Capítulo 15

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LIZBETH

Vomito a fuera de la cafetería en un basurero.

Trato de ver a mí alrededor pero es algo inútil, no me mantengo en pie.

Parece como si me hubiese ido de fiesta y estuviera toda ebria sin poderme sostener a mí misma, comienzo a caminar y mientras lo hago, los tacones me juegan rudo, cada paso que doy, hace que mi pie se tuerza.

Trato de seguir la línea marcada en el suelo, estiro mis brazos mientras un pie delante de otro me siguen, llego a un poste y trato de rodearlo por lo que paso primero una de mis piernas, e intento brincar para que siga la línea y no la deje de tocar pero en el intento caigo y golpeo mi rostro contra el suelo.

-Mierda- grito y me levanto, la cinta de mi bolsa se ha roto y la tengo que sostener con la mano, doblo en la esquina y cruzo la calle hacia la parada de autobuses.

Tomo mi celular, puedo escuchar como mis dedos teclean las letras por el sonido en 0 que se genera en la calle hasta que la ambulancia pasa a toda prisa.

Coloco mi bolsa aún costado y paso mi pierna al otro lado de la banca, en si estoy montada en ella con la bolsa entre mis piernas.

Siendo sincera no tengo idea de quien fue quién mató a Molly.

El forcejear con la pistola hizo que ninguno de los dos supiera quien la accionó, ni Alan ni yo.

Ambos estábamos confundidos.

Y creo que aún sigo en el Shock del disparo, no logro procesar si en realidad esto es real o si es un simple sueño del que quiero despertar.

Creo que es un sueño.

Los policías no serían tan estúpidos de dejar pasar un tiempo antes de arrestar a alguno de nosotros.

Solo me tienen a mí y a Alan, ambos culpables como lo sabemos nosotros, pero sospechosos al dejarles en bandeja de plata nuestra evidencia.

Si tan solo no hubiese salido de la cafetería,  nada de esto estaría pasando.

¡Nada!

Todo seguiría normal.

Abro la bolsa y busco entre las cosas una botella con agua.

La saco y así como le doy un gran sorbo, así lo escupo, se me olvidó que había metido alcohol en la botella que debería regularmente llevar con agua.

Suspiro y suelto mí pelo, desde hace rato ya no está peinado.

Me vuelvo a hacia atrás y veo como el camión se aproxima, las luces hacen que se ilumine la calle entera y veo como Ana camina por la dirección opuesta a la que se dirige el autobús.

Este llega y abre sus puertas, del mismo baja una señora con sus dos hijos y un anciano con bastón al cual ayudo a bajar.

Subo y el conductor cierra las puertas.

Muestro mi credencial de estudiante y pago la mitad del viaje.

Tomo asiento en el punto medio del autobús, en la parte derecha de las filas, en los asientos del pasillo, me vuelvo al siguiente asiento y veo una fritura en el asiento pegado a la ventanilla, me río a carcajadas que los pocos pasajeros que vienen se vuelven hacia mí.

¿Quién mató a Molly?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora