Capítulo XIII: En busca del Caos

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A veces, al despertar luego de vivir ciertas experiencias demasiado intensas, es difícil saber qué tanto de lo que creemos que ocurrió fue verídico, qué tanto es producto de una reconstrucción imprecisa de los hechos realizada por un cerebro sobrecargado y qué tanto es resultado de los vagos recuerdos de nuestros sueños mezclándose con los de la realidad. Eso era precisamente lo que le estaba ocurriendo a Ali en esos momentos. Había despertado en una suerte de cama rodeada de libros dispuestos en desorden por la multitud de muebles que formaban casi un laberinto en la pequeña habitación que apenas estaba iluminada por una luz eléctrica débil y parpadeante, sin recordar cómo era que había terminado allí.

Por supuesto, su primer instinto fue hacer una retrospectiva de los últimos acontecimientos que había vivido, contarse a sí misma la historia para poder eventualmente llegar hasta el momento presente. Quizás no era el método más veloz ni óptimo, pero sí el que no le había fallado nunca.

Así rememoró el secuestro de Ray en manos de un misterioso mago muy poderoso, en el que curiosamente también había quedado inconsciente luego de intentar hacer algo para ayudarlo; su espectáculo, exitoso contra cualquier pronóstico en el Ojo de Gato, con el que pudo ganar más tiempo; y finalmente su viaje con Schrody, Chris, Larry y el profesor Viller hasta el lugar en el que podrían viajar a Theia para rescatar a su rey...

Viajar a Theia.

Miraba a su alrededor, y todo parecía completamente normal, nada en absoluto lucía como sacado de un mundo mágico y misterioso, pero en ese momento le vino a la mente lo que  había pasado antes de desmayarse: ella y Chris habían aparecido en algo que sólo les dió tiempo de ver que era parecido a un campamento militar en donde de inmediato fueron tomados como rehénes por un grupo de soldados encapuchados comandados por una chica de rojo... Gracias a que Larry aparentemente sintió cercana la presencia de su amo, había derribado la puerta de la celda y les había conseguido el escape, al mismo tiempo que los había obligado a correr por su vida.

—Y luego... —dijo, como contándose la historia a sí misma—... Y luego...

—¡Ali! —la voz de Chris acompañada del ruido de sus pasos acercándose la desconcentraron, pero no fueron suficientes para que interrumpiera su labor—. Ya despertaste, ¿te duele algo?

—No... No, gracias, Chris —dijo sin voltear a verlo, pues intentó volver a concentrarse para recordar—... Me siento bien.

—Increíble... De verdad es increíble —dijo él sorprendido, acomodando sus lentes como si quisiera ver mejor algo que en realidad no podía ver—. La curaste de ese golpe en un santiamén. —Escuchar a Chris hablando con alguien más extrañó a la chica, pero no bastó, estaba decidida a recordar.

—Claramente, estimado amigo. ¡Mis fórmulas son sin duda el futuro! ¡Con mis descubrimientos podré revolucionar el mundo de la medicina!

Escuchar eso sí fue suficiente para desconcentrarla. En un primer momento, supuso que Chris se había respondido a sí mismo, cosa que no era tan difícil de creer... Pero el timbre de voz, el timbre era ligeramente distinto, un poco más fuerte, más seguro, como de alguien ligeramente más duro de carácter, y el sonido había provenido de una dirección ligeramente diferente. Más que si se hubiera auto respondido, era  como si Chris estuviese hablando con un gemelo suyo. Ahora, totalmente sacada de sí por eso, tuvo que voltear obligatoriamente.

Y lo que vió confirmó que en efecto, todo lo que recordaba haber vivido era real, letra por letra. De verdad estaba en un mundo mágico y misterioso, porque en qué otro lugar sería posible ver a una copia casi exacta de su mejor amigo, pero con apariencia de ser alguien sacado de una etapa antigua de la historia.

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