-. ¿Por qué Él? .- {Larry Stylinson}

Extra 3: El chico y el joven.

- Marc -

> "Cárcel de máxima seguridad de Doncaster" / 11:37 am. <

-. ¡ 10 MINUTOS PARA EL ALMUERZO! ¡LEVANTENSE HOLGAZANES DE MIERDA! .- grito uno de los muchos guardias, la voz era lejana y opacada por los metros de distancia. Me mantenía sentado, con la espalda en la pared y las piernas cruzadas, en el suelo frío. Hacia tronar mis nudillos, entreteniéndome, esperaba unos momentos y los volvía a tronar.

Estaba en mi celda privada, con la mayor de las seguridades. Tenia ciertos lujos que los demás prisioneros no obtendrían ni aunque dieran un ojo por ello. Mi cama tenia un cómodo colchón y dos gruesas frazadas, en cambio, los otros solo dormían en una tabla dura e incomoda, con una delgada manta para cubrirse. Podía guardar mis pocas pertenencias en un diminuto velador en una esquina del lugar. Una mesa descansaba en el centro, donde regularmente me sentaba a cenar o escribir un poco. En las noches podía iluminarme con una blanca luz, al igual que el día - ya que no había ventanas y la puerta estaba hecha de metal puro, con una diminuta ventanilla para observar el interior-. Y tenia mi propio baño, con una ducha, lavamanos y un váter. Todas las paredes eran de cemento, gris y de un grosor que no sabría descifrar, siempre mantenía un frío en la "habitación", todos los días del año. No era la celda mas bonita del mundo pero al menos no tenia que cargar con la compañia de algún inepto, imbécil, psicópata, homosexual - no tenia nada en contra de ello, es solo que uno no puede dormir bien sin temer ser violado. A la mayoría les afecta la falta de sexo - o alguien que quisiera pasarse de listo conmigo cerca.

*Malditos inútiles*.

Escuche unos pasos acercarse a mi puerta, resonaban en las baldosas, acercándose a través de el largo pasillo. Tocaron con sutileza y pude sentir el miedo en el tono de voz de ese guardia.

*Mmm... uno nuevo*.

-. M-Marc, tienes veinte minutos para el almuerzo .- no respondí, tenia una radiante nueva idea en mi mente podrida por los años de estar encerrado. Sonreí sin poder evitarlo, con malicia. Como me encantaba hacer tiritar a esos "defensores de la ley" -. ¿M-Marc? .- tenia un nerviosismo palpable al mencionar mi nombre. Reprimí una risa burlona y ronca, me mantuve en silencio. Después de unos cuantos segundos escuche como abrían el candado y lo quitaban, después los pestillos y demás seguridades. Amplié mi sonrisa, sintiendo como los hoyuelos se marcaban en mis mejillas barbudas.

Me sentía poderoso.

La puerta se abrió lentamente, casi se podía oír el corazón de ese hombre, los fuertes latidos.

"¡Bum-Bum... Bum-Bum... Bum-Bum!".

Me tenia terror, su respiración lo delataba, era pesada y entrecortada.

Tenia miedo de morir.

-. ¿Marc? .- agache la cabeza, fingiendo dormir o estar inconsciente, oculte mi sonrisa con mi cabello largo y oscuro, unos pocos mechones ondulados me ocultaban los ojos. Recordé el cabello de Rebeca; largo, sedoso, lleno de rulos, con mechones dorados, achocolatados, brillantes como rayos del sol o como el mismo oro, cuanto la extrañaba... Sentí la presencia del hombre justo a mi lado, se arrodillo -. ¿E-Estas bien? .- y ya no aguante mas.

Rápidamente tome el cuello de su camisa, levantando el rostro, mostrándole mi enorme sonrisa torcida. Su respiración se corto con una exclamación ahogada, su piel se puso tan pálida como el papel.

-. Estoy de puta madre .- abrió los ojos, igualando a dos platos -. Solo un poco cansado de estar encerrado desde... .- parpadee un par de veces -. Disculpa, ¿que día es hoy? .- el hombre resultaba ser solo un joven, de unos veintitrés años promedio, de una estatura normal y de poca musculatura, había sospechado su edad por su voz, suave y un tanto aguda. Tenia unos ojos enormes, azules como el cielo, estaban abiertos hasta el tope, reflejando el absoluto miedo que le provocaba mi persona, tiritaba entre mis dedos.