.

-¿Qué quieres que hagamos?- pregunta Lizbeth y ahora sí, me vuelvo hacia los demás que se mantuvieron parados y no pensaron en avanzar ni siquiera un paso.
 
-Quiero que digan que estuvieron en mi casa- les explico  en un tono irritante-. Solo eso.

-Pero nos preguntarán ¿Que hacíamos en tu casa?- interrumpe Alan.

-¿Que hacíamos?- pregunto burlándome, una carcajada sale de mi mientras miro el techo cuestionándome ¿cómo me había quedado atrapado en algo así con ellos?, pero trato de ignorarlo y mejor pienso por un momento, camino a un costado de Alan, lo tomo de la cara-. ¡Esto hacíamos!

Lo acerco a mí y lo beso.

-¿Qué mierda?- replica quitándome de sí.

-Fácil y sencillo- digo mientras limpio parte de mi labio-. Como quitarle un dulce a un bebé. Sigo, mientras que él muerde sus labios.

-¿Porque lo hiciste?

-¿Qué?- comienza mi ironía-. ¿Crees que no sé qué has estado enamorado de mí? Digo y me echó a reír.

-Ángel- me vuelvo hacia Ana y esta mueve su cabeza en plan ¿Por qué lo hiciste?

-¿Qué?- e respondo en modo sarcástico-. Él quería que lo besara.

-Ayúdanos- me arroja en plan de desesperación.

-Tenemos que irnos de aquí.

-¿Qué haremos?- pregunta Alan.

-Ir a mi casa- vuelvo a repetir.

-Esto es una locura.

-Locura es que le hayas disparado- digo.

-Sabes que no fui yo- replica.

-Aun así tú tenías el arma.

-Sabes que fue…

-Vámonos ya- interrumpe Alan, por lo que me vuelvo hacia él, lo primero que pienso es llamar a la policía y decir lo que pasó, pero sé que es una estupidez y aunque digan que las llamadas son anónimas ellos tendrán mi número o al menos mi voz.

Giro a mí alrededor para ver de qué forma llamar la atención y me toco los bolsillos del pantalón, un encendedor me hace pensar en un incendio, pero a la vez pienso en que pondría en riesgo a demasiadas personas con ello, miro a Alan intentando pensar que hacer, pero no se me ocurre nada.

-¿Qué piensas?- pregunta Alan, pero se escucha más como un eco en mi cabeza que la misma realidad, una briza helada congela el lugar por unos segundos-. Ángel. Grita Alan, exhalando calor por su boca, que este se convierte en vapor, en una pequeña nubecita gris de aliento, de humo, humo ¡HUMO!

Miro el techo, los aspersores me hacen tener la idea más fácil de salir de esto.

-Gracias Alan- le digo y corro a un costado de la puerta de intendencia, abro el panel para dar vista a la palanca de la alarma anti-incendios y doy un respiro profundo, me vuelvo hacia los chicos, y estos me miran con cara de sorpresa, pero confundidos, tomo la palanca y pienso en la única persona que me importa, cierro los ojos y tiro de la palanca.