—¡¡QUE NO!! —exclamó Junmyeon casi pateando como un niño pequeño.
—¡¡QUE SÍ!! —respondió Yixing deteniéndole la pierna y el brazo izquierdo a Junmyeon para que deje de pedalear. Del otro lado, el pobre de Sehun intentaba retenerlo sin mucho éxito pues era golpeado en la cara repentinamente—. ¡Si no quieres ir a un hospital, deja que Lulú te saque sangre para ver si tienes algún veneno ingerido! —Junmyeon creía que no era algo tan grave pero de repente su temperamento cambió a uno muy alterado e hiperactivo. Estaba algo enojado y con muchas energías. No quiso que trajeran a nadie ni que lo llevasen al doctor por lo que tendrían que hacerlo manualmente.
Luhan no sabía qué hacer pues éste otro no paraba de moverse y no quería dañarlo, lo necesitaba bien quieto—¡¡MALDITA SEA, DEJA DE MOVERTE!! —pidió Luhan algo estresado de que el otro no parase moverse y no le dejara tomar una pequeña muestra de sangre. Sabía con quien la llevaría pero primero debía hacer lo más difícil; conseguirla. Sehun sufría por tener que sostener su pierna y brazo siendo golpeado de vez en cuando. Yixing no es como si tuviera mejor trato pero ya estaba acostumbrado levemente a sus golpes. En la semana donde estuvieron juntos lo golpeaba de vez en cuando decía algo muy pervertido.
—¡Junmyeon entiende que acabaremos esto más rápido cuando pares de moverte tanto! —le dijo Yixing sosteniendo su brazo. Junmyeon negó volviendo a decir que no tenía nada. Sehun finalmente logró inmovilizarlo poniendo su pierna encima de la pierna de Junmyeon y sosteniendo su brazo con ambas manos. Yixing también lo inmovilizó pero él le sostuvo el brazo más arriba para que Luhan pudiese extraer la sangre de éste.
—¡Suéltenme idiotas! —miró la aguja y, es que no quería admitirlo, pero le tenía pavor a estas. Es una aguja que atraviesa alguna parte de su cuerpo y extrae sangre tuya, ¿acaso no suena perturbador? Además de que tenía un ligero trauma con las agujas desde su infancia—. ¡¡ALEJEN ESA MIERDA DEL DEMONIO DE MÍ!! —logró soltarse de Yixing golpeándole la cara a la vez que hizo que la jeringa saliese volando de las manos de Luhan. Sehun vio como venía un golpe a su cara por lo que lo soltó antes de que fuera golpeado liberándolo.
Junmyeon saltó de la cama y sacó una pistola del cajón dirigiéndola a quienquiera. Estaba apanicado e histérico—Junmyeon-
—¡No te me acerques! —le apuntó a Yixing quien alzó las manos demostrando que no quería atacarlo. Podía verse que. Tenía un reciente golpe en su mandíbula aún rojo, pero no se le veía enojado por el golpe—. ¡Y tú suelta esa jeringa! —dirigió la pistola a Luhan que se había agachado a buscarla y la había hallado, pero ahora la soltó y alzó sus manos como Yixing y Sehun. Junmyeon cerró sus ojos tratando de tranquilizarse.
—Creo que no podremos saber si estás envenenado —comentó Sehun mirando a los chinos. Estos asintieron dándole la razón. Yixing empezó a acercarse a Junmyeon con cuidado aún alzando las manos. Junmyeon le apuntó a Yixing verificándolo con la vista a ver si tenía alguna jeringa o aguja con la que podría ser dañado.
—No te queremos hacer daño, Junmyeon —argumentó Yixing cuando vio que Junmyeon no bajaba el arma—. No te vamos a inyectar nada si no quieres, ¿okey? Puedes bajar el arma —Junmyeon la bajó pero aún la sostenía preparado a lo que fuere—. Si quieres, puedo llevarte a casa y que descanses tranquilamente —Junmyeon suspiró y asintió. Yixing volteó a sus amigos y les pidió que lo esperasen en casa. Estos asintieron mientras el dúo salía por la puerta—. ¿Le tienes miedo a las jeringas?
Junmyeon bajó un poco la cabeza apenado y asintió—Tienes razón al decir que yo era rico, pero no era la mejor vida que pude haber tenido. Mi padre era un médico famoso pero tirano y malo en el fondo. Le robaba mucho dinero a familias de bajos recursos prometiéndoles curar al herido y... después... lo dejaba morir cuando aún no le terminaban de pagar. Muchas familias se endeudaron con él y varias jamás lograron terminar de pagar sus tratamientos —empezó a decir cuando ya estaban descendiendo al coche de Yixing—. Cuando yo me comportaba de manera rebelde, le decía sus defectos o no seguía sus expectativas, solía meterme inyecciones bruscamente en los brazos hasta que pidiera perdón y rogara por clemencia. La verdad es que yo mismo asesiné a mi padre cuando tuve la oportunidad pero aún no he podido superar ese miedo.
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La apuesta. |CORRIGIENDO|
Fiksi PenggemarAmbos son mafiosos. Han asesinado. Han robado. Han amenazado. Han hecho muchas cosas pero aún así, los mafiosos también sienten como el resto de los humanos. Ellos se enamoran del otro aunque saben que no les llevará a nada bueno. Al final, ellos sa...