Escuchaba su llanto y escuchaba como se movía de un lado a otro, intentando decir algo o gritar. La mordaza la mantenía limitada y sus manos estaban atadas en su espalda. Cada vez que parábamos por un semáforo, daba patadas a las puertas o volvía a intentar gritar, pensando que alguien la vería o escucharía. Ella tal vez no se daba cuenta que cada humano vive en su mundo, centro de su todo y creyente de que si él está bien, su alrededor también lo está. Su inocencia no la dejaba ver que los egoístas no voltearían su rostro y la ayudarían... Nadie la salvaría, nadie la escucharía, a nadie le importaría y de eso estaba seguro. Necesitaba hacer un show público para que esos que dicen ser generosos y buenas personas la ayudaran, pero dentro de mi auto, con vidrios que no dejan ver qué sucede en el interior y tan fuertes para prevenir que una bala lo atraviese, ella se encontraba sola.
-Ya, silencio- gruñí y la vi por el retrovisor. Estaba ya en posición fetal, apoyada contra una de las puertas, empapando la venda que cubría sus ojos con lágrimas- Eres tan patética ¿de qué te sirve llorar?-ni se movió, se mantuvo inerte el resto del viaje-
No mucho después llegamos a nuestro destino. Era un viejo edificio en los suburbios de Londres, a unos 20 minutos más lejos de la ciudad que mi casa. Jared llamaba este lugar "el barrio fantasma" porque vivía muy poca gente y la mayoría eran delincuentes, gente de escasos recursos que preferían robar, matar y crear problemas que salir de la pobreza y superarse. Definitivamente aquí a nadie le importarían sus gritos, todos sabían que hacer en estos casos. Callarse, encerrarse y pretender que nada sucede. Me conocían a mí, sabían quién representaba un peligro, a quien respetar y a quien debían incubrir.
Tomándola de un brazo la hice entrar al edificio, quité su venda de los ojos y la boca para hacerla subir por las escaleras. Ella me miró y giró su mirada a un chico que iba bajando con una patineta en la mano.
-Hey, hey, ayúdame porfavor. Niño, por favor-lloraba, rogando al muchacho que solo la vio con cierta compasión en sus ojos- Llama a la policía, por favor.
-¡Eres un puto dolor de cabeza! Muévete-la empuje. Subimos tres pisos por las escaleras del edificio y llegamos al apartamento de Rodrigo, un viejo amigo mío-
-Suéltame, maldito idiota, cuando me libre de ti haré que te maten o te pudras en la cárcel, hijo de puta- tales maldiciones parecían parte de un divertido juego cuando salen de su boca. Es demasiado pequeña e infantil para tenerle miedo a sus amenazas además de débil. Mientras más se sacudía, más apretaba su delgado brazo. Llegó el momento en el que cedió al dolor y empezó a quejarse, llorando más- Me duele, no sigas-sin hacerle caso, toque el timbre nuevamente y esta vez sí escuche voces adentro-
-¿Flame?-dijo el moreno, con una estatura poco menor a la mía y una barba espesa. Sus ojos brillaban de lo oscuro de eran y su sonrisa era perfectamente blanca- Hermano, meses sin verte-luego vio a la chica. Su cabello se pegaba a su rostro a causa de las lágrimas y su cuerpo temblaba aún- Uff, hermano, creí que los secuestros habían terminado.
-Odio hacer esto, no es mi trabajo, pero no tengo de otra-la empuje al interior y la tire en un sofá- quédate quieta, Tess, igual de aquí no puedes escapar- puse seguro a la puerta y Rodrigo, el moreno dueño del apartamento, puso llave para guardarla. Todo el lugar estaba asegurado con chapas especiales, barrotes en las ventanas y sin lugar de escape, perfecto para los secuestros que al inicio de mi vida laboral con el Sr. Parker eran frecuentes-
-¿Qué crees? ¿Qué soy un perro?-el ceño de Tess se frunció, notablemente aterrada -
-Maldita sea, ¡Solo cállate!-mis puños se apretaron- ¿No tienes miedo o no tienes ni idea de lo que puedo hacer si simplemente me aburres?
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Fuego || Z.M.
Fanfiction"nunca conocí lo que es el amor ¿Cómo quieres que sepa como se siente o como se da?" Dentro de un alma en llamas y un corazón oculto en la oscuridad puede existir amor.