El automóvil se detuvo en el frente de la entrada a esa mansión estilo oriental tan bien mantenida y ostentosa, Jeon mantuvo estoico en todo momento pero más que eso lucía nervioso. Al entrar el aroma del lugar era agradable para cualquiera que no conociera el hedor de la sangre seca o del blanqueador, esa era la gran mansión en la que había pasado gran parte del tiempo en entrenamiento, ahora sólo habían unos pocos alfas rondando ya que Hoseok había dispuesto el lugar para su comodidad.
— Necesito un baño. — Comentó Jimin adentrándose en una de las habitaciones del fondo, jeon le siguió de cerca, ese lugar era muy distinto a la pequeña en la que se había quedado en el pasado.
— ... — Jungkook se arrodilló sobre el futón en medio de la espaciosa habitación, su brazo dolía un poco así que sacó aquel frasco de pastillas para tomar una. En verdad esa herida iba a interferir con su trabajo pero según Hoseok todo había llegado a su fin, mientras ellos descansaban en esa casona a las afueras de la ciudad todos los Alfas en contra de Park serían asesinados.
Pronto se precipitaría la muerte sobre la ciudad y noches sangrientas, asesinatos sin un asesino claro lo que llevaría a casos que la policía no podría resolver, Park Jimin estaría con las manos limpias y con el camino libre para hacer lo que quisiese por un largo tiempo, quizá no podría conseguir un cargo alto en la política pero podía ser el jefe del bajo mundo.
El Alfa de cabellos desordenados se dejó caer de espalda sobre esa superficie suave, su mirada observaba el techo de madera, su cuerpo estaba algo acalorado gracias a su celo pero lo ignoro. En su calma cerró los ojos relajado, paso un tiempo y se arrojó a los brazos de Morfeo para despertar de golpe al oír el grito agudo de una mujer, sus ojos se abrieron en sobremanera sentándose con sudor frío sobre su cuerpo, miró alrededor viendo a par de espaldas con una bata de color negra, sus cabellos dorados estaban húmedos, vio a Park voltear para peinar su melena con los dedos y el Alfa se levantó para caminar al baño.
— Mierda... — Soltó en un suspiro viendo su obvia erección bajo sus pantalones pero ese no era el verdadero problema, su cabeza estaba mal y sabía que sería una larga noche, estaba allí en la mansión donde había perdido su humanidad y el lugar de ejecuciones, se sentía abrumado como en sus pesadillas pero debía mantener la compostura.
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Un recuerdo descolorido y borroso se reprodujo en su cabeza, recordaba la sensación fría del suelo bajo sus pies, esa noche no lograba dormir y necesitaba a su padre, sus pasos algo torpes le llevaron a la habitación del fondo donde sabía que ese Omega descansaba. Jimin abrió la puerta y con la dificultad de un niño de cinco años dio vuelta a la perilla para ver a ese hombre esbelto sentado frente al espejo, esos hombros temblaban en lo que era obviamente un llanto silencioso. Sabía muy bien que su Padre Alfa se había ido por negocios esa misma noche pero no le extrañaría porque ahora tenía a su otro papá y eso le era suficiente.
— Papi... — Le llamó Jimin acercándose para apegarse a la espalda ajena sintiendo ese cuerpo terminar de temblar, el aroma de esas ropas le agradaba y amaba los abrazos sobre todo cuando las lágrimas se detenían.
— Qué haces despierto? — Preguntó el hermoso hombre se cabellos dorados y ojos azules para sonreírle como si nada hubiera pasado, como si no hubiese llorado y pretendiendo que el moratón en su mejilla no dolía.
— Quiero dormir contigo... — Pronunció para acurrucarse aún más en los brazos de su padre.
Era un niño pero entendía con claridad lo que sucedía en la familia, la familia adinerada y perfecta de los "Park" solo era una mentira, ese era un matrimonio sin amor, simplemente una unión por intereses. Había peleas con frecuencia y muchas veces terminaban en golpes pero el que recibía la peor parte era el rubio, su padre Omega era demasiado rebelde para aceptar las órdenes del Alfa y eso solo provocaba la molestia del mismo, Park quería crecer pronto para defenderlo e irse lejos, solo los dos.
Le amaba con todo su corazón, nació de ese vientre, bebió de su leche y absorbió ese aroma y calor, pero su amor se transformó en algo oscuro cuando el tiempo pasó y una vez más a media noche se encontró con su padre Omega despierto, ya tenía doce años y no entendía porque su amado padre le estaba abandonando, quieto en su lugar oía la voz de alguien más, sabía que ese era su amante y como de costumbre el Alfa líder del hogar estaba de viaje de negocios, se había acostumbrado a oír detrás de la puerta a los adultos juguetear algo que con poca frecuencia ocurría entre sus padres, podía aceptar eso, podía vivir ocultando el secreto de su progenitor pero no aguantaría que le olvidará de esa forma.
— Dónde vas? — Soltó en el pasillo observando a ese hombre hermoso con una maleta de la mano con ese otro Alfa que reconocía como el chófer.
— Vuelve a la cama... — Pronunció algo nervioso con una sonrisa forzada.
— Quiero dormir contigo! — Dijo el menor cogiendo la mano de su padre quien apretó los labios con los ojos humedecidos.
— Ve primero ya volveré contigo... — Insistió el Omega pero Park sabía que mentía.
— No es verdad... — Pronunció apenas bajando la mirada sintiendo sus ojos arder. — Me estás abandonando! Como puedes dejarme!? — Preguntó llorando apretando con fuerza la mano del mayor, quería estar con él.
— Jimin... —.
—Llévame contigo! — Rogó para acortar la distancia para abrazar a su padre pero una mano robusta se lo impidió, su mirada asustada vio a ese alfa interponiéndose con una mirada seria y aquel aroma extraño que le hizo temblar.
— Debemos irnos... — Dijo con voz potente, Park simplemente observó cómo esa persona a la que amaba más que nada en el mundo le ignoro para irse con ese hombre, prefiriendo al Alfa antes de a su propio hijo. Ni siquiera se despidió como si no existiera.
Esa noche lloró como nunca, completamente solo en esa gran mansión, su propio padre le rompió el corazón en pedazos, la pena y el dolor se volvió pronto en odio con el pasar del tiempo, simplemente no entendía, pensaba en cada momento como una gran mentira, odio cada beso sobre su frente al ir a dormir y repudio el recuerdo de ese aroma. Pretendió que todo estaba bien ante el Alfa que ahora era la única familia, sonrió como un chico normal en la boda del mismo cuando cumplió quince, sería el hijo perfecto guardando las apariencias para el resto, fingió amabilidad ante esa Omega que era ahora su madrastra pero le odiaba, odiaba a los Omega y obtuvo un golpe bajo cuando supo su asignación, simplemente el destino se burlaba de su desgracia.
Park abrió los ojos sintiendo las lágrimas en su rostro y con seriedad se secó como si nada, no valía la pena llorar por ese desgraciado, él no quería compartir nada con ese hombre y lo que más recordaba de él era verle llorar, simplemente era demasiado frágil y las palizas de su otro padre no facilitaban las cosas, él no sería débil y mucho menos un cobarde.
La oscuridad de la habitación le recordó esa noche y rodó en el futón notando que Jeon no estaba allí, no entendía por qué siquiera se molestaba en levantarse pero allí estaba de pie recorriendo el pasillo en busca de ese Alfa, abrió un par de puertas corredizas para encontrarse con el jardín interno, allí crecían hermosas flores blancas y fue en la orilla de la terraza que a primera vista vio el perfil de su padre, solo era una ilusión ya que ese era Jeon, quién lloraba tan frágil como al inicio.
—Qué crees que haces? —.
— Solo tuve una pesadilla. — Dijo con sinceridad sin moverse de su lugar pensativo.
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| Sin correcciones |
Gracias por leer! ❤
Dato curioso: Cuando se me ocurrió escribir "Necesitas modales" y ahora " objetivo" lo que me inspiro fue la canción de Los Tres: La primera vez. 😂💞
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OBJETIVO | Kookmin |
FanfictionSegunda parte de " NECESITAS MODALES" Park Jimin obtiene por fin el puesto que merece en la cima pero las piezas que pierde en el trascurso del juego le dejan con una sola jugada y el desenlace es predecible. cuánto podrá mantener la frente en alt...