𝕮𝖆𝖕𝖎́𝖙𝖚𝖑𝖔 𝕮𝖆𝖙𝖔𝖗𝖈𝖊

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—Ahora— sonríe la Reina —¿Dónde está esa humana de la que me han estado hablando?—

Abro los ojos como platos, todo mi mundo se congela, ella ya sabe de mi existencia tal y como Tieze lo dijo, siempre estuvimos siendo observados, por ella, por todos, lo que significa... ¡Ella lo sabe todo!

—¿Humana? ¿Te refieres a Alice?— contesta Kazuto señalando a Alice con falsa confusión. —Es la única chica en el barco lo sabes bien —

—No querido, no hablo de ella— su rostro se ladea —sabes muy bien de quien hablo, ahórrate las excusas y dime ¿Dónde está?—

—No sé de que hablas—

La Reina niega y suspira—que quede claro que te pregunté antes — seguidamente extiende una mano la cual comienza a llenarse con marcas en forma de runas cubriéndole casi todo el brazo y comienzan a brillar a medida en que comienza a cerrar su mano como si quisiera volverla un puño pero lo hace despacio, y en ese instante Kazuto gruñe y se dobla de dolor, el tatuaje en su pecho brillan a través de su camisa con una luz azul igual a la que brilla en el brazo de la sirena y una especie de descarga sacude su cuerpo. Entre más ella cierra su mano más dolor experimenta Kazuto, tanto que cae de rodillas al suelo aferrándose el pecho.
No, no, no ¿Qué está haciendo? Esto no puede estar pasando ¿Por qué? ¿Por qué cuando al fin encontré cómo ayudarlo? ¿Por qué tenía que aparecer ella?

—Te lo preguntaré una vez más —dice la Reina —¿Dónde está ella?—

Estoy a punto de salir y entregarme yo misma para que deje de lastimarlo, pero por un segundo los ojos de Kazuto se giran en mi dirección y me ve o eso creo. Sacude su cabeza de izquierda a derecha en un movimiento casi imperceptible pero que igual logro captar, luego regresa a la reina y habla con dificultad —n-no sé de que e-estás hablando. No hay n-ninguna otra chica aquí—

Su mensaje fue claro, no quiere que ella me vea ¿Pero cómo espera que no haga nada al verlo así? Mi corazón duele y mis ojos se llenan de lágrimas, desearía poder detener esto, pero también recuerdo que Eugeo me pidió que confiara en ellos y si Kazuto no quiere que la Reina me vea debo confiar en que sabe lo que hace.
Estoy temblando tanto que me asusta hacer algún sonido que pueda delatarme y con ello el sufrimiento de Kazuto sea para nada. 
¿Qué hago? ¿Qué puedo hacer? Aparto la mirada y cubro mi boca para callar mis sollozos, no puedo ver esto.

—¡No me mientas! — la escucho casi gritar —Sé que dejaste viva a una humana que venía en uno de los barcos que eliminaste, lo que no sé es desde cuando ha estado aquí y que relación tienes con ella, así que comienza hablar Kazuto—

Escucho como el capitán se retuerce de dolor pero se niega a decir algo. Después de un momento sus gruñidos pasan a ser gritos desesperados. 
¡Ella esta torturándolo, si continua va a matarlo!
Es todo, no puedo seguir escuchando como lo lastima, no puedo dejar que siga haciéndolo. Estoy lista para entregarme y morir en su lugar si es necesario pero la voz de Eugeo me detiene antes de que pueda ponerme de pie.

—¡Ya basta!—grita —si hubo una humana con nosotros, pero ya no esta aquí la dejamos en tierra la última vez que atracamos—

Observo de nuevo y veo a Kazuto de rodillas sosteniendo su pecho, hay sangre en sus labios y en el suelo del barco, y respira con dificultad. 
¿¡Pero qué pasa con ese monstruo acaso de verdad quiere matarlo!?

La Reina deja de torturarlo para acercarse a Eugeo. 
Ella se pone frente a él y juega con un mechón de su rubio cabello, esta tan cerca de él que podría besarlo si así lo quisiera pero lo que hace es algo muy diferente, ella esta viendo sus ojos fijamente buscando la mentira en ellos, le doy crédito a Eugeo por no intimidarse o bajar la mirada, él la ve con la misma intensidad con la que ella lo ve a él.

The Curse Of The Sea Queen.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora