Capítulo XXI

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Sé que llorar significa que ella me ganó... Y técnicamente no está equivocada... Pero no puedo contener el llanto cuando me meto bajo la ducha. Marvin podría morir, muchas cosas podrían salir mal y a la mocosa esa le interesa saber si él me paga o no.

Tengo un montón de cosas en la cabeza y no dejan que me duerma. Volteo e intento acomodarme durante toda la noche, pero no es hasta ver los primeros rayos del sol que puedo apagar mi mente y dormirme.

Cuando despierto todo está en silencio, ni siquiera se escucha el ruido de la calle. Mientras como mi desayuno caigo en cuenta de que no sé qué hora es y quizás debería averiguarlo.

Mi teléfono tarda en encender y, cuando lo hace, me informa que es entrada la tarde y que al fin he dormido más de ocho horas seguidas. El aparato no deja de vibrar y avisar de mensajes y llamadas perdidas, que ignoro, hasta encontrar un mensaje de Catalina que me avisa que hoy tiene turno de noche y que Ana ha firmado, por lo que la cirugía se realizará mañana en la tarde.

Doy un largo suspiro de tranquilidad y termino mi desayuno en calma. Ana debe estar todavía en el hospital, lo que me da un par de horas para ir a buscar los libros y otras más para ir a dejarlos.

En el auto de Marvin conduzco hasta su casa y en menos de cinco minutos estoy de vuelta, conduciendo hacia el hospital con los pesados libros en mi poder.

Pienso en dejarlos en la estación de enfermería e irme de inmediato, pero prefiero esperar a que el turno de Catalina comience para entregárselos en persona.

En las horas que tengo que esperarla, me entretengo contestando mensajes que había estado ignorando por días. Félix está feliz de que haya logrado descansar al fin y de que la cirugía de Marvin se realice pronto. Alannah pregunta si podemos vernos porque quiere conversar algo conmigo y me comprometo a confirmarle el lunes, cuando tenga más claridad en la situación de Marvin. Violeta quería saber cómo estaba todo por aquí. Vernon se alegró de que al fin respondiera. Y Philip... Philip envió muchas disculpas a las que no quiero responder.

— ¡Hola, hola! —escucho la voz de Catalina avanzar por el pasillo y me apresuro hasta el lugar.

La veo conversar con las enfermeras de la estación y luego revisar expedientes y comenzar su ronda. Espero a que la termine para hacerle un saludo con la mano desde mi distancia y apuntarle a los libros que traigo en mis manos. Ella me hace gestos para que me acerque mientras avanza hacia mí.

— No quiero otro escándalo de Ana —le digo en tono de disculpa.

— Ana no está —me tranquiliza y me invita a acercarme, pasando un brazo por mi espalda y empujándome suavemente.

Socializo un poco con las chicas de la estación y le entrego los libros a Catalina.

— Esto es mucho —dice ella al dejarlos sobre el mesón.

— Uno de ellos estudia la enfermedad y el otro, con los post-it, estudia el tratamiento —explico—. Traje ambos por si acaso.

— Leeré lo más que pueda antes de la cirugía.

— Gracias, Catalina —digo y la abrazo, sabiendo que no es propio de mí.

Si alguien en este hospital puede hacer algo para salvar a Marvin, esa es Catalina.

— Los iré a dejar con mis cosas para no olvidarlos —dice cuando nos separamos y acaricia mi mejilla, dándome seguridad—. No te preocupes que haré todo lo que esté a mi alcance para que Marvin se recupere.

Ella se dirige por el pasillo hasta perderse y tomo sus últimas palabras como despedida. Tomo mis cosas para salir de ahí y de pronto escucho una voz decir mi nombre.

Di mi nombre [DMN1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora