ARMAS

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Me dejé caer y hace rato estoy tumbada mirando el techo del gimnasio. Ese descontrol que tengo dentro, poco a poco se va calmando. Solo me dediqué a respirar, dejando que pase el tiempo. La luz diurna ya se estaba apagando.

Escucho pasos corriendo cerca y sé que es Jairo el que me está buscando. Desaparecí hace horas.

— Joder Selena —dice agitado— ¿Por qué desapareciste así?.

— Solo... Quería estar sola —suelto con tranquilidad.

Sigue en el marco de la entrada, agarrándose de la pared. Parece que estuvo corriendo una maratón.

Se agarra el pecho y se queja ¿tanto corrió?

— Por si te interesa, tu hermano está bien. —le miró enojada por ese comentario— Lo siento.

Se acerca hasta a mi. Yo sigo tirada en el suelo.

Para y se agacha a mi lado. Lo miro a los ojos y sé que quiere decir algo. Escupe Jairo.

— Mi padre nos invitó a una cena hoy a la noche —lo que me faltaba. Ruedo los ojos y me tapo la cara con mis manos, apenas hago este gesto me las saco de mi rostro porque me duelen. Las veo y están coloradas y hay manchas de sangre en las vendas.

— ¿No pudiste decir que no, verdad? —niega con la cabeza— Okey. Pero ¿ y mi hermano? —logro sentarme.

— Vamos a decirle que estuvo jugando y entrenando mucho contigo que no aguantó y se quedó dormido —acomoda uno de mis rulos detrás de mi oreja. Asiento y me da un tierno beso en mis labios. Juro que este hombre es el único que me ablanda.

Quiero agarrarlo por el cuello pero me detiene

— Primero voy a curarte esas heridas. —sonrío y vamos al baño.

Me saca todas las vendas dejando a la vista algunas heridas en mi nudillos. Nada importante, no son graves.

Siento un tirón en la pierna. La jodida herida de la navaja.

Después de las suturas que me hizo Jairo quedó obviamente adolorida toda la zona. Pero hace poco empezó a doler de nuevo. Ya saqué, bueno, me sacó los puntos y cicatrizó. Pero hay días que me dan unos tirones cuando camino.

Llegamos a pensar que puede ser más que una cortada y se lastimó también algún ligamento o tendón y por eso el dolor.

Me detuve a mirar el perfil de Jairo. Tiene unas pecas casi invisibles sobre sus mejillas, el pelo largo le llega casi al hombro pero lo tiene amarrado con trenzas pegadas al cuero cabelludo, tiene largas pestañas negras y esos ojos grises tan profundos que tanto me encantan.

Me van a decir ¿cómo te va a gustar en tan poco tiempo? Si, me gusta. Porque no se trata de tiempo al conocer una persona. Si hay mucha química y las cosas funcionan hay oportunidad para ser felices.

Obvio vas conociendo más a la persona con el tiempo, pero este hombre con ese aire intimidante y apuntándome con un arma en el estómago, disparó un sentimiento en mi que no creí que volvería a sentir.

— ¿Por qué me invitó a la cena? —pregunté sin apartar mi mirada de su perfil.

— Dice que fue muy grosero contigo al principio y quiere remediarlo —frunce su ceño negando con la cabeza. Algo le molesta.

— ¿Hay algo más? —busco su mirada

— Mencionó a mi madre —suelta.

Sé que no es su tema favorito, pero cuando la menciona hay cierta luz y oscuridad en sus ojos.

S.O.S: "El purgatorio" [COMPLETA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora