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02. hoy no tengo ganas de hacer nada y me quedo pensado en mí cama.

Me quedé en el umbral de la puerta observando como Lola y las gemelas estaban bailando en ronda y no pude evitar reírme cuando Lola hizo una cara rara. Me enderece como pude y fui hasta ella, ni bien estuve a su lado, se encargó de encerrarme junto con las otra dos rubias para empezar a bailarme.

—Dale Valen, baila—acotó Agustina mientras, me daba un toque en la cadera con la suya, me reí y negué—Uh, dale.

—¿Donde esta el baño?—cuestioné en su oído, ya que la música estaba al palo. Esta se separó un poco para mirarme y me señaló las escaleras—Gracias.

Me di la vuelta y empecé a caminar con cuidado de no llevarme a nadie por delante, ya que había bastante gente amontonada y estaban dando todas las papeletas para que pasara la típica escena de que te tiraran la bebida en la ropa. Me agarré de la pequeña barandilla que había al lado de las escaleras para sostenerme, ya que mis cinco no estaban en orden como para poder caminar sin tambalearme. Ni bien llegue a la segunda planta, me pase una mano por la cara alborotando mí pelo y caminé por todo el pasillo hasta la puerta que tenía enfrente, la cual estaba más alejada que las demás.

En un acto reflejo y desesperación abrí la puerta, encontrandome con una habitación bastante grande, de color blanco con algunos detalles en colores pastel y un par de muebles; tanto los armarios como el escritorio y por si fuera poco tenía un gran ventanal pero eso no era lo peor, la habitación estaba ocupada por una persona que estaba sentada en la cama como un indio y con las manos en su cara.

La chica rubia, al darse cuenta de mí presencia, se sacó las manos de la cara y me miró con el ceño fruncido. Me quedé mirandola detenidamente; tenía la zona de los cachetes y de la nariz roja y los labios y los ojos más hinchados de lo normal, dando indicios de que estaba llorando.

Apesar de que no se encontraba en sus mejores condiciones era bastante linda y era media parecida a las gemelas más que nada a Mora, ya que compartían el mismo color de ojos. También se le caracterizaba por tener bastantes tatuajes en sus brazos.

—Perdón—fue lo único que alcance a decir después de haber estado observándola por un rato, bajo su atenta mirada. Y aunque no la conociera, tenía ganas de quedarme con ella para cuidarla y que me contará que le pasaba. Me hacía acordar a Lola cuando estaba mal o cuando le agarraban esos bajones, lo que pasa es que no quería quedar como un confite y quedarme acá, de todas maneras, me animé a preguntar, me rasqué la nuca y la volví a mirar para entonces añadir:—¿Es-estas bien?

¿Justamente ahora me tenía que salir lo tímido?

La ojiverde se pasó una mano por la cara y tiro su cabeza para adelante para hacerte un rodete bien alto y volvió a mirarme fijamente, como si me estuviera analizando y eso me ponía bastante nervioso.

De un momento a otro, vi con una lágrima aparecía nuevamente en su rostro mientras recorría este con velocidad, no pasaron ni dos segundos cuando soltó un sollozo y se volvió a poner las manos en la cara. Trague en seco y con todo el alcohol en sangre, me acerque hasta la cama de la rubia para sentarme, no sin antes dejar la botella cortada arriba de su mesita de luz.

Cuando se hundió la cama, ella levantó la vista de nuevo y pude ver sus ojos todos rojos y aguosos, resaltando su verdadero color de ojos.

—¿Te jode si te hago compañía?—intertogué y cuando la vi negar, pude respirar un poco más tranquilo—Mirá, ya sé que no nos conocemos pero si querés me podes contar que es lo que te pasa, capaz te puedo ayudar y lo solucionamos, pero no llores más...—en un acto inconsciente lleve mí mano hasta su cara para sacar las lágrimas que estaban cayendo, pero me avive y la bajé.

¿Que haces Valentín? No seas confite.

La ojiverde se pasó la lengua por los labios y alzó la vista para mirarme nuevamente. Me encantaban sus ojos.

—Mi novio me cortó porque dice que cojo mal y bueno, como el es más chico que yo, cuando fue a Bariloche  se garcho a unas cuantas y ni bien volvió, me dejó—contó y noté como su voz se cortaba a medida que me iba explicando la situación—Me siento para el culo y encima eso no es lo peor, hubo veces que me levanto la mano.

En un acto inconsciente, apreté mí mandíbula al escuchar lo último.

—Que hijo de puta—mascullé y noté como la sangre subía por mis mejillas del enojo, levanté la cabeza y la vi llorando mas todavía—No llores más linda.

Y de un momento para el otro, sentí su cuerpo arriba del mío, abrazándome fuerte mientras notaba como mí remera empezaba a empaparse por las lágrimas de la chica. Después de unos segundos, ella se apartó y se pasó el dorso de mano por la cara para sacar sus lágrimas.

—Re confienzuda, perdón—murmuró antes de volver a mirarme, negué y le regalé una sonrisa de boca cerrada—A todo esto no nos presentamos. Me llamo Nala, ¿y vos?

Que lindo nombre.

—Valentín, decime Valen si querés—informé y apareció una sonrisa de su parte que no entendí. Capaz que sabía quién era porque su hermana me había estado volviendo loco toda la noche—¿Que pasó que te reís?

—Vos sos el famoso Valentín—anunció ella permitiendome ver su perfecta hilera de dientes—No paraban de hablar de vos hoy a la tarde...

Abrí los ojos un poco sorprendiendo por aquella información tan repentina, lo que causó su risa.

—Y por lo que se ve, Lola tiene razón—acotó provocando que volviera a fruncir el ceño—Sos un sol Valen.











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Es una mierda. Perdón 😭😭😭

sinag ; wosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora