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6 años pasaron. 2 de vivir en Latinoamérica y 4 en Europa. No había tocado un arma en casi 4 años y finalmente pisaba tierra londinense luego de mi huida.
Tenía una nueva identidad, había asistido a terapias, solté mucho de lo que fui, superé mucho de lo que me retenía e incluso quise limpiarme de lo que me ataba a mi otra vida. Parte de mi dinero terminó en manos de Tess, fue complicado, pero lo creía justo... Pero nunca hice más a eso, quería desligarme de ella, aunque existieran sentimiento aún en mí.

Mantenía mi cabello diferente, barba larga y un nuevo estilo al vestir. Mis tatuajes mas vistosos o los había removido o tapado con otros, aun me sentía como otra persona al espejo. Mi vida estaba reformada en Noruega, era un pacífico ciudadano ingles que había llegando a estudiar y se quedó a vivir ahí. Tenía un trabajo, una bellísima novia y dos perros... Jacket aún me acompañaba a pesar de sus canas y la pesadez que cargaba todo el tiempo por su vejez.

-¿Set?-alce la mirada hacia el chico que me llamaba, leyendo el vaso de café-

-Gracias-le susurré al chico, tomando el vaso y llevándolo a una pequeña isla donde estaban los complementos- aún no, cariño, por el momento me compré un café y ya en un momento iré-sostuve el celular contra mi hombro y oreja, poniéndole 3 sobres de azúcar de una vez a mi café. Un chico al frente mío juzgó mi decisión y yo solo le alcé una ceja. Se removió en su asiento incómodo y apartó la mirada, al menos aún tenía esa mirada para momentos como esos-  ¿Perdón?

-Que quisiera acompañarte a hacer esto, sé que es importante para ti-su tomo era triste, pero yo sonreí y le negué-

-No te preocupes, tal vez es algo que debía hacer solo-tome bien el teléfono y lleve a mis labios el café. En verdad, solo no quería a exponerla si algo salía mal- Bueno, será un buen paseo para el viejo... Me voy ya cariño, te amo.

-adios, amor, yo a ti... Cualquier cosa me llamas ¿Si? Sabes que cuentas conmigo-pude visualizar su sonrisa que marcaba sus hoyuelos y me sentí conmovido- bye.

Guarde el celular y salí tomando mi café, tomé la correa de Jacket, que me esperaba paciente, amarrado a un poste fuera del establecimiento.
Luego de una media hora de caminar, llegue al cementerio. Era el cementerio municipal de Bradford, mi pueblo natal... Miré a Jacket y metí mi mano en el bolsillo de mi chaqueta, tomando un pequeño papel.

-efectivamente, aquí es-suspiré, leyendo el encabezado de aquella historia. 07/12/1998, esa fecha fue publicada la historia del padre que asesino a toda su familia, dejando a un niño de 5 años huerfano. Tantos años me había llevado atreverme a buscar y llegar, ver la tumba de mi madre y decirle el te amo que me guardaba desde mis 5 años-

-Buenas tardes-una voz me llamó a mi derecha y me giré para encontrarme a un delgado señor, ya con varios años encima y ropa sucia de tierra. Sus guantes me avisaban que estaba trabajando en alguna tumba- ¿Qué buscas, muchacho?

-La tumba de Tricia Brannan-informé, sonriendole al señor-

-Ah, ya sé donde está, vamos, lo llevo-me hizo una seña para que lo siguiera y asentí agradecido. Hice que Jacket se pusiera nuevamente de pie y caminé tras el señor. En un momento gruñi y él me volteó a ver-

-¿Pasa algo?

-No se me ocurrió traer flores o algo-suspiré-

-no te preocupes, muchacho, ya tiene unas -fruncí mi ceño- me sé donde está la tumba por una chica que viene a poner flores 2 veces al año... Ya van 3 años o 4.

-¿Una chica?-murmuré confundido- ¿Le ha dicho que parentesco tiene con Tricia?

-Si si, una chica castaña, bajita, es jóven, creo que ni 30 tiene-se quedo en silencio un momento y se detuvo, señalandome una placa en el suelo- ahí esta... Y la chica, pues, solo me dijo una vez que no es familiar, que lo hace por alguien más-mi corazón se detuvo un momento y sentí como el color se fue de mi rostro. Sacudí ligeramente la cabeza y aclaré mi garganta-

-ya... Creo que sé quien es.

-¿Y tú si eres familiar?-me acerqué y no pude leer, sentí las lagrimas subir por mi garganta-

- soy el hijo... Y es la primera vez que vengo-suspiré y el señor cambió su semblante. Asintió y sonrió-

-los dejo solos entonces-se alejó sin prisas y cuando al fin estuvo suficientemente lejos, me deje caer de rodillas ante las 3 placas que marcaban el nombre de mi madre y 2 hermanas-

-mamá-murmuré y las lágrimas empezaron a caer- lamento haber tardado tanto- con la mano temblorosa acaricié las tres placas. Miré a la derecha y con la mirada nublada vi las flores marchitas. Era abril, ya el ramo que Tess había llevado había perecido- gracias -dije para el aire y volví a la placa- ella... Si te cuento de ella te decepcionadas del hijo que tuviste, madre -Jacket lamía mis lágrimas- pero ella fue la razón que ahora esté bien y esté aquí, contigo-acaricie a mi perro y sonreí- perdoname... Pero te amo, yo quisiera haberte protegido...

Perdí la noción del tiempo hablandole a la nada, a esa placa que sin vida, era lo mas cercano que tenía de mi madre. De alguna manera me sentía reconfortado y animado, con el pecho lleno de fuego, pero un fuego cálido y amigable, un fuego como amor de madre.
finalmente era hora de irme, debía volver al hotel ya que empezaba a oscurecer. En mi salida me despedí del señor y pedí un uber al hotel... En aquel camino, sin controlar mis impulsos, busqué a Tess en redes sociales, solo para darme cuenta que aún vivía en Londres... Casada con un chico apuesto. Sonreí para mi mismo al ver su última foto en instagram, presumiendo a su esposo. Su cabello había vuelto a ser castaño, sus hermosos ojos verdes seguían siendo igual de inocentes y su rostro, aunque más maduro, seguía siendo el mismo. Me sorprendí al notar que en 6 años no había buscado nunca de ella, por mi propia salud o por el bien de ella, pero la había cortado de raíz de mi vida.

En la cama del hotel, pensaba con una molestia en el pecho... Deseaba verla, una vez más. Sin pensar dos veces, tomé mis cosas y salí de ese hotel a casi media noche hacia la estación de trenes.
Ahí iba yo, junto a Jacket, camino a Londres sin saber donde buscar... De la extraña ansiedad que revolvía mi estómago, no pude dormir y entre cambios de trenes y paradas, llegué a mi destino.

Eran las 3:30pm, esperaba paciente en una banca a verla, llevaba 5 minutos y no tenía valor de ponerme de pie y buscarla activamente. Conocía esa ciudad como la palma de mi mano y su historia de instagram me indicaba por el fondo, que estaba en ese parque con dos amigas, si no la veía pronto, entendería que se había largado y mi oportunidad había desaparecido.
Trabajaba en un gran restaurante y no había más, tenía poca información a mi disposición. Tampoco busqué demasiado, en verdad no quería saber más.

Suspiré alzando una vez más mi mirada de mi libro, viendo a Jacket corriendo libre por el parque. Corría y luego caía rendido por unos minutos, al menos el espíritu lo tenía jóven. Sonreí, pero pronto mi rostro cambió a miedo al ver que mi perro se ponía de pie y empezaba a correr hacia un niño que también corría en su dirección. No es que creyera que Jacket le haría daño, pero era un pitbull de casi 30kg versus un niño que no superaba los 5 o 6 años.

Iba a llamar a Jacket, pero mi voz se vio interrumpida por una chica que corrió hacia al niño de cabello negro.

-¡Caleb, alto hijo!-gritaba la chica. Alce con sorpresa mis cejas y casi dejo caer el libro de la impresión. Esa voz... Ese cabello-

Logro alzar al niño y Jacket se detuvo inmediatamente, viendo a la mujer y sacuendido su cola. Ella pareció aliviada y le decía algo al niño, pero por la distancia no escuchaba nada. Ella finalmente vio a Jacket y pude notar, incluso desde mi posición, como su rostro se extendió en sorpresa.

Unos hermosos ojos verdes miraban incrédula al perro que se sentaba sin quitar la vista de ella. Bajó al pequeño niño y se agachó a acariciar a Jacket. Su hijo también lo acarició, pero con un silbido, Jacket se puso de pie y empezó a correr hacia mí.
Tess miraba aún estupefacta a Jacket, siguiendolo con la mirada hasta encontrarme a mí. Su mandíbula cayo y lentamente, como dudando, sacudió su mano... Me había reconocido.

-Adios, pequeña-dije para mí mismo y con una sonrisa, le sacudí de vuelta la mano y me agaché a ponerle la correa a mi perro. Ella parecía desorientada, pero no con miedo o enojo... Desde mi posición podía notar incluso alguna felicidad dentro de esa sorpresa. Miro a su hijo que sacudía su mano hacia mí como su madre y luego me vio a mi nuevamente. Yo respondí el gesto y repetí mentalmente el nombre del niño- quien sabe -le murmuré a mi perro- tal vez soy padre -sonreí- bueno, vamos amigo... Cumplí mi cometido-reí sin separar mis labios y le di una última mirada antes de iniciar mi camino hacia el hote-

Fin

Fuego || Z.M.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora