➻d i e c i n u e v e

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Stiles se acostó pesadamente en su cama luego de haber salido de la ducha. Lydia se acostó a su lado en el más completo silencio. Él se veía enojado, molesto, enojado de nuevo. Y desde que habían salido de la cocina no le había dicho ni una sola palabra.

—¿Vas a decirme que te sucede, cariño? —inquirió.

—No me pasa nada —musitó el castaño.

En realidad ni él mismo sabía que le pasaba. Pero a decir verdad tenía muchas ganas de golpear a alguien… a alguien llamada Breaden. Sacudió la cabeza. Eso era completamente absurdo y tonto. No podía pegarle a una mujer.

—Es porque el Bombón Campestre tiene novia, ¿cierto? —preguntó con suma delicadeza. No quería alterar la delicada línea de paz de Stiles.

—¡Pff! —escupió él —¡Ja! ¿Por qué debería estar así por eso?

Lydiano pudo aguantarse la risa, pero trató. Había tanto sarcasmo en las palabras de su mejor amigo.

—No lo sé —prosiguió ella—Quizás estás un poquitín celoso.

—¿Celoso? —Inquirió y se echó a reír —Lydia, no estoy celoso de esa… de esa campesina desubicada.

—¿Campesina desubicada? —Inquirió divertida—¿Desde cuándo utilizas la palabra CAMPESINA para insultar a alguien?

—Bueno —él se sonrojó un poco —En realidad no quise decir eso… pero si lo de desubicada. ¿Quién se cree que es para entrar así a mi casa?

—¿La novia del cuidador de este campo y casa? —inquirió con algo de duda. Él la miró molesto.

—Eso no le da derecho a entrar como si estuviera pancho por su casa.

—Es una muchacha bonita.

—Si, claro —murmuró entre dientes —Se nota a leguas que es una loca…

—¿Y? —quiso saber él.

—¡Y nada, Lydia nada! —chilló molesto y escondió el rostro en la almohada.

Lydia se puso boca abajo y se apoyó sobre sus brazos para observarlo realmente divertida. Era genial verlo celoso… jamás lo había visto de esa manera.

—Vamos, Sti, admite que estás muy celoso de que el papacito tengo una novia tan linda...

Él sacó el rostro de la almohada y la miró. —No, no estoy celoso… No tengo por qué estarlo. Derek puede tener 1 millón de novias si tiene ganas. No me interesa.

—Mentira —sonrió.

—Además, yo también tengo novio. Y además... él no es gay.

—Oh, por favor… no empieces a hablarme de ese imbécil. Y se te nota, se te nota terriblemente que te mueres por dentro. Tú quieres ser el novio de ese hombre, tú quieres estar con ese hombre. ¡Por dios! Si vieras como sonríes cuando está cerca… simplemente eres otro. Y ni hablar de él, tal vez no sea gay, cariño, pero bisexual si.

—¡Ya basta, Lydia Martin!

Ella lo miró sin poder creerlo, como si él acabara de darle el peor insulto de toda su vida. Se puso de pie y lo miró con cara de pocos amigos.

—¡Cuando aclares tus sentimientos y estés totalmente seguro de lo que te pasa, podrás llamarme Lydia Martin! —Dijo enojada —Antes no…

Ella salió de la habitación del castaño dando un firme portazo. Stiles resopló y volvió a esconder el rostro en la almohada. Quería agarrar y romper algo. No podía entender por qué estaba celoso. SI, CELOSO. Muy celoso. Como jamás lo había estado por nadie en su vida.

s a l v a j e ; sterek • EDITANDO•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora