Julio 2016.
―Sí. ―dijo Hoseok sin aliento―. Sí, justo así.
Taehyung arqueó su espalda mientras una de sus manos bajaba por su pecho. Su atención puesta totalmente en Hoseok, contemplándolo a través de sus ojos entrecerrados.
―Eres perfecto ―siguió diciéndole Hoseok, en voz baja.
Mordiendo su labio inferior, peleó arduamente contra la vergüenza que luchaba por inundar su cuerpo por completo. Empujó sus caderas, jaló su cinturón con fuerza y observó la manera en la que los labios de Hoseok se entreabrían.
―Más duro ―murmuró Hoseok, con su intensa mirada sobre su cuerpo.
Lo hizo de nuevo, una y otra vez, hasta que Hoseok estuvo satisfecho.
―Atento con tu expresión ―advirtió Hoseok, tomando un sorbo de su botella de agua―. Luces nervioso. ―Caminó alrededor de Taehyung, inspeccionando desde su costado hasta su espalda y ajustando su posición.
El aire acondicionado sonaba fuerte y claro en la habitación del hotel , y Taehyung mantuvo su posición sobre la alfombra, respirando con dificultad. Era imposible tener las mismas comodidades de una sala de baile cuando estaban de tour, por lo que Taehyung decidió que sería buena idea practicar con Hoseok en la habitación que ambos compartían. Claramente no lo había pensando bien. Esa era la peor decisión que había tomado en toda su vida. Peor incluso que la vez que se había montado en un árbol ─cuando vivía en Daegu─ para tomar un par de manzanas y había terminado en el hospital con un hombro dislocado.
Las manos de Hoseok estaban en todas partes. En sus caderas, en su cintura, en su cuello, y era desconcertante, extraño y maravilloso, y sus pantalones empezaban a sentirse demasiado apretados, y su respiración estaba siendo demasiado fuerte. Nunca pensó que tener la total y absoluta atención de Hoseok sobre él podría ser tan adictivo, tan intoxicante, o que sus cumplidos pudiesen llegar a afectarle tanto.
―Coloca tus pies a la misma distancia de tus hombros ―murmuró Hoseok desde su espalda. Su grave voz descendiendo como un siseo a través de su espina dorsal hasta arraigarse profundamente en sus tripas. Luego, la mano de Hoseok se deslizó por la zona posterior de sus muslos para acomodar su postura y... brincó. En esos momentos era como una vara viviente, pensó franco, y había una candente electricidad que recorría sus venas y hacía corto circuito en su cerebro.
Era demasiado.
―Espera ―tartamudeó, alejándose un poco. Espacio personal ─eso era todo lo que necesitaba─. Si ponía algo de eso entre Hoseok y él estaría bien. Y es que prácticamente podía ver su rostro arrebolado en el reflejo de los ojos de Hoseok, y realmente necesitaba sentarse antes de que notara el bulto en sus pantalones. Se sentía nuevamente como en Rookie King: confundido, humillado, y quizás un poco excitado.
―¿Estás bien? ―preguntó Hoseok, preocupado―. Estás rojo. ¿Será que te enfermaste? ―Y colocó una de sus manos sobre la frente de Taehyung, quien tuvo que reprimir un gemido mientras todo su cuerpo temblaba.
―Estoy... estoy bien ―alcanzó a decir, alejándose de nuevo. Estaba realmente, realmente caliente―. El aire acondicionado debe haberse dañado, yo- Deberíamos llamar a recepción para informarles. ¡Tomaré una ducha!
―Pero si acabas de bañarte ―refutó Hoseok con confusión, pero Taehyung ya se había encerrado en el baño.
Apoyándose contra la fría pared, sintió cómo su cabeza giraba un millón de veces por segundo. De repente, su teléfono vibró en su bolsillo y casi gritó.
