— Hola. ¿Cómo está? Mucho gusto —digo por la que parece ser la milésima vez esta noche, estrechando la mano de un sujeto que no deja de mirar el exagerado escote de mi vestido.
— Tu cita de esta noche es muy bonita —dice el hombre, obviamente no a mí.
Todos me estrechan la mano y le hablan al Doctor como si yo fuera un maniquí.
— Así es, es muy bonita —le responde el doctor, mi "Daddy" mientras me acaricia la baja espalda.
Lo miro y le sonrío, no es muy apuesto, pero sí muy dulce y tierno y eso lo compensa. Esta noche es la gala de la clínica donde trabaja, me ha comprado un vestido muy caro y bonito y no pude resistir a su mirada cuando me pidió que fuera su cita para hoy.
Miro a mi alrededor, me gustaría comer algo, pero no sé dónde está la mesa de bocadillos, no tuvimos tiempo de recorrer nada del salón desde que llegamos, pues la gente se acercó a saludarnos apenas entramos. Del otro lado de la pista de baile repleta de vestidos largos y esmóquines caros logro divisar una fuente de chocolate. Se me hace agua la boca. Tengo que ir.
— Daddy —le digo usando mi voz de niña, siempre funciona—, ¿Podemos, por favor, ir a la fuente de chocolate?
—le hago ojitos, pestañeo haciendo puchero, deseando que me diga que sí.— Sí, querida, apenas la fiesta termine tendrás todo lo que quieras.
Maldita sea, no me pone atención. No es como si pudiera hacer berrinche tampoco, se supone que debo ser sofisticada, a la altura del gran doctor y su gala de caridad. Supongo que le haré pagar por esto luego... Si es que no me desmayo por una baja de azúcar.
— ¡Marvin, hola! —escucho que dice una voz, una voz que me suena conocida.
Me detengo en mi contemplación de mi vestido y activo el poder de todos mis sentidos para comprobar que no es quien parece que es.
Calma, Harriet, no entres en pánico, me digo y trato de tomar una profunda respiración.
— Hola, Philip, ¿Cómo estás?
Ay, mierda, sí es él. Trágame, Tierra.
Levanto la mirada, esperando que no esté tan cerca, quizás pueda seguirme la corriente si le hago una señal. Lo miro a los ojos y le suplico con mi mirada mientras niego con la cabeza "por favor, no me reconozcas".
— Todo bien, no me quejo —dice apartando sus ojos de los míos y enfocando su atención en mi pareja—. Veo que este año trajiste una cita, es bueno verte tan bien acompañado —dice y el doctor se ríe, no sabía que normalmente no traía a nadie a estos eventos y siento un calorcito en el pecho por la ternura que me produce—. Un gusto —me dice Philip, sacándome de mis cavilaciones.
— Mucho gusto —le respondo—. Soy Eugenia.
— Eugenia —repite él y luego de una pausa agrega—. Soy Philip.
Estrecho su mano dejando escapar un gran suspiro. El esfuerzo parece ser demasiado porque de repente me siento mareada, después de todo, no he comido en todo el día. Siento un par de manos que me sostienen y las voces llegan a mí como debajo del agua.
— Te ves pálida, querida —me dice el doctor con voz de preocupación, mi vista vuelve a la normalidad y el salón deja de girar un poco—. ¿Te sientes bien?
Muevo mi mano restándole importancia, esperando mi voz no me falle cuando decida hablar.
— Estaré bien con un vaso de agua, no te preocupes.
Escucho a alguien saludar mientras se acerca a nosotros así que le sonrío a mi cita y le indico la mesa de los bocadillos, él intenta dar un paso hacia mí, pero el extraño lo sujeta del brazo y entabla conversación con él. Mientras me concentro en caminar sin caerme noto que Philip aún sostiene mi mano y me sigue en mi camino a la barra. Una vez allí intento contenerme, pero comienzo a comer apenas puedo.
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Di mi nombre [DMN1]
General FictionHarriet Casanova es una estudiante de Derecho de la OP University que, a pesar de destacarse en sus estudios y ser bastante agraciada, mantiene generalmente un bajo perfil. Tiene una relación seria hace años y sus amigas en la universidad creen que...