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05. guardando el sufrimiento dentro del bolsillo.

Nala

Terminé de ponerme las botas y me miré por última vez en el espejo. Hacía bastante tiempo que no estaba tan agusto conmigo, ni que me veía tan linda, y más después de todo lo que había sucedido hacía dos semanas atrás en el boliche con mí ex novio, el cual me dijo barbaridades y comentarios bastante negativos.

Ayer habíamos ido al shopping con mis dos hermanas para renovar toda la vestimenta, más que nada yo ya que toda mí ropa pasaba a Mora y a Agus. Literalmente me volvieron loca las cinco horas que estuvimos ahí metidas, eran tan intensas que dolía, pero aún así las amaba. Me habían ayudado a elegir un vestido negro, mangas largas con una textura bastante extraña, junto con unas botas de color verde pantano, las cuales eran abiertas a los costados, eso era lo que me daba el toque y las hacia ver hermosas.

Como de costumbre Mora, me había maquillado y siempre nos utilizaba de prueba a Agustina y a mí, para probar maquillajes nuevos, le encantaba y estaba muy orgullosa de ella porque de vez en cuando se podía ganar su propia plata con eso, al igual que Agustina, a ella le encantaba todo lo que tenía que ver con los peinados y las uñas, y para que no hubieran preferencias, le estaba pagando un curso a mí hermana para que pudiera aprender con más profundidad lo que le gustaba. Desde chiquitas les apasionaba todo lo que tenía que ver con las estética y juntas eran una bomba, por lo que tenía entendido cuando fueran más grandes iban a montar su propio negocio; un centro de estática familiar, donde ellas ya daban por hecho que yo iba a trabajar también, ya que estaba estudiando relaciones públicas y fotografía. A todo esto, Lola tampoco se quedaba atrás porque ya la considerábamos parte de la familia y era una persona que se había vuelto esencial en esta.

Una vez estuvimos todas listas, bajamos y salimos de la casa para entrar en el auto de mí mamá, la cual nos llevaría hasta la casa de Lola, debido a que era el cumpleaños de Julia y nos había invitado a todos nosotros.

Después de hacer todo el recorrido, habíamos llegado a la casa de la castaña, donde ya tenía las puertas abiertas y se podían ver a un par de nenes chiquitos corriendo por todo el patio. Adoraba a los nenes y más a la hermana de Lola, que la consideraba como si fuera la mía, siempre que la veía la abrazaba fuerte y la llenaba de besos, era una cosita chiquita y hermosa, una réplica de Lola. Además, de que tenía un punto a favor porque siempre me dejaba consentirla y malcriarla.

Mis hermanas junto a mí mamá fueron las primeras en entrar a la casa, yo tarde un poco más porque vi a Julia corriendo por todo el patio, y no dude en seguirla para agarrarla y levantarla en brazos.

—Vení acá pequeño demonio—hablé acercándola a mi pecho, está frunció el ceño y giró su cabeza para mirarme, al darse cuenta de que era yo, una sonrisa apareció en su cara y enredó sus pequeños brazos alrededor de mí cuello—Feliz cumple hermosa.

—Gracias Na—contestó separándose de mí para mirarme y sonreirme a tal punto de que se me notaba su hoyuelo.

Sonreí con ternura y me acerque para llenarle la cara de besos y luego de recibir un par de "basta" entre risas por su parte, la bajé y dejé que jugará con sus amigos. Empecé a caminar hacia la casa y ni bien entre vi a todas las mamás sentadas en el sillón charlando, mientras que en una esquina estaban mis dos hermanas junto a Lola, y en otro lado estaba Mateo con otro chico que no conocía pero si sabía quién era, Manuel.

La castaña al darse cuenta de mí presencia, abrió los ojos de par en par y se acercó a mí prácticamente corriendo con los brazos abiertos y ni bien estuvo delante mío, se me tiro encima.

—¡Vino mí hermana adoptiva favorita!—chilló la ojiverde y no tardó en aparecer una sonrisa divertida en mí cara, la amaba.

Cuando se bajó, me dio un beso en el cachete y me agarró de la mano para arrastrarme hasta la cocina, donde abrió la heladera para sacar algo para tomar.

—Estas hermosa, Na—elogió la castaña mirandome de arriba abajo, y cuando volvió a centrarse en mí ojos, añadió:—¿Que querés para tomar?

—Con un poco de gaseosa con hielo está bien, Lo—expresé, está asintió y se acercó hasta la heladera para sacar la gaseosa y la vertió en un vaso:—Gracias.

—Me queda ir a buscar el hielo, banca.

Asentí y me acerqué hasta la mesada, donde había un paquete de Doritos abiertos y sin pensarlo dos veces, me los empecé a bajar.

—¿Pasaste hambre de chiquita vos?—preguntó una voz detrás mío, con un tono divertido. Me di la vuelta para encontrarme con el ojiazul y como pude trague todos los Doritos que tenía en la boca y en un acto inconsciente me chupe los dedos—A mí no me tentes haciendo esas cosas eh—siguió jodiendo y me reí, al ver que ese comentario iba con doble sentido, el se acercó hasta mí y plantó un beso en mí cachete:—¿Todo bien?

—Bastante, ¿vos? ¿Querés?—interrogué, extendiéndole el paquete de chisitos, este me miró por unos segundos y después a la bolsa para luego meter la mano y sacar un par—Sentite privilegiado porque no a cualquiera le convido.

—Ahora que te veo, mejor. Tranqui que después de que me hayas convidado no me lavo más mano, esos Doritos son sagrados porque son tuyos, obviamente—argumentó haciendome reír y evitando lo primero que había dicho—¿Mí campera como esta?

Me relamí los labios y esbocé una sonrisa bien amplia, cada vez que podía me ponía su campera, la amaba y era hermosa.

—De diez, pero te la voy a devolver para que tenga tu perfume de nuevo—comenté haciendo puchero, este soltó una carcajada, contagiandome a mí.

—Tambien hay otra manera de que tengas mí perfume—habló en un susurro y mirándome fijamente a los ojos.

Antes de que pudiera preguntarle cómo, la presencia de Lola hizo que ambos diéramos un par de pasos para que haya distancia, está nos miró un poco confundida pero después apareció una sonrisa socarrona en su cara.

—Acá tenés el hielo Na—dijo mientras me extendía la cubitera, le sonreí en modo de agradecimiento—Los dejó solos.









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vuelvo y con un capítulo tan pete que duele, no se si mandarla a borrador posta 🙄

sinag ; wosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora