Capítulo XXIV

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Una parte dentro de mí grita que estamos bien, que ya la tormenta ha pasado y que eventualmente las cosas volverán a su lugar, pero mi intuición dice lo contrario.

Debajo de toda la ternura y preocupación que parece mostrar, hay un descuido gigante, las preguntas que me hace son rutinarias y los temas de conversación siempre vuelven a él, incluso su preocupación tiene debajo un interés porque lo que sea que yo siento no le afecte negativamente.

Estas y otras ideas se pasean por mi mente mientras Marvin duerme plácidamente junto a mí en su cama. Me digo a mí misma que no lo vale y me levanto en busca de una compresa fría que poner en mi pie.

A mitad de la escalera siento el ruido proveniente del televisor de la sala y sólo he avanzado un par de escalones más cuando escucho una sofocada risa. Me toma poco tiempo darme cuenta de que es Maggie cómodamente sentada en el sofá viendo lo que parece ser una comedia, así que decido moverme con todo el sigilo del que soy capaz para no sobresaltarla.

Y mi plan habría funcionado correctamente de no ser porque el hielo se rehúsa a salir de la cubeta en silencio.

Maggie llega corriendo hasta la cocina acomodándose el uniforme y sonriendo en tono de disculpa e insiste en que me siente para que ella pueda encargarse de todo, sin importar lo mucho que le argumento que no hay problema y que puedo sola.

—No, no, no —me dice sin inmutarse—. Yo puedo hacerlo y así usted descansa, para eso me contrataron.

— No es cierto —digo sin dejar que tome las cosas de mis manos—. Ya es tu tiempo de descanso y yo sólo quiero una bolsa con hielo.

— No lo es, aún. Estoy despierta para la medicina del doctor en unas dos horas.

— ¿Es muy pesado el trabajo? —pregunto sentándome con el pie en alto. para apoyarme la bolsa con hielo.

— Un poco —admite—, pero no es molestia. Parece harto, pero tengo mucho tiempo libre. Cuando trabajaba con niños usaba el tiempo libre para hornear o hacer postres, pero al doctor no le gustan, así que tengo que buscar qué cosas hacer.

— ¿Le gusta aquí? —pregunto con interés.

— Sí, es agradable —responde ella.

— Marvin es así —le sonrío—, un poco mandón pero agradable.

Se hace un breve silencio y ella duda mientras me mira.

— ¿Puedo preguntarle algo? —dice y yo asiento con la cabeza—. ¿Usted de verdad lo quiere?

— ¡Vaya, directo al grano! —exclamo entre risas y ella se sonroja—. Sí, lo aprecio mucho, lo quiero. Sé que no es lo que uno esperaría.

Ella se apresura en explicarse.

— ¡Oh, no! No quise decir eso, para nada.

— Tranquila, no es la primera vez que me pasa. La verdad es... —comienzo sin querer—. La verdad es que me preocupo tanto por el que sé que no puedo ser todo lo que él quiere y creo que debo terminar esto.

— ¿Por qué dice eso? Él se ve muy feliz con usted.

Sonrío ante su comentario e intento que mi explicación sea fácil de entender.

— Quizás sí —admito—, pero es en base a una mentira. Me sigue diciendo Eugenia a pesar de todo y no puedo más con el peso de que pretende que reemplace a su esposa fallecida y a su hija desaparecida al mismo tiempo. Sólo esperaré a terminar mis exámenes finales y que él se recupere para ponerle un fin a todo esto.

Maggie me acerca el rollo de papel de cocina y sólo por eso me doy cuenta de que estoy llorando. No tengo idea de porqué, pero no tengo ningún control sobre las lágrimas que caen rápidamente por mis mejillas.

— Sabe qué —dice de pronto, llamando mi atención—, le prepararé algo para alegrarla, aún tengo dos horas para despertar al doctor.

Comienza a moverse por la cocina abriendo cajones, cortando cosas y cocinando otras. Me cuenta de su vida, de su trabajo anterior, del programa que estaba viendo y, antes de darme cuenta, nos sentamos juntas en el sofá a comer sándwiches y reírnos frente al televisor.

Cuando ya es hora, subimos juntas las escaleras y mientras ella despierta a Marvin para que tome su medicina, yo me instalo en la habitación contigua y me sumo en un profundo sueño.

En la mañana, el chofer me lleva temprano hasta mi departamento, Marvin se despide fríamente de mí y mientras subo los escalones del edificio, mi resolución de dejarlo se vuelve aún más fuerte.

Me paso las semanas siguientes desdoblándome entre mis exámenes, revisando las opciones de departamento y fingiendo que todo está bien cuando estoy con Marvin.

Maggie hace que todo en casa me sea agradable, me malcría y me hace reír cuando Marvin no está a la vista para mantenerme de buen humor.

Carol, la corredora de propiedades que me ha recomendado Philip, es un amor también; me facilita mucho las cosas, hace todo lo posible para que encuentre el departamento que necesito y prepara todo para que pueda cambiarme lo antes posible.

ꕥꕥꕥ

Al salir de mi último examen, con los tacones torturando mi tobillo y Emma quejándose de su calificación junto a mí, recibo una llamada de Carol.

— El dueño dice que puedes cambiarte este fin de semana si lo deseas —me dice sin preámbulos, como siempre.

Me cuesta unos segundos dejar de boquear como un pez y encontrar las palabras para hablar.

— ¿Es en serio? —pregunto.

— Por supuesto. Lo pides, lo tienes.

— Eres la mejor, Carol —digo entusiasta.

Accidentalmente atraigo la atención de Philip, pero lo ignoro mientras Carol me da más detalles.

— Mañana vamos a firmar el papeleo —dice—, ¿puedes a eso de las 3? En mi oficina.

Antes de que termine de hablar, ya estoy asistiendo.

— Ahí estaré, muchas gracias. —Me corta.

— ¿Buenas noticias? —pregunta Emma ante mi expresión.

Philip se encuentra unos metros detrás de ella y disimuladamente tiene su atención en nuestra conversación. Mi nuevo departamento es en parte gracias a él y secretamente lamento no poder acercarme a decírselo.

— Las mejores —digo con una sonrisa—. Carol me ha encontrado un departamento genial y me mudaré durante el fin de semana —le explico y de reojo veo a Philip sonreír satisfecho.

Emma salta de emoción a mi lado y hace una veintena de planes para la mudanza y la celebración mientras yo sólo me limito a sonreír.

Todo está saliendo de maravilla; el lugar nuevo, todos mis exámenes aprobados, las cartas de recomendación que me han dado mis profesores para comenzar a trabajar y las vacaciones recién comenzando. Sólo me falta la tranquilidad mental de dejar ir a Marvin para que el año termine espectacularmente.

Di mi nombre [DMN1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora