Las imágenes del progreso de su embarazo llegaron a manos de Kawaki en plena guerra. Aunque atrasado por un mes, de esa forma, sabía que eran dos niñas y que encima, serían gemelas. Himawari le preguntó en uno de los llamados cuál nombre le deberían poner. El pelinegro se pasó todo el día pensando en los nombres y solo le vino un solo nombre a la mente: "Irina". Su significado daba a entender que sería una niña pacífica y denotaba la paz como tal. Anotó el nombre y cuando pudo desocuparse le informó el nombre que había escogido. Ya llevaba siete meses de embarazo y sabía que las niñas nacerían en dos meses, la ansiedad lo carcomía todos los días y la guerra no le daba tregua.
El epicentro era cada vez más devastador. La ciudad de Suna sufría todos los bombardeos, ataques improvisados y persecuciones. La guerra comenzaba a ponerse más cruda de lo que ya era. Y las estrategias estaban siendo superadas por el enemigo. Kawaki se encontraba al frente de la batalla junto con Sasuke y mientras más se acercaban al enemigo, más posibilidades de perder tenían. No podían contrarrestar la inteligencia y el poder armamentista que poseían sus enemigos. Kumo y Kiri lo superaban en fuerza. En varias ocasiones tuvieron que retroceder y planificar una estrategia de cero.
Mientras los bombardeos seguían aturdiéndolo, su mente divagaba en sus hijas y en su esposa, ¿qué estarían haciendo? ¿cómo estarían? Necesitaba tener una noticia sobre el embarazo de Himawari o las esperanzas de que esta guerra culminara pronto, lo desesperarían. La ansiedad lo estaba matando y el deseo de tenerlas en sus brazos crecía en su interior. No imaginaba qué tan bonitas serían. Seguro serían igual de hermosas que su madre, con sus cabellos esponjosos y su sonrisa risueña, sus ojs azules cristalino y su piel cremosa. Deseaba que se parecieran a ella, porque no había nada de su parte para heredar, más que la astucia. Lo demás era de descarte.
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Himawari sentía que su panza pesaba cada vez más y en esos meses donde los antojos estaban presentes desde bien temprano, decidió aprender a tejer de la mano de su madre. La primavera ya había llegado y los primeros pétalos de flores del cerezo inundaron los caminos del subterráneo donde estaban los refugios. Las niñas ya estaba en su octavo mes y empezaba a creer que si no nacían pronto, enloquecería. Ya no quería tenerlas más en su vientre. Quería verlas, sentirlas, mimarlas y entender qué se sentía ser madre. No le bastaba con imaginarlas a través de las radiografías o de los ultrasonidos. Estaba pensando en eso cuando salía del consultorio y caminaba hasta la sala donde se encontraba su hermano y Riri.
Golpeó la puerta y este accedió a su visita. El rubio se encontraba haciendo grullas con brillantinas. Al igual que la pequeña. Estaban tan entretenidos que no vieron llegar a la peliazul, quien se sentó en uno de los bancos y les entregó una sonrisa divertida:
—Veo que están divirtiéndose.
—Oh, Hima—saludó enérgico el rubio—. Estamos haciendo esto para las niñas.
—¿Te gustan?—insistió la albiceleste.
—Son hermosos—sonrió encantada. Acarició su vientre y soltó un fuerte suspiro. Notó que su hermano sacó una cámara y apuntó en su dirección—. Boruto, ¿qué haces?
—Quiero sacarle una foto a tu hermosa panza—explicó mientras enfocaba—. Quédate en esa posición.
Himawari resopló. Su hermano era el único que parecía disfrutar de todo esto. No veía la hora de que las bebés nazcan y así podía acompañar a Kawaki. Lo extrañaba. Quería tenerlo en sus brazos, besarlo, que le diera mimos. Necesitaba estar a su lado. Temía que sus pesadillas se hicieran realidad, ¿y sí moría en la guerra? Cabía la posibilidad de que eso ocurra. El rubio capturó algunas fotografías al alzar y luego algunas acompañadas con Riri. Posaron un rato entretenidas y siguieron hablando sobre el intenso calor. Hasta que en un momento, mencionaron a Kawaki y la dichosa guerra. El semblante de la peliazul cambió por completo.
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Siempre A Tu Lado (KawaHima)
FanfictionHimawari se enamora de su vecino Kawaki. Está por ser ascendida a Teniente y tiene muchos pretendientes, sin embargo, prefiere seguir a ese chico que la vuelve loca, es descuidado y es difícil de domar. Lo que no sabe es que cuando dejen de verse...