3- remember me?

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3-remember me?
3-¿te acuerdas de mi?

–¿Max?

–¿Bri?

Esas simples palabras bastaron para que mi corazón se agitara. Gotas saladas caían por mis mejillas, dejando marcas mojadas a su paso. Caí en sus brazos. Esos brazos que tanto extrañaba. Enterré mi cara en su cuello, bañándolo en lágrimas saladas. Las palabras no hacían falta; jamás lo hicieron entre nosotros. Nos entendíamos con solo vernos, con solo tocarnos. Mi mano izquierda se dirigió a su cabello, recordando las caricias que tan lejanas se sentían. Mi memoria no olvidaba todo por lo que habíamos pasado juntos, lo que logró que lo abrace incluso más fuerte.

Gabriel me separó levemente de su cuerpo para inspeccionarme en busca de heridas. Al notar que estaba bien, su vista se dirigió a mis ojos. El tiempo parecía haber parado mientras él miraba a través de mi alma. Jamás hubo mirada más pura que la de nosotros dos en ese momento; jamás hubo corazones tan iguales como los nuestros. Juro que ese momento me había parecido eterno; pero no lo fue, y pronto su voz irrumpió el silencio.

–¿Qué haces aquí?–él estaba preocupado, podía notarlo en su voz. Bri casi nunca mostraba sus sentimientos, pero creo que conmigo no vió necesario ocultarlos– ¿Porqué no evacuaste con los demás?

–Yo..–dudé en responder, ya que la respuesta que iba a dar sonaría tonta–prométeme que no te burlaras.

–Sabes que no puedo prometer eso–replicó mientras una pequeña sonrisa se asomaba por el costado de su boca.

–Me tropecé con la tabla suelta de mi casa y me desmayé–dije esto con una expresión seria y avergonzada; intentaba mostrarme vulnerable para conseguir darle de pena y así lograr que no se burle de mi. Mi plan fue fallido, ya que una gran carcajada fue la respuesta que obtuve de Bri.

–No te rías–le ordené enojada mientras lo empujaba para que parase de reír. En realidad no quería que pare. Había extrañado muchísimo su risa. Cuando él reía todo lo malo se desvanecía y volvíamos a ser los pequeños de seis años que jugaban a las escondidas. Por primera vez en mi vida deseé volver a ser esa niña que solo debía preocuparse por los monstruos debajo de su cama; todo era más simple en esa época. A los cinco fue cuando conocí a Gabriel. Nuestra amistad había comenzado a los tres minutos de conocernos; así de fácil eran la cosas. En tres minutos podías comer un caramelo, tropezar con otro niño, y conocer a la persona que estaría ahí para ti por siempre.

–¿Estas bien?–Bri paró sus carcajadas e interrumpió mi pensamiento– ¿Por qué sigues llorando?

No me había dado cuenta de que lo estaba haciendo hasta que él lo señaló. Con el dorso de mis manos sequé los húmedos canales que habían dejado las lágrimas, y le regalé una sonrisa al causante de estas.

–Si, estoy bien. Solo recordaba–nos miramos otro rato más, pensado en nada y en todo a la ves.

–No puedo creer que lo hayas dejado salir. Hay una razón por la que estaba encerrado–replicó una voz extraña detrás de mi. Rápidamente me puse en guardia, atenta a cualquier movimiento en caso de un ataque. Me volteé para ver el dueño de la voz y descubro que este era un niño de piel morena; tal vez no presentaba una amenaza, pero era bueno mantenerse alerta–Oye, ¿quien es tu amiga?–preguntó el joven confundido. Los demás, una niña asiática y un chico pelirrojo copiaron su expresión.

–¿Los conoces?–me dirigí a Gabriel. Si eran sus amigos entonces no había mucho de que preocuparse.

–Emm... si–Bri tardó en contestar–Ellos son Dariush–señaló al chico moreno–, Alex–el niño pelirrojo– y ZhenZhen–la chica asiática. No les tenia completa confianza, pero sus apariencias no eran muy amenazadores que digamos.

–Y ellas es...–dijo Dariush.

–Soy Max–me presenté por mi misma y le tendí la mano al chico, el cual la miro un rato largo para decidir apretarla en forma de saludo.

–Ella es mi amiga de la infancia–ví una pequeña sonrisa asomarse por sus labios–. No pudo evacuar con los demás.

–Pongámonos al día en el camino–sugirió ZhenZhen por primera vez–, aún no sabemos si Lou es de fiar.

–¿Quién es Lou?–Bri fue más rápido que yo.

–Luego te explicamos–dijo... ¿Alex?; si, creo que ese era su nombre.

Ví que los todos tenían una bicicleta como medio de transporte, así que me dirijí  hacia el frente de la comisaría donde habían varias bicis paradas. Tomé una y me uní al resto.

En el camino me explicaron que estaban en un campamento y que habían recibido la alerta de evacuación cuando estaba alejados del grupo, así que se quedaron solos. Me contaron que un pulso electromagnético había echo que todo dejase de funcionar y que ni siquiera los autos arrancaban. Dijeron que vieron naves del gobierno peleando contra otras naves desconocidas. Además, me contaron que una cápsula había caído del cielo y la mujer que estaba dentro de ella les había dado una llave que pararía toda esta locura. Ah, y casi lo olvidaba, dijeron que todo esto era una invasions alienígena.

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Espero que les esté gustando. Hoy estoy con inspiración, así que voy a seguir escribiendo para publicar el otro capítulo mañana (u hoy 😏).
Si quieren que expanda más lo que ocurrió anteriormente (entre los cuatro chicos) pídanmelo que no tengo problema en agregar otro capítulo.
No olviden votar y compartir la historia con las personas que creen que podrían querer leerla .
Au revoir 💫

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