Me toma un par de segundos reaccionar, mis ojos pasan de Philip a Catalina y de vuelta, me fijo en la cara de ella, me parece que le ha alegrado verme y por ella decido seguirle el juego, de todas formas, ya nos íbamos.
— Señora Catalina —le digo con una sonrisa y ella se hace la ofendida, me cubro la boca dramáticamente con las manos y me corrijo—. Perdón. Catalina —me quedo ahí mientras ella besa mis mejillas y luego se aleja—. Qué sorpresa encontrarlos aquí.
— Ay, linda, lo mismo digo —me escanea por completo con sus ojos y luego posa su atención en mi acompañante.
— Él es Félix —le digo—, mi novio. Cielo, ella es Catalina, quien me curó la mano por lo del accidente y eso —él y Catalina se estrechan la mano y Félix le agradece comentándole lo torpe que soy, luego me mira y finalmente fija sus ojos en el hombre detrás de ella—. Y él es mi profesor, su esposo, el señor Gregory.
De reojo veo a Philip tensar la mandíbula al referirme a él como mi profesor y luego da dos pasos adelante para estrechar la mano de Félix y balbucear un saludo. Pasan otros segundos hasta que la alegría de Catalina nos saca de nuestra estupefacción.
— Bueno, no nos quedemos aquí parados —dice alegre—, vamos a una mesa.
— Nosotros estábamos por irnos —le digo y tomo la mano de Félix.
— Pero ¿cómo así? —hace un pequeño berrinche infantil y se cruza de brazos—. Vamos, es sólo un trago.
— Querida —le dice Philip y posa una mano en su delgado hombro—, estoy seguro de que tienen otros planes.
Abro la boca para secundar lo dicho por mi profesor, pero Félix me aprieta suavemente la mano y habla antes.
— En realidad no tenemos ningún plan —veo la travesura en su sonrisa y me mira con ternura—. Luego de lo que han hecho por Harriet, lo menos que podemos hacer es compartir un trago con ustedes.
Catalina da unos saltitos en el lugar mientras aplaude rápidamente, nos toma de las manos y nos lleva hasta una mesa para cuatro. Miro atrás hasta Philip y le suplico con la mirada que detenga esto, él me devuelve la mirada y levanta los brazos indicándome que ha sido derrotado y que Catalina se ha salido con la suya.
Termino sentada entre Félix y Philip, con Catalina frente a mí, quien se apresura a ordenar unas bebidas y bocadillos. Philip está tenso a mi lado, hasta su usualmente desordenado y rebelde cabello parece haberse quedado congelado en su lugar, evita a toda costa mirarme y se mantiene fuera de la conversación.
Catalina nos cuenta una graciosa historia sobre sus hijas y cómo tuvieron que decirles que irían por una sorpresa para ellas cuando las dejaron con la niñera.
Félix y Catalina se enfrascan en una conversación sobre medicina que no entiendo, pero no me siento para nada como una extraña esta vez; sonrío sin querer cuando ellos sonríen y acaricio la mano de Félix cada vez que Catalina le felicita por alguna cosa.
Por el rabillo del ojo veo cómo Philip va relajándose poco a poco y hasta pone atención a la conversación. De repente, me habla.
— Creí que la medicina no era tu área —me dice susurrando—, pero veo que no te llevas nada mal con ella.
— ¿A qué se refiere? —le hablo también en susurros.
— Tienes a dos exitosos cirujanos y un entregado enfermero encantados contigo —menciona como si nada.
— Mi torpeza es encantadora —le digo y bebo de mi vaso, un jugo de frutas demasiado espeso y muy poco dulce para mi gusto.
— No me cabe duda —dice obviamente más cómodo y se sonroja ligeramente.
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Di mi nombre [DMN1]
General FictionHarriet Casanova es una estudiante de Derecho de la OP University que, a pesar de destacarse en sus estudios y ser bastante agraciada, mantiene generalmente un bajo perfil. Tiene una relación seria hace años y sus amigas en la universidad creen que...