Capítulo 11: Aquelarre.

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Y por primera vez desde su incidente con Ryuss, Bartolomé logró ver con claridad incluso entre las penumbras, asociando ahora rostros a las voces de los pequeños difuntos que acudieron a su ayuda, viendo a aquellos cuya luz brillaba intensa incluso en la avasallante oscuridad. Aquel nuevo par de ojos le otorgó finalmente el as definitivo, aquello que ya nadie era capaz de ver, al mismo tiempo que inquietud y una responsabilidad aún mayor con el alma de aquellos incapaces de descansar y encontrar la calma y quietud que en vida les fue negada. 

"Nosotros no podemos marcharnos." Dijo una de las pequeñas voces de los niños asesinados a manos de Ryuss. "Sí, tenemos miedo." Aseguró otra de las voces, provocando que el castaño dejara finalmente de lado aquel trozo de pan del cual se alimentaba. 

▬ ¿Dónde se encuentra Violet? ▬ Interrogó entonces el castaño, puesto que aquellos niños la habían mencionado previamente. Entre el ardor de las heridas de sus ojos ciegos, este logró finalmente sentir la calidez de sus orbes humedecerse ante su pérdida. 

"Sólo sigue el aroma de las rosas." Indicó una de las voces, antes de que una por una, las siluetas de los niños comenzaran a desaparecer, apagando las luces que desprendían de estas.

¿Aquella es una aurora boreal? ▬ Interrogó Mirajane, asomando su cabeza por una de las ventanas del vehículo para intentar ver más allá de las colinas que yacen pasando la academia, donde diminutas luces se juntaban en el firmamento asemejando la apariencia de una aurora boreal. 

▬ No creo haber visto ninguna de esos colores antes... ¿Y no se supone que esta no es una zona donde deberían aparecer? ▬ Interrogó Lyon, quien tras el comentario de Mirajane se apresuró a dirigir también su mirada a aquellas luces que danzaban en el firmamento nocturno entre las estrellas, extrañado de su presencia. 

▬ John, ve a dejarlos en la academia y vayamos allí. ▬ Inquirió finalmente Luciella, sintiendo una inherente necesidad anidar dentro de su ser, una intensa voluntad que deseaba arrastrarla hasta donde aquellas luces se juntaban así fuera lo último que hiciera. Era extraño, pero pese a lo que ya había oído previamente acerca de aquellas misteriosas luces en el cielo, anhelaba llegar ahí, sintiendo como si aquel fuera su hogar, uno que abandonó hace más tiempo del que siquiera llevaba viva. 

▬ Son las luces del norte, Luciella, según la leyenda allí se juntan incontables brujas para hacer sacrificios humanos. Sabes que soy un escéptico, pero luego del incidente del dormitorio abandonado, no pienso conducir hasta allí y ponernos en riesgo. ▬ Discrepó inflexible John, quien por primera vez no pensaba cumplir con un capricho de la rubia. Tras todo lo sucedido hasta la fecha, no deseaba arriesgarse y mucho menos, arriesgar a Luciella una vez que finalmente la había recuperado de las garras de la muerte. 

▬ También he oído la historia de las luces del norte... Pero créeme, no nos sucederá nada ahí, confía en mi, hay algo allí. ▬ Pidió Luciella, mientras que tanto Mirajane como Lyon esperaban por el momento exacto para ser incluidos en la conversación que parecía nada tener que ver con ellos, pero no dejaba de sorprenderles lo poco que conocían a John pese a que este se haya convertido en parte de su grupo. O más bien, lo poco que conocían a Luciella, quien parecía ser el centro de más de un extraño evento.

▬ Luciella...▬ Nombró nuevamente John con voz autoritaria, casi suplicando en un último intento que la contraria cambiara de parecer. A esas alturas lo único que deseaba era que pudieran terminar sus estudios en paz y marcharse de aquel lugar de una buena vez por todas, pero todo parecía sumirlos cada vez más en intangibles problemas, uno detrás del otro.

▬ Pues yo creo que suena como una maravillosa idea ir. ▬ Musitó Mirajane, posando su diestra sobre el hombro de Luciella para darle apoyo incluso aunque la historia relatada le infundía un temor mayor a cualquiera provocado en Crowswood, sea por la lápida de su mejor amiga, o por la actitud de los pueblerinos. 

▬ Oh, vamos, ¿no me dirás que te acobardaste, John? ▬ Interrogó burlón Lyon, en busca de provocar al pelirrojo para que finalmente se decidiera, siendo él el tercero en brindar de su apoyo para la decisión a Luciella. Y es que, tanto Lyon como Mirajane, ya se habían hecho a la idea de mantenerse junto a John y Luciella, y como amigos que eran, ayudarían en tanto como fuera posible. 

▬ Ustedes dos irán directo a la academia. ▬ Replicó John ahora más que serio, puesto que ellos aún no sabían ni habían pasado por nada, solamente debían hallar a Aria, pero ponerlos en manos de lo que fuera que aguardara debajo de aquellas luces que en lo alto danzaban, era un riesgo mayor del que se encontraba dispuesto a tomar.

PurgatoriumDonde viven las historias. Descúbrelo ahora