Capítulo 3 : Anuncio Importante

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Himawari lo observó por unos minutos largos, sin lograr comprender lo que intentaba decirle, ¿se conocían? ¿desde cuándo? No lograba recordarlo. Soltó su muñeca y movió las cejas en señal de reflexión. Hizo un retroceso en el tiempo. No no lo recordaba de ningún lado. Tal vez solo se estaba confundiendo con alguien más. Kawaki soltó un leve suspiro. No tenía sentido hacerle recordar algo que ocurrió hace algunos años. De algún modo no quería recordárselo ni mucho menos quería que su relación avanzara más.

—No importa, pasó hace mucho tiempo.

Kawaki metió ambas manos dentro de sus bolsillos y caminó en dirección hasta el edificio. Himawari salió del trance y se incorporó a su lado, perpleja, desorientada. Quería averiguar de dónde se conocían y no quería cooperar. ¿Cómo estaba seguro de que era ella y no otra persona? De ser así debería recordarlo y no lo hacía. Tal vez solo se vieron una vez.

—Kawaki, al menos dime de dónde me conoces—exigió apresurada.

El pelinegro entró al edificio y subió por el ascensor, antes de que las hojas metálicas se cerraran, alcanzó entrar en un salto. Kawaki bajó la mirada y soltó un leve suspiro. Siguió mirándolo con una expresión incrédula.

—Si nos conocemos, ¿por qué no recuerdo?—analizó.

Permaneció en silencio, con la mirada baja y sus manos dentro de sus bolsillos, no parecía tener intenciones de dirigirle la palabra. No entendía su indiferencia. ¿Por qué era tan rudo con ella? Después de haberle dicho tales cosas ahora se hacía el misterioso. Soltó un fuerte soplido y miró los números electrónicos en el tablero. Al llegar a su piso, las hojas se abrieron y él salió primero, apoyó su llave dentro de su rabillo y ella hizo lo mismo. Le frunció el ceño y se cruzó de brazos:

—Kawaki, ¿me dirás?

El giró el picaporte y tanteó para encender las luces. Himawari intentaba hacer memoria, por mucho que lo hiciera, no venía nada a su mente. ¿De dónde se conocían? Hizo una mueca con los labios y los frunció molesta.

—Nos conocimos cuando éramos más jóvenes—dijo y entró a su pasillo. Ella lo siguió y lo sujetó del brazo, al tocar sus muñecas, un rubor tiñó sus mejillas. Kawaki la miró inexpresivo. Se fundió en sus ojos perlas—. ¿No me crees?

—Sí, digo...—sacudió la cabeza—. No estoy segura.

Kawaki se soltó de su mano y se colocó frente a ella, su mirada fría parecía intentar transmitirle algo. Lo que salió de su boca le extrañó:

—No dejes que tipejos como los de hoy se te acerquen—se volteó para mirarla de reojo—. Mereces a alguien que sepa respetarte—cerró la puerta en su cara y la cerró con llave.

No sabía cómo tomar esa confesión. ¿Debía sentirse halagada? O tal vez, ¿estaba preocupado por ella? Un poco de ambas. Estaba segura que solo fingía hacerse el rudo y no lo era, porque una persona descuidada, no podía ser grosera y ruda, ¿o sí? Himawari no creía en las casualidades, así que supuso que su reencuentro era por algo. Entró a su departamento y se metió a duchar. Mañana sería un largo día y tendría que visitar a su hermano. Al menos esa era la idea. Hasta que surgió un improvisto.

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Sasuke la había citado al despacho el día anterior, por lo que a diferencia del resto de sus compañeros estaba al tanto de la situación. La ceremonia de ascenso de rango transcurrió con normalidad. Himawari hubiera querido que sus padres estén presentes, incluso su hermano sería genial, sin embargo eso no sucedería. Era algo privado y solo estaban presentes las autoridades del ejército nacional. El resto eran colegas que lucharían con ella en un campo de batalla. Chouchou se posicionó detrás de la peliazul, mientras intentaba mostrarse firme y segura, Himawari soltó una leve risita. Cuando estaba por preguntarle por su cita con Mitsuki, el General Sasuke ingresó por la puerta y se detuvo arriba del escenario que habían preparado. Se acomodó el traje y miró a sus soldados con su típico semblante rígido. Todos se tensaron.

Siempre A Tu Lado  (KawaHima)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora