FERRY RAMON LLULL

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A aquella hora, en el espacio marítimo del sur de las Islas Baleares, bullía una frenética actividad. La gran mayoría de las pequeñas embarcaciones a motor, de los grandes yates de lujo y de los cientos de veleros de alquiler se estaba retirando hacia sus puertos de origen: había treinta y tres puertos deportivos en Mallorca, siete en Ibiza y dos en Formentera, todos a rebosar en Agosto y sin un amarre libre. Pero en medio del caos de caprichosas estelas blancas se destacaba una nave grande, lenta y parsimoniosa, que recorría aquella latitud invariablemente todos los días a la misma hora. Se trataba del ferry Ramón Llull, perteneciente a la naviera Balearia. La nave realizaba su travesía diaria de ocho horas de duración desde el puerto de Denia, en Alicante. Se dirigía a Palma de Mallorca haciendo escala en Ibiza, donde tres horas antes había desembarcado a ciento ochenta pasajeros, la mayoría jóvenes que se dirigían a Formentera. Aquel verano la paradisíaca isla de Formentera estaba recibiendo el número de visitantes más alto de su historia; de ello se había encargado un anuncio televisivo de la marca de cerveza Estrella Damm con la banda sonora de la canción Summercat, de Billie the vision & the dancers. Cientos de adolescentes soñaban, viendo el spot en la televisión y en internet, con emular a los tres protagonistas del anuncio y pasar unos días de absoluto y romántico frenesí en aquella isla del Mediterráneo a tan solo cuatro horas en barco de la península ibérica. Todas las plazas de ferry entre Ibiza y Formentera se habían agotado en pocos días desde que había empezado la emisión del anuncio en la mayoría de cadenas de televisión pública y privada.

La Venganza de la Tierra. Mare NostrumDonde viven las historias. Descúbrelo ahora