➻t r e i n t a y s i e t e

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El castaño se despertó sintiéndose completamente renovado, una nueva persona… Su cerebro aun estaba medio dormido, así que todavía no entendía bien el motivo. Entonces se movió un poco para sentir un poco de piel caliente debajo de su cuerpo.

Abrió un ojo y miró hacia arriba. Aquel rostro era el de un ángel. El ángel más hermoso que había visto en su vida. Levantó un poco la cabeza hasta apoyar el mentón en aquel perfecto pecho masculino. 
Los leves rayos de sol que entraban por la ventana bañaban suavemente el rostro que él estaba observando. Y sus pestañas brillaban, al igual que sus cabellos… mostrando el hermoso color negro. Un tono celestial. Sonrió y recordó cada caricia, cada beso, cada palabra que habían compartido hasta caer en un hermoso sueño, juntos.

Intentó levantarse, pero no pudo. Había un pequeño peso sobre su cadera que se lo estaba impidiendo. Miró y vio el brazo de Derek que lo sostenía cerca de él de manera posesiva. Volvió la vista a su rostro y aquellos hermosos ojos verdes lo estaban mirando.

—Pareces un ángel —habló él con la voz ronca. Stiles se mordió el labio inferior y luego escondió el rostro contra él.

—Y tú eres la cosa más hermosa que he visto en mi vida al despertar —murmuró el castaño contra su pecho. Derek sonrió y soltó el aire acumulado en sus pulmones.

Se incorporó un poco y tiró del menor, hasta que su rostro estuvo frente al suyo. Stiles mantenía la mirada baja.

—Mírame —ordenó él.

—No puedo —dijo el castaño. Derek frunció el ceño.

—¿Por qué? —quiso saber él… ¿Acaso estaba arrepentido de lo que había pasado entre ellos? Su cuerpo se tensó ante aquella idea. Tal vez él simplemente no había sentido lo mismo que el moreno y ahora quería… huir.

—Porque si te miro voy a morirme de amor…

Sus músculos se relajaron bajo el suave peso de su hombre. Tenerlo así, desnudo, contra su cuerpo era irreal. Sentir con cada célula de su cuerpo al del hombre que amaba era inexplicable.

—Vamos, mi amor, mírame —le pidió.

Stiles levantó la mirada bajo sus espesas pestañas, hasta encontrarse con el perfecto iris color verde. Y si, acababa de morirse de amor.

—Gracias —susurró el castaño. El moreno arqueó una ceja interrogativamente.

—¿Por qué? —preguntó y marcó el contorno de su cuello con un dedo. Stiles se estremeció y cerró los ojos suavemente.

—Por hacer galopar mi corazón como si fuera un… caballo salvaje.

El moreno alzó un poco más la cabeza y capturó sus labios, para luego recostarse con él y girar sobre el pequeño colchón, atrapándolo debajo de él. Stiles gimió suavemente dentro de su boca. Y aquello fue un incentivo.

El castaño rodeó sus fuertes hombros, acercándolo más. Pero entonces el relinche de un caballo los hizo alejarse. Derek se incorporó un poco para mirar por la ventana y observar a White allí acercándose al lago para tomar agua. Suspiró, era hora de volver a la realidad. Volvió a mirar a Stiles.

—Debemos volver…

Él hizo un leve puchero.

—Noo…

—Si —asintió él divertido y se puso de pie para comenzar a vestirse. Él, más que el castaño, tenía ganas de quedarse allí durante toda la vida, juntos. Pero era consciente de que tenía un trabajo y varias cosas para supervisar y arreglar. Vio que Stiles no hacia ningún esfuerzo por ponerse de pie —Vamos, arriba.

—No quiero —dijo cruzándose de brazos.

—Stiles, tengo que trabajar…

—Al demonio con tu trabajo —aseguró. Él soltó una estrepitosa carcajada. Stiles simplemente parecía un niño peleando por un dulce.

—Vamos, mi amor… Recuerda que tu padre necesita cuidados y que prometiste hacerte cargo de los negocios.

El castaño se puso rápidamente de pie y comenzó a vestirse también. Él sonrió y lo miró divertido.

—Tienes razón, soy un irresponsable —aseguró  mientras comenzaba a ponerse los pantalones.

Derek terminó de acomodarse y se acercó a él para abrazarlo por detrás.

—Jamás podré olvidarme de esto, Stiles—le susurró al oído para luego besarle el costado del cuello. El menor suspiró gustosamente y se recostó contra su pecho, sujetándose de los brazos que rodeaban su cintura.

—Ni yo… —aseguró.

Giró entre sus brazos para mirarlo bien de frente y divisó su camisa entreabierta. Intentó abotonarla pero descubrió que le faltaban varios botones. Lo miró divertido. El se encogió de hombros.

—Bien… anoche cuando me forzabas a entrar desnudo al lago…

—¡Yo no te forcé! —intentó sonar ofendido pero no pudo. Se estaba aguantando las ganas de reír.

—…sin querer arranqué algunos botones de mi linda camisa. Era la mejor que tenía, y ahora simplemente no sirve —bajó la mirada como un niño triste. Stiles sonrió y le dio un beso en medio del pecho, haciendo que él respirara profundamente.

—Te ves condenadamente bien con la camisa a medio abotonar —dijo pícaro.

— Stiles… —advirtió él.

El castaño rió y se alejó de él para acercarse a la puerta. —Vamos, aburrido, llévame a casa… —abrió la puerta y luego se giró a verlo —Por no haberte quedado aquí conmigo. Vas a pensar todo el día en lo que podríamos haber hecho.

Salió de allí dejando a Derek con la boca levemente abierta. Entonces él reaccionó y maldijo por lo bajo. Sabía que el castaño tenía razón.

s a l v a j e ; sterek • EDITANDO•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora