𝕮𝖆𝖕𝖎́𝖙𝖚𝖑𝖔 𝕺𝖈𝖍𝖔

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No puedo dormir, doy vueltas en la cama de un lado a otro sin éxito, quizás es porqué dormí varios días mientras me encontraba muy débil por la pérdida de sangre o simplemente tengo insomnio. Quien como Alice mi compañera de camarote que duerme tan profundo que no nota que llevo despierta un buen rato. Tal vez no debí abandonar los aposentos de Kazuto, su cama es más cómoda, tal vez la extraño y por eso no puedo dormir pero no era justo permanecer ahí cuando ya me siento mucho mejor aunque él haya insistido en que me podía quedar hasta estar totalmente recuperada, ahora pienso en que debí tomar su oferta.
Suspiro y me levanto, tal vez un paseo por la cubierta me ayude.
Todo está muy oscuro y en silencio. El barco está en calma, tan tranquilo que es relajante. En lo alto de la cubierta el timón se mantiene firme moviéndose ligeramente para guiar al barco hacia adelante. Incluso sin un pirata despierto para comandarlo, la poderosa nave de Kazuto navega hacia el rumbo elegido.
Cierro los ojos, respiro profundo y sonrío. Me encanta el olor a mar y sal.

—¿Qué haces despierta?— la voz de Kazuto me asusta y por poco pierdo el equilibrio pero él llega a mi velozmente para impedir que caiga rodeandome con sus fuertes brazos. —lo siento, no quise asustarte ¿Te sientes mal? ¿Te hice daño?—
Empujo contra su pecho con suavidad para dejar un poco de distancia entre ambos, su cercanía hace cosas locas en mi corazón.
—estoy bien— murmuro —sólo no puedo dormir y pensé que si tomaba un poco de aire tal vez conseguiría que el sueño viniera a mi— elevo una ceja. —¿Cuál es tu excusa?—

Sonríe —me gusta ver el espectáculo de luces—

—¿El qué?—

Inclina su cabeza para que lo siga —ven a ver— dice mientras se inclina por la borda y observa el océano. Lo sigo y hago lo mismo. 
Contengo la respiración cuando veo el más hermoso paisaje. ¿Cómo es que no lo noté antes?
Un jadeo sale de mis labios y mis ojos se ensanchan. Nunca había visto algo igual. El mar está iluminado con pequeñas luces azuladas como si hubieran miles de estrellas sobre el agua.

—Hermoso ¿No es así?—
Asiento —¿Qué son?—

—Creo que lo llaman fitoplancton o algo como eso, no estoy del todo seguro—

—Necesito algo más que su nombre ¿Te importaría ser más específico?—

Sonríe —pequeños microorganismos que sirven de alimento para los peces, en otras palabras cumplen la misma función que realizan las plantas y las hierbas terrestres con los animales—

—Oh, ya veo, o sea que es la cosa que comen los peces ¿Y por qué brillan? —

Se encoge de hombros —porque al igual que las luciérnagas, crean luz con su cuerpo, es una especie de camuflaje o tal vez es para su reproducción. No lo sé en realidad—

—Wow, es increible, ¿Por qué nadie más está viéndolo?—

Se encoge de hombros —cuando lo has visto muchas veces ya no te parece tan genial—

Ladeo mi cabeza —pero a ti si y apuesto que lo has visto muchas veces—

—Yo soy diferente—

—Sí, lo sé—

Su sonrisa maliciosa hace aparición —y eso te encanta de mi ¿No es así?—

Me sonrojo —dijiste que no me molestarías más—

—lo siento— ríe —es difícil no hacerlo, además dije que lo intentaría y que sería hasta que estuvieras mejor, dijiste que te sentías bien—
Me cruzo de brazos —pues intenta más fuerte y aún no estoy bien, no hagas trampa—

—De acuerdo, de acuerdo—
Mis ojos contemplan el mar —nunca vi nada igual—

Kazuto se inclina, cruza los brazos sobre la barandilla y recuesta su rostro sobre ellos y sin apartar sus ojos del mar, comenta —entonces fue bueno que no pudieras dormir, dudo que los volvamos a encontrar, aparecen en muy pocos lugares —

The Curse Of The Sea Queen.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora