𝕮𝖆𝖕𝖎́𝖙𝖚𝖑𝖔 𝖚𝖓𝖔

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Mi corazón late fuerte mientras observo mi futuro en el horizonte, el miedo me recorre dándome escalofríos. 
No quiero estar aquí y no quiero hacer esto, pero mi madre, ella no me dejará salir de esta. 
Mis ojos bajan a mis pies y me quedo contemplando la arena de la orilla mientras el hombre que va a llevarme se presenta. 

—Es un placer conocerte, señorita Yuuki—  Dice el capitán Sugou inclinándose en una reverencia. Sus ropas aristocráticas tan limpias y perfectas dan a conocer lo que es, alguien con dinero, mucho dinero. Su barco, el más grande que alguna vez vi se convertirá en mi prisión por las próximas semanas hasta que lleguemos a las tierras del capitán donde nos casaremos para cumplir con el trato que hizo con mi madre. 

Mamá me empuja hacia adelante al ver que no reacciono y yo tropiezo con el dobladillo de mi vestido. Sugou y yo nos miramos mutuamente por unos segundos, hasta que Mamá me da un pinchazo en la espalda y escupo una de las frases que me ha hecho memorizar. 

—el placer es todo mío capitán — él sonríe complacido y se dirige a mi madre —¿Así que debo suponer que todos los arreglos están en orden?— Pregunta— ¿Está lista para finalizar nuestro acuerdo? —

—Tan pronto como hagamos el intercambio —Dice Mamá. 

Frunzo el ceño ante la palabra intercambio y me retuerzo en mi vestido de seda demasiado apretado. Mis pechos sobresalen de la parte superior de el, no es a propósito. Sé que ese tipo de cosas se supone que lucen atractivas para los hombres, pero no significa que quiero usarlo o que quiero estar aquí para el caso. Al menos el vestido es bonito, de color violeta y al estilo que las damas de la corte usaban hace unas temporadas. Lo habíamos robado de un puesto en el mercado del pueblo hace unos pocos meses ya que no podemos comprar nada, ni siquiera comida, estamos quebradas, por eso el acuerdo. 

Mamá había dicho que el vestido me sentaba bien mientras delineaba mis ojos con kohl y sujetaba mi cabello por encima de mi cabeza, intentando convertirme en una belleza, y por la expresión en la cara del Capitán Sugou, ha funcionado, por desgracia para mi. 

El capitán saca un pergamino del bolsillo interior de su muy fino saco y se lo tiende a mi madre —tal y como acordamos, sus deudas están saldadas— dice. 

El miedo me recorre de pies a cabeza, tenía la falsa esperanza de que él no lo haría, pero estaba equivocada, esto en realidad está pasando. 

—Madre, por favor no lo hagas— ruego al borde de las lágrimas, ella me da una mirada amenazante y se disculpa con Sugou —denos un minuto por favor capitán— él asiente y se aleja unos pasos e inmediatamente mi madre me toma por los hombros furiosa —¡Asuna ya hablamos de esto!, te irás con el capitán Sugou a sus tierras, no tienes opción, él es un buen hombre que te tratará como una reina, me lo ha prometido, estarás bien y yo también.—

—¡como voy a estar bien con un extraño que no puede conseguir una esposa de la forma en la que se debe sino que tiene que comprarla! Tú estás vendiéndome, si Padre estuviera aquí nunca...

— ¡si tu padre estuviera vivo no estaríamos aquí! sería él quien respondería por sus errores, pero no está aquí y lo único que nos dejó fueron deudas tras deudas y no tenemos como pagarlas ¡lo sabes bien! esta era la única forma. si no hubiera sido por Sugou quien pagó esas deuda y nos dio los medios para vivir el resto de nuestras vidas tu y yo estaríamos quién sabe cómo—

—no lo hace de gratis Madre, yo soy el pago recuerdas—

—como sea— suspira —serás feliz con él, me lo agradecerás algún día—

Sugou se aclara la garganta para llamar nuestra atención —¿todo listo?—

Quiero gritar "No" en su cara, darme la vuelta y jamás regresar pero como mi madre dijo, no tengo opción o voz en este asunto, ella decidió mi destino por mi sin ningún miramiento y para dejarlo claro sus últimas palabras antes de marcharnos no dejan duda de ello. 

The Curse Of The Sea Queen.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora