˗ˏˋdosˎˊ˗

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Yoongi despertó a la mañana siguiente en una cama vacía y fría, se sentía de esa forma solo porque los brazos de Hoseok no lo tenían aprisionado con fuerza contra su cálido pecho, o tal vez por el hecho de que su esposo no se encontraba respirando con tranquilidad sobre su cuello como cada mañana.

En realidad, era usual que, al despertar ambos se quedaron unos minutos recostados, sintiéndose perezosos y hablando juguetonamente sobre no querer pararse y faltar a sus trabajos. Yoongi acariciaría el cabello del menor con tranquilidad para luego ponerse de pie, escuchar su quejido y que ambos comenzarán con su día.

Ya no era un sentimiento tan extraño, probablemente llevaban más de un mes de esa forma. Ambos dormían a horas distintas, y a pesar de que el castaño pasará un par de minutos admirando el hermoso perfil relajado de su esposo mientras dormía antes de cerrar los ojos a la mañana siguiente siempre se encontraba solo.

El hogar que antes había estado lleno de cariño ahora se sentía frío y triste. Abandonado. 

Yoongi suspiró con cansancio al entrar a la cocina, a pesar de que había pasado la noche entera buscando cada pequeño pedazo de papel de los documentos rotos para volverlos a pegar Hoseok ni siquiera había dejado una nota de agradecimiento.

Tampoco había entrado a despedirse de él cuando se fue, Yoongi sintió como sus ojos picaban, pero aun así se obligó a negar y tomó una taza de cerámica del mueble, colocando a calentar la cafetera mientras revisaba su celular.

Como era usual, tenía mensajes de buenos días de Seokjin, de Jeongguk, nunca de Hoseok. No debería compararlo, sabía que estaba mal, además, él tampoco hacía el intento de saludarlo por las mañanas, desearle un buen día incluso aunque se tratará de un simple mensaje de texto.

Pero tal vez la distancia entre ambos comenzaba a ser cada día más y más notoria, y él solo estaba tomando cualquier pequeño detalle para hacerse un problema. Le envió un mensaje deseándole un buen día, leído.

Yoongi decidió dejarlo de lado antes de que comenzará a afectar su día, bebió su taza de café cargado que calentó su pecho y se vistió para su trabajo. Probablemente él también debía de dejar de mentirle a Hoseok.

Porque era prácticamente imposible que tuviera eventos en los cuáles tocar el piano, en su mayoría bodas, entre días laborales. Claro, a veces se presentaba en eventos elegantes, gracias a las conexiones de Seokjin nunca hacía falta un lugar donde trabajar.

Pero, aun así, ser un simple pianista en eventos nunca habría sido suficiente como para mantener una vida relativamente estable. Él solo tomaba cualquier trabajo que lo aceptará, a veces siendo repartidor de comida, mesero, cocinero, florista, Yoongi era un hombre de cualquier oficio en que pudiese ganar dinero de forma honrada.

Él tenía un sueño, que sí bien, sabía que Hoseok no alentaba del todo, aún podía ver su entusiasmo cada vez que Yoongi hablaba sobre ir a audicionar a algunas compañías para convertirse en productor, el único empleo en el que él podría considerarse un genio innato.

Yoongi había tenido un sueño desde que tenía edad para soñar, y ese era en convertirse en uno de los más aclamados productores en Corea. Sus padres no habían creído demasiado en su sueño, pero él nunca se rindió y a pesar de que estuvo varias veces a punto de rendirse, incluso estando en la universidad, había logrado hacerse con su propio máster en producción musical.

El tener éxito luego de los estudios, bueno, eso era otro cuento completamente diferente. Incluso si luego de un buen par de años sin tener éxito trabajando en lo que amaba, Yoongi no parecía estar decaído. 

Él tenía una buena salud, un esposo amoroso y toda una vida por delante. Podía trabajar de cualquier cosa que se pusiera en su camino y seguir intentando hasta tener éxito.

A veces, no duraba demasiado tiempo en sus trabajos de medio tiempo, porque, bueno, los empleadores preferían contratar personas para cubrir turnos completos en lugar de contratarlo a él, que debía salir de su trabajo si algún evento surgía de la nada.

Más recientemente se encontraba trabajando como cocinero de un restaurante pequeño a una hora de su hogar, y aunque podía no parecer justo, cuando no tenía tiempo suficiente para cocinar en casa, solía llevar de vuelta algo de comida de restaurantes, aunque igualmente seguía siendo preparada por él.

-- Yoongichi --la voz gentil de Seokjin al teléfono lo tomó por sorpresa mientras intentaba abordar el bus hasta la parada más cercana a su trabajo-- habrá está reunión de la empresa de mi padre, no necesito que toques música, sino que necesito tu ayuda para cocinar un jodido banquete antes de la hora acordada ¿cuento contigo?

-- Estaba a punto de ir al trabajo --el castaño se quejó dudando sobre si subir o no al bus que acababa de llegar a la parada.

-- Pagarán bien, lo prometo.

Yoongi hizo una mueca y comenzó a caminar lejos del bus, en dirección al departamento de su amigo -- Voy en camino.

-- ¡Te amo Yoongichi! --Seokjin gritó feliz, tronando un beso en la bocina que lastimó los delicados oídos del menor-- te enviaré la dirección en un minuto, ¡no demores!

Seokjin terminó la llamada tan abruptamente como había comenzado, y el resto de la tarde pasaron sudando y sufriendo del infierno en vida que era la cocina de uno de los tantos negocios que manejaba su amigo antes de terminar con el banquete.

Jeongguk, su amigo que era un solista en ascenso bastante querido en el país también se encontraba ahí, intentando ayudarlos lo más que podía, ya que prácticamente el mayor de todos le había prohibido acercarse a más de dos metros a cualquier objeto caliente, afilado y potencialmente peligroso para su bonita cara de famoso y su cuerpo saludable.

No quería obtener una demanda porque el menor se quemará con las parillas o se cortará intentando picar vegetales.

Luego de finalmente terminar con apenas un par de minutos restantes antes de que la reunión comenzará, todos en esa cocina se dejaron caer exhaustos, preguntándose, porque tenían que hacer un jodido banquete que parecía ser para unas doscientas personas cuando con certeza solamente serían unos diez o tal vez menos hombres ricos que apenas y darían una probada de la comida.

Yoongi a veces no comprendía a las personas que derrochaban el dinero como si no fuera nada, y aunque a veces se dijera a él mismo que simplemente era envidia porque ciertamente tuvo una infancia dura en una casa que apenas tenía lo justo para comer, le daba algo de pena que la mayor parte de esa comida en que habían gastado su tarde entera preparando probablemente terminaría en la basura, o si su destino final era un poco más afortunado, en la casa de todos los ayudantes en la cocina.

Una botella de cerveza fue abierta frente a él con un sonoro ¡pop! , él miro la helada botella humeando frente a sus ojos, Seokjin tomando asiento sobre un banco mientras daba un trago de la suya propia.

-- No creo que deba tomar, ayer también lo hice, y creo que a Hoseok no le está agradando mucho la idea de que tomé tan seguido --Yoongi intentó excusarse con una mueca sin despegar su mirada de su amigo.

Intentó buscar refugio en Jeongguk, pero el menor de ellos ya se encontraba por la mitad de su botella -- ¡Vamos, no es como si fuéramos a perder la razón por una botella de cerveza! --Seokjin dijo con una sonrisa-- ¡nos la merecemos luego de lo duro que trabajamos hoy, Yoongichi!

-- Él tiene razón hyung --Jeongguk sonrió con suavidad en su dirección y Yoongi finalmente tomó la botella en una de sus manos-- ¡salud!

El castaño sonrió y alzó la botella al llamado del menor, por supuesto que una sola botella no haría daño -- Te llevaré a casa hoy Yoongi --el mayor mencionó casualmente-- es algo tarde para que vuelvas en el bus.

a love like war ; hopegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora