Jung Hoseok y Min Yoongi siempre estaban juntos, siempre, al menos desde el momento en que se habían conocido. Y luego de cinco años viviendo como una feliz pareja casada cualquiera creería que juntos funcionaban a la perfección.
Parecía, a simple vista, para las personas que los rodeaban, que ellos eran la pareja perfecta. Ambos con empleos estables, Yoongi trabajaba de ocasiones especiales en la compañía de Seokjin tocando el piano en los eventos que organizaba.
Hoseok en cambio era un asentado profesor de Literatura Clásica en la Universidad Nacional de Seúl de buena reputación, y excelentes notas valorativas que lo aprobaban como uno de los mejores en su rama de estudios.
Lo cierto es que ellos realmente no solían pelear mucho, luego de un buen par de años como un matrimonio consolidado lo normal sería que comenzarán a salir a la luz los disgustos por ciertas partes del otro. Superarán la fase de luna de miel, como otros ya lo habían dicho.
Pero nunca había sido así, e incluso si algo les disgustaba algo no llegaban a exteriorizarlo, creían que eran algo similar a la pareja perfecta. Aunque la verdad es que se encontraban bastante alejados de eso.
Había días que simplemente eran malos. Y era uno de esos días para Hoseok, un día en el que no pudo llegar a tiempo a clases porque su auto había emitido un horrible chirrido y se había descompuesto a la mitad del camino.
Un día en el que parecía ser la persona con la peor suerte en el mundo, pues su teléfono y su cartera se habían quedado en el escritorio de roble de la entrada de su departamento, y un día en el que tuvo que correr el resto del camino a la universidad, obligado a cancelar el examen planeado para ese día y tener que modificar su agenda completa.
Para su fortuna Namjoon, que era uno de sus compañeros de trabajo y, lo que podía catalogarse, como su mejor amigo tuve la suficiente empatía para llevarlo de vuelta a casa en su propio auto, luego de que ambos pasarán hasta el taller a dónde su carro había sido remolcado.
Había sido peor de lo que esperaba, e incluso si no le agradó tuvo que pagar por la costosa compostura, pues su auto era primordial en su vida.
Cuando entró al departamento se encontró todo justo como lo había dejado antes de salir a su trabajo, a excepción de que los zapatos de su esposo, que usualmente se encontraban acomodados en una de las orillas en la entrada, junto a sus sandalias, no se encontraban en su lugar.
Yoongi aún no volvía de su trabajo, era bastante comprensivo, a veces surgían eventos de la nada y él no tenía otra opción que aceptarlos, puesto que aún no podía encontrar un empleo como productor musical estable.
Hoseok lo comprendía, pero a veces era molesto que incluso en los días laborales se ausentará hasta entrada la madrugada. No había demasiado por hacer en casa, puso las pocas prendas dentro de la canasta de ropa sucia en la lavadora y espero un par de horas en caso de que Yoongi volviera antes a casa.
Calentó los espárragos que Yoongi probablemente había preparado por la mañana, junto al arroz cocido dentro de la pequeña olla de arroz y un poco de kimchi fermentado que nunca podía faltar en su nevera.
El pelinegro se encontraba calificando un par de trabajos pendientes que tenía por revisar hasta que escuchó la puerta principal del apartamento abrirse suavemente, el repentino sonido lo hizo saltar debido a lo concentrado que se encontraba y accidentalmente derramó el resto del vaso con agua que se encontraba cerca de su mano.
Intentó salvar los documentos sobre la mesa, pero algunos alcanzaron a mojarse más de lo que habría deseado, rápidamente los sacudió en el aire. Sentía como su respiración comenzaba a volverse pesada y su labio temblaba, como era usual cada vez que no podía contener más la rabia porque nada salía como él esperaba.
Dejó los papeles mojados sobre la barra de la cocina y apretó sus puños con fuerza al ver como se rompía entre sus dedos, Hoseok tuvo que tomar un par de respiraciones para calmarse a sí mismo ahora que Yoongi había vuelto a casa. No estaba funcionando.
Tomó una de las franelas secas de la cocina y comenzó a limpiar el agua sobre la mesa, escuchó los suaves pasos arrastrados del castaño y lo tuvo colgado de su cuello unos segundos más tarde. Hoseok intentó no mostrarse irritado mientras limpiaba el desastre que había hecho, así que sostuvo a su esposo por la cintura y dejo que plantará un beso ruidoso sobre su mejilla, sin inmutarse de su presencia.
-- Hoseokie, hoy no demoré tanto en volver --Yoongi habló con un tono feliz, seguramente su día había sido mejor que el de Hoseok. Su ceño no tardó en fruncirse levemente-- oh, déjame ayudarte con eso.
El mayor de ambos se alejó. A rebuscar otra franela, debido a que la que aún se encontraba entre la mano del pelinegro se encontraba completamente empapada, Hoseok se retiró un par de pasos atrás cuando Yoongi lo empujó con el hueso de su cadera lejos y comenzó a limpiar por él mismo, sin decir nada.
Yoongi tenía un par de suavemente visibles manchas moradas debajo de sus ojos, había estado durmiendo hasta tarde; usualmente Hoseok iba a la cama temprano, pues el trabajo lo dejaba agotado, y a pesar de que la mayor parte de las veces su esposo le juraba que se acostaba a dormir un par de minutos más tarde pasaba gran parte de la noche despierto.
Hoseok no sabía porque lo hacía, tampoco quería saberlo, en realidad, eran cosas de Yoongi.
Cuando la mesa estuvo finalmente seca el mayor volvió a lanzarse a sus brazos, aún con esa enorme sonrisa que drenaba el cansancio de su cuerpo. Hoseok se inclinó a besarlo, aunque sus labios se unieron no hubo esa chispa que solía haber entre ellos, se separó más rápido de lo que esperaba.
-- Bebiste --murmuró con suavidad y el castaño volvió a sonreír.
-- Fui con Seokjin a una prueba y tomamos un par de cervezas, no estoy emborrachado en lo absoluto.
El pelinegro asintió sin mediar una palabra más y Yoongi lo dejo volver a lo que se encontraba haciendo, rebuscando en la comida del frigorífico hasta encontrar una manzana roja en la cual no tardó en encajar sus dientes.
-- ¿Has comido ya? Es algo tarde.
-- Si, calenté las sobras de ayer --Yoongi asintió y le sonrió. Hoseok dejó salir una mueca-- estás bebiendo demasiado los últimos días Yoongi.
Un suspiró de cansancio escapó de los labios del mayor, esperando que dijera algo al respecto -- Solo he bebido una cerveza de lata, no tienes por qué preocuparte Hoseok, no tengo un problema con la bebida.
El pelinegro apretó sus labios y sintió que sus músculos se tensaban, pero a pesar de que quería decirle que su día había sido jodidamente malo y solo quería besarlo el resto de la noche y hacerle el amor como no lo habían hecho en las últimas semanas, se limitó a abrir sus labios un par de veces.
Volvió a morder su labio inferior -- Iré a dormir, ha sido un día largo.
Yoongi lo vio salir sin siquiera dejarlo decir algo, una mueca se instaló en sus labios -- Claro, es lo único que vienes a hacer aquí los últimos días --murmuró para sí mismo mientras buscaba un paquete de fideos instantáneos para preparar-- buenas noches Seokie.
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a love like war ; hopega
Fanfic; [ make a wish on our sorry little hearts have a smoke, pour a drink, steal a kiss in the dark fingernails on my skin like the teeth of a shark im intoxicated by the ligth in the chill of your stare I am painfully lost like a deer in the light...