➻v e i n t i c u a t r o

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El silencio que había allí adentro los dejaba escuchar con perfecta claridad los sonidos de la lluvia y el viento. Entre ellos ya no había tensión, solo un poco de confusión. Derek sintió como el cuerpo de Stiles se relajaba contra él, y supo que estaba por quedarse dormido.

— ¿Vamos a dormir? —le preguntó.

Stiles solo asintió. Se pusieron de pie y Derek arregló un poco el improvisado colchón que había armado. Le dio el paso y el castaño se acostó. Lo tapó con una de las sábanas y se sentó en el suelo, a su lado.

Stiles lo miró extrañado. No esperaba que él se sentara allí, sino que se acostara a su lado. El colchón era amplio y ambos entraban perfectamente.

—Derek, ¿acaso vas a dormir allí sentado?

Él lo miró algo sorprendido por su pregunta. No tenía ningún problema en dormir así, no le resultaba incomodo.

—Si, ¿por qué?

—Ven aquí, Derek —le dijo y abrió las sábanas indicándole el lugar —Entramos los dos… no quiero que duermas sentado.

Estaba sorprendido, si. No esperaba que él le dijera aquello. Sintió cosquillas en la panza, pero sacudió la cabeza.

—Yo… no creo que sea correcto.

Stiles sonrió.

—Hablas como un anciano, Hale—le aseguró —Cuando éramos niños dormíamos hasta en el suelo del establo juntos…

‘Pero ya no somos niños’ —pensó él.

—Lo sé —le dijo —Pero yo aquí estoy bien. No quiero que duermas incómodo.

—¿Puedes dejar de tratarme como si fuera un príncipe? No lo soy. Conozco los dolores, las incomodidades. No soy de cristal, Derek. No me rompo. Ni me quejo.

—Pero le temes a las tormentas…

—Eso le puede pasar a cualquiera. Desde a la princesa Carolina de Mónaco, hasta a un pobre hombre que duerme en la calle.

—No me refería a que no eres fuerte o capaz, Stiles—le sonrió —Solo… aagh, nada.

Se puso de pie y se acostó a su lado. Stiles sonrió abiertamente sin que él lo viera. Estaba seguro de que aquello era solo una tonta excusa.

—¿A quién iba a abrazar si no era a ti cuando haya un rayo? —le preguntó. Derek suspiró, se acomodó mejor y abrió sus brazos para el castaño. En ese momento un trueno llegó y Stiles lo abrazó más rápido de lo que se tarda en dar un respiro. Una estúpida sonrisa se le escapó, él lo hacía sentirse así. Su corazón latió rápido cuando Stiles apoyó la cabeza en su pecho.

—Hasta mañana, súper Derek —le dijo. Él sonrió aun más.

—Hasta mañana, precioso.

Él comenzó a despertarse, por el suave canto de un pájaro. Abrió un ojo para encontrarse en un lugar que no era su habitación. Miró a su alrededor y reparó que estaba en un viejo establo. La luz del sol entraba implacable por la ventana. Entonces se despertó del todo y recordó por qué y con quien estaba allí. Bajó la mirada hacia el peso que descansaba contra su pecho. Su corazón comenzó a latir rápido al tener su bello rostro tan cerca. ¿Cómo podía ser tan hermoso? ¿Cómo podía hacer latir su corazón de aquella forma?

Debería estar sintiendo rencor por él, por haberle roto el corazón siendo solo un niño. Pero extrañamente no podía sentir aquello por aquel castaño tan lindo. Y lo que sentía lo confundía, lo abrumaba. Se encontró levantando la mano y corriendo el cabello castaño que caía sobre su frente. Lo llevó detrás hacia arriba, en una caricia silenciosa. Stiles se movió un poco, pero no despertó. Se concentró en mirar cada facción de él, cada línea de expresión. Estaba complemente relajado, una pequeña sonrisa parecía tirar de las comisuras de sus labios. Sus pestañas se arqueaban elegantes e imponentes en aquellos ojos suavemente cerrados. Con cuidado acarició aquella parte de su rostro lleno de lunares, luego bajó por su nariz, siguió bajando hasta descansar el pulgar contra su labio inferior. Estaba húmedo y algo tibio. Hizo una pequeña presión separándolo del otro labio y entonces un suave suspiro escapó de la boca del pecoso. Al instante el dejó de tocarlo.

s a l v a j e ; sterek • EDITANDO•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora