Capítulo 10 : Primeros Síntomas

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Sasuke le entregó el listado de nombres de su escuadrón a cargo, el pelotón número diez, al que había entrenado por un período de dos meses, ya estaban en el campamento militar. La peliazul repasó cada uno de los reclutas, recordando caras y nombres, enfilándolos uno al lado del otro. Marcó con una cruz sus ubicaciones, sus posiciones, la estrategia que llevarían a cabo en el campo de batalla. Todo estaba preparado. Estaban a punto de iniciar la guerra. Uno de sus reclutas, la llamó sacándola de sus pensamientos, levantó la mirada para cruzarse con sus ojos azules. Parpadeó confundida e inclinó una ceja:

—¿Qué quieres soldado?—inquirió con desgana.

—Teniente, me estaba preguntando—dijo apenado Kaoru—. ¿Es cierto que está en una relación con el protegido del General? En los cuarteles...

Estrujó sus puños y lo miró con rabia. Kaoru palideció y se puso recto como una tabla. Estaba metiéndose en asuntos que no le correspondía. Himawari se acercó para quedar enfrentados, arrugó su frente y le demostró quién era el superior. El chico tragó grueso y le enseñó una mueca con espanto.

—Lo siento, no le preguntaré nada más...

—¿Quién es el que esparció esos rumores?—quiso saber enojada.

—El Sargento Akimichi.

—¿Chouchou?—él asintió. Ella bufó molesta—. Esa Chouchou, no puede ser—suspiró sosteniendo la sien.

Había pasado una semana desde que había empezado a salir con Kawaki. Su relación se había vuelto incluso más cercana que antes y se veían a escondidas a pesar de que todos sabían de su amorío. ¿Cómo no iban a saberlo si Chouchou los detalaba? Al soltar otra bocanada de aire, sintió un leve mareo, y unas terribles náuseas. Tuvo que salir corriendo directo al baño más cercano. No entendía por qué de repente se sentía tan mal. No había comido nada extraño y que le cayera mal, ¿eran los nervios? Probablemente. Después de todo estaban a punto de ir a la guerra y sería su primera vez. Se inclinó sobre el inodoro y expulsó en vano, no salía nada, solo eran horribles náuseas sin sentido.

—Demonios...

—Hima, ¿estás aquí?—preguntó Chouchou del otro lado.

—¡No vengas, estoy ocupada!

Himawari buscó recomponerse y al salir del baño, su amiga la estaba esperando con una expresión de incertidumbre, ¿qué había sucedido? Levantó una ceja sin comprender y la ignoró, estaba enojada por divulgar su relación a la mitad del campamento y a todos los del cuartel general. Eso no se hacía. Refunfuñó para que comprendiera su estado anímico y continuó caminando, hasta toparse con Kawaki en las primeras carpas, estaba ocupado viendo unos listados y en su mano tenía encendido un cigarrillo. Hizo una mueca y le quitó el cigarrillo, lo miró con un ligero puchero en sus labios:

—¿Cuándo dejarás de fumar?

—Estoy con náuseas desde la mañana. El cigarrillo me relaja—dijo y le quitó el cigarrillo, la sujetó de la cintura y la apegó, para robarle un beso. Sin importarle que Chouchou los estaba viendo. Miró de reojo a la morena—. Sargento, ¿puede dejarnos solos...?

—Lo haría, pero necesito entregarles estos expedientes —le extendió el sobre—. Deben firmarlos. Los paso a recoger al rato.

—De acuerdo—sujetó el sobre. Himawari le recordó—. ¡Y deja de expandir el rumor de que estamos saliendo!

—¿No lo están?—apremió molesta—. Son demasiado obvios. En fin—se volteó—. Que tengan una hermosa cita.

Chouchou se retiró dejándolos solos. Kawaki contempló en silencio sus párpados ligeramente caídos, sus ojos cielo brillaron por un momento y un rubor se concentró en sus mejillas, se veía atractiva. Sujetó su rostro y lo acercó para unir sus labios en un tierno y casto beso. Himawari no pudo evitar sonreír y le correspondió el beso, profundizándolo. Al soltarse, se miraron como si reflejaran todo a través de sus pupilas, sonrieron al mismo tiempo. Lo cierto es que cuando se desprendió del pelinegro, sintió unos revoltijos en el estómago y acto seguido, estaba algo antojada, los nervios la estaban matando, se tomó el vientre, asqueada.

Siempre A Tu Lado  (KawaHima)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora