Capítulo 16 : A tu lado

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Kawaki no podía creer lo impulsiva y audaz que era su esposa. La tenia delante de sus ojos, disparando a lo loco, a todo quien se cruzara enfrente. Miró aterrado la escena. Algunos militares de la fuerza terrestre enemiga se habían infiltrado mientras ellos buscaban la manera de zafarse de los misiles. Inojin no quería advertirle de los misiles, sí de los que se habían infiltrado. Himawari hizo mal los cálculos y aún así se arremetió de lleno al combate cuerpo a cuerpo. Los hombres enviados eran del país de la Tierra. ¿Cómo era posible que se habían aliado si inicialmente estaban de su lado? ¡Traidores! Fue lo único que pensó.

El pelinegro y el Uchiha no se quedaron de pie sin hacer nada, acompañaron los disparos de su teniente, sin dar el brazo a torcer. Algunos de los hombres cayeron de espaldas y otros de frente. Ellos no se quedaron sin recibir disparos. Obito recibió uno en la pierna izquierda y desde esa posición, inclinado sobre su rodilla, siguió disparando como pudo. Himawari lo cubrió y pidió ayuda a la fuerza áerea. Esta tardó en responder:

—¡Necesito ojos aquí, Mitsuki!—ordenó molesta—. ¿Dónde diablos estás? ¡El comando se nos fue a la mierda, debes actuar maldición!

>>Vaya, jamás creí escuchar groserías de parte de una mujer tan hermosa.

—¡Tu cállate y obedece!—enfureció.

>>A las órdenes—accedió entre risas—. Ahí te van algunos misiles.

—¡Las dos en punto!—exigió.

Era injusto que la base de operaciones fuera aniquilada, más bien era estrategia pura, Himawari lo sabía. De entre todos los puestos, los comandos era lo primero que se debía volar, para así dar directo a la cabeza, sin ella los demás no sabrían qué hacer, ni a quién seguir. Ella no se quedaría de brazos para evitar romper el ala más importante de la batalla. Batallaría hasta caer y no tener más fuerzas. De eso quería asegurarse y eso demostraría al resto. Disparó sin miedo y los saldados fueron cayendo.

—¡Teniente Himawari!—escuchó la voz de Inojin en el fondo.

Venía acompañado de Chouchou y de otro de sus compañeros. Los del escuadrón número diez. A quienes lideró en los cuarteles. Sonrió satisfecha. Más ayuda. Eso era lo que necesitaban. Señaló con la cabeza. Debían refugiarse de alguna manera. El resto del pelotón se incorporó a su lado y se escondieron donde pudieron. Mientras Mitsuki arrojaba los misiles desde arriba. Debían evitar que los demás avancen y terminen esta guerra de una vez por todas. El rubio se acomodó a la par de ella y con una sonrisa consternada, mencionó:

—Creí que habías muerto con las bombas—Himawari levantó una ceja.

—Claro que no, imbécil. ¿Por qué moriría tan fácilmente?—miró de reojo si no quedaban rastros de otros soldados.

Himawari escuchó murmullos en sus oídos. Era la voz de Sasuke llamándola por el comunicador, pedía ubicación y situación actual, buscarían la manera de enviar refuerzos o de terminar con los soldados que estuvieran en frontera.

—Necesito que me abras espacio—pidió.

>>Himawari...

—¿Qué?

>>Por nada del mundo decidas hacer una locura justo hoy—ordenó—. Déjame que envíe refuerzos y no se muevan desde donde están. ¿Escuchó?

Himawari quiso devolverle el regaño, pero colgó la transmisión. Resopló. ¿Por qué todos desconfiaban de sus capacidades? Odiaba que la subestimaran. Miró nuevamente hacia el campo de batalla. Los misiles seguían impactándose cerca del radio de comandos. Mitsuki estaba haciendo de lo suyo allí arriba. Volvió la vista hacia sus compañeros. Estaban igual de ansiosos que ella. ¿Qué era lo mejor que podían hacer? ¿Quedarse quietos? No era propio de ella.

Siempre A Tu Lado  (KawaHima)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora