Ilusiones

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-¡Hey chicos, habéis tardado un montón! ¿Cómo ha ido? - Tres de los jóvenes, Gonçalvo el portugués, Pep y Tomás, le sonrieron. Pep y Tomás pertenecían al puesto de Cala Millor. Juan Carlos de momento no enfrentó su mirada y se mantuvo callado. Gonçalvo el portugués dijo:

-¡Bufff! Lo de siempre, esta vez una chica muy joven, y guapa, ¿eh, Tomás?

El otro asentía con el rictus serio.

-¿Igual que los otros? ¿No estaban descompuestos?

-Lo mismo, como si estuvieron plastificados... al tocarlos... ufff, se te queda esa cosa, como una gelatina, pegada a los guantes...

-También hemos tenido una tarde dura aquí.... montones de picaduras de medusas.... Miguel no daba abasto... - dijo Odisea.

-Pues hablando de medusas, yo nunca había visto nada igual - Intervino Tomás, desprendiéndose del chaleco salvavidas - ¡Está todo infestado! Había un banco gigantesco, a medio camino... ¿Eh, Pep? ¡Había tantas que por poco no ha hecho que nos detuviéramos! La hélice las machacaba, pero ha llegado a un punto en el que no daba más de sí, ¿eh, chicos?

-¡Sí, que te lo cuente Pep! Metió la mano en el agua y se llevó lo suyo... ¡Ja, ja,ja! - exclamó Gonçalvo.

Todos miraron a Pep, él se observaba ahora la mano, sintiéndose el centro de atención.

-No es nada - musitó. - Aunque escuece como el fuego...

-Ahora subes y te aplico solución... - dijo Odisea.

De repente Juan Carlos, quien se había mantenido en silencio hasta el momento, dio dos palmadas en el aire. -¡Bueno! ¡Vamos! ¡A colocar la lancha!-. Todos se arrimaron a las asas de la zodiac, que permanecía en mitad del garaje, y la levantaron en vilo. -¡Más a la izquierda! ¡Ahí, pegada a la esquina, Pep!

La Venganza de la Tierra. Mare NostrumDonde viven las historias. Descúbrelo ahora