Park Jimin caminaba a toda prisa por los pasillos de la universidad, mirando a todos lados, con el corazón latiéndole a mil por segundo. La parte más difícil había pasado, ahora solo debía cambiarse. Afortunadamente, era sábado y no había muchas personas en el lugar, pero el equipo de soccer llegaría a su entrenamiento pronto, y Jimin también debía asistir.
Refunfuñando entre dientes, volvió a mirar a su alrededor. No había nadie, así que entró al baño de hombres y… ¡Mierda! Gracias a su mala suerte, el pestillo de la puerta principal estaba dañado. Seguro fueron los del equipo de lucha.
—¡Malditos simios llenos de músculos y nada de cerebro! —murmuró entre dientes y dio un portazo demasiado fuerte al entrar.
Se metió a un cubículo; tenía que cambiarse lo más rápido posible. ¡¿Por qué esos jodidos cubículos tenían que ser tan pequeños?!
Empezó quitándose la peluca y la metió en el bolso. Luego el vestido, pero… joder.
¿Cómo diablos hacían las mujeres para usar esos malditos atuendos endemoniados?
Jimin no lograba abrir el cierre de la espalda y no podía dañar el puto vestido. Intentó de todas las formas posibles abrir la maldita corredera, pero no cedía. Estaba empezando a hartarse, y la estrechez del lugar no le ayudaba. Tomó aire. No había oído entrar a nadie y, si ponía algo contra la puerta principal, tendría más espacio para quitarse la ropa.
Sí, Park Jimin, uno de los chicos más guapos de la universidad y capitán del equipo de soccer, estaba usando ropa de mujer. La razón: estaba cubriendo a su hermana gemela, Park Minji. Su dulce y tierna hermana era su adoración, pero lo hacía meterse en líos.
Debió haberle dicho que no, ¿pero cómo hacerlo si ella le hacía pucheros? Ellos eran muy parecidos físicamente. Jimin muchas veces había golpeado a bastardos por decirle que tenía rasgos delicados como una chica.
Minji tenía una presentación de un proyecto para que, con su beca, fuera transferida a una muy buena universidad en Inglaterra. Pero, por los nervios, decidió tomar calmantes para dormir. Lo que sucedió fue que, en vez de tomar las gotitas de los calmantes, tomó laxantes, y eso llevó a que Jimin tuviera que reemplazarla vistiéndose de chica y presentando el proyecto en su nombre. Era la única opción. Afortunadamente, él mismo había ayudado a Minji a realizar cada punto del tema, y el decano pareció satisfecho.
Tomó el bolso y abrió la puerta. Desafortunadamente, al no estar acostumbrado a usar sandalias, se tropezó con sus propios pies y cayó con el pecho contra el piso, casi quedando sin aire y gimiendo de dolor. Claro que el dolor pareció desvanecerse cuando levantó la mirada y se encontró con unos ojos negros, totalmente asombrados.
—Mierda —fue lo único que se le ocurrió decir al rubio.
El chico frente a él parecía igual de shockeado que Jimin.
¿Por qué, precisamente, tenía que estar allí frente a Jeon Jungkook, el capitán del equipo de hockey?
¿Quién diablos no conocía a Jeon? Era, por mucho, uno de los chicos más populares de la universidad. Alto, con un cuerpo envidiable y un rostro extremadamente atractivo. Era el mejor del equipo de hockey, y todo el mundo babeaba por él.
Jimin lo miró muy nervioso. Jamás había cruzado una sola palabra con ese chico, a pesar de tener el mismo puesto en sus respectivos equipos. El pelinegro pareció salir de su trance y se acercó, tendiéndole la mano a Jimin.
—¿Te lastimaste? —preguntó.
Pero en su mirada aún estaba el asombro. Jimin quería que se lo tragara la tierra.
¡Es la última vez que te salvo el pellejo, Minji! —pensó al levantarse.
—Yo puedo explicar esto…
Jungkook negó con la cabeza y con las manos a la vez.
—Tranquilo, no tienes por qué explicarme nada. Si te gusta vestirte como chica, está bien, es un país libre.
—¡No! A mí no me gusta vestirme de chica. Yo no soy gay —dijo Jimin rápidamente.
—Yo nunca dije que fueras gay —contestó Jungkook con serenidad.
Jimin se mordió el labio inferior.
—¿Puedes, por favor, no decirle a nadie que me viste así? —pidió con el alma colgando de un hilo. No se imaginaba cómo sería su vida si los de su equipo se enteraban. Sería el hazmerreír de la universidad.
Jungkook le brindó una mirada tranquilizadora —Tranquilo, este será nuestro secreto.
Jimin dejó salir el aire que estaba conteniendo por el alivio —Puedes salir, por favor. Quiero quitarme esto —pidió nervioso.
El pelinegro asintió y se dirigió a la puerta. A Jimin le volvió la raíz del problema: el maldito cierre del vestido.
—¿Podrías ayudarme, por favor? Es que no puedo alcanzar el cierre.
Jungkook volvió a mirar a Jimin y tragó grueso —Claro.
Se acercó a la espalda de Jimin y, lentamente, abrió el cierre.
Los dedos de Jungkook rozaron la piel de su espalda. Jimin se estremeció y tragó grueso también.
—El rosa te queda bien —dijo el pelinegro antes de salir.
Jimin no entendió el comentario hasta que se sacó el vestido y vio el brasier que tenía puesto. Era de color rosa. Se sintió cohibido un momento, se quitó todo rápido y lo guardó en el bolso. Tenía que llegar a su entrenamiento.
Caminó, rezándoles a todos los dioses que Jungkook fuera un hombre de palabra y no le contara a nadie cómo lo había visto vestido.
Pero, sobre todo, no quería volverse a topar con Jeon en todo lo que le quedaba de vida.
Bebes lindos, aquí está mi nueva historia escrita con todo mi amor para ustedes, espero que les guste mucho y la le den estrellitas, u.U comunicando que en esta tampoco hay M-Preg...
Esta historia no se desarrollara en Corea, se dará en Stanford, California, USA.
Ojala sea de su agrado...
Jamás olviden que NeRakPotter los ama con todo su corazón.IMPORTANTE:
[Historia completamente creada por mi, quedan absolutamente prohibidas cualquier tipo de adaptaciones, Copias y por supuesto plagio, pido respeto como autora de mi trabajo
Gracias 😊]
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𝕰𝖑 𝕰𝖋𝖊𝖈𝖙𝖔 𝕯𝖊𝖑 𝕬𝖒𝖔𝖗 ³ ♡KookMin♡
ФанфикNO COPIAS, NO ADAPTACIONES, NO TRADUCCIONES, NO AL PLAGIO, se original puedes crear un universo maravilloso con tus propias ideas. Park Jimin, Capitán del equipo de Soccer y uno de los chicos más populares de la Universidad Stanford. Jeon Jungkook...