10.

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Narrador

Ya han pasado semanas demasiado largas para todos nuestros personajes, especialmente para la eriza rosada, el plan que tenía de alejarse del erizo negro con vetas rojas estaba funcionando bien, ella a lo mucho que llegaba a hacer era darle algo de comida, dejarla en la mesa e irse a su habitación, claro que ella comía antes para dejarlo solo.
Pero algo había que le molestaba, al principio llegó a pensar que tener un compañero en casa era bueno, o agradable, que después de todo ya no estaba sola, hacia de comer ya no solo para ella sino para dos, puede que sea algo sencillo pero sabiendo que Shadow come demasiado que alguien normal, llega a hacer una tarea larga. Aún así a Amy le agradaba, le sigue gustando hacer algo por el, quizás sea eso lo que la tiene tan inquieta; que su plan es alejarse y ser distante, pero ese sentimiento, el hecho de que le guste por lo menos servir un plato de comida, para ella ya se hace algo de gran significado, o más bien algo muy personal y profundo.

Mientras tanto nuestro erizo de espinas negras no se queda atrás, también tiene una batalla con sus sentimientos y/o pensamientos. No le agradaba hablar con la eriza, y si lo hacía era para responder preguntas como: ¿Quieres más?, ¿Qué quieres de cenar? . O en aquella ocasión en la que le permitió limpiar la sangre seca que tenía en su brazo, mejilla y estómago, y como después de eso, el mismo la saco a cenar. Ese acercamiento que tuvo con ella provocó que el erizo sintiera un gran enojo, pero ni el mismo sabía si el enojo era dirigido a la eriza o a el mismo, además ¿Por qué ese enojo?. Sumando que, después hablaba más con la niña, aunque sea con el tema de la comida, pero respondiendole, tratando de que fuera de una manera neutra. Incluso hacerle el desayuno, no fue una gran preparación pero lo hizo. Algo le sucedía al erizo, sentía molestia, se sentía dudoso, se sentía confundido y siempre con una pregunta en la cabeza que diario se planteaba y no lo dejaba dormir
¿Por qué ella?.
Y de alguna u otra forma el que de la nada la eriza se alejará le ayudó a tranquilizarse un poco, pero le inquietaba saber ahora, el porqué ese distanciamiento tan repentino de su parte.

Un mes y medio a pasado y por parte del erizo decidió volver a entrenar más de lo normal, iba al bosque y se pasaba horas haciendo cualquier cosa que lo cansara, desde correr al rededor de todo el inmenso bosque, saltar tan alto hasta llegar a la copa de un pino. Entre lo que uno más se pueda imaginar.
La rosada solo salía unas cuantas horas con sus amigos, o pasaba horas haciendo comida para ellos mismos, arreglar su jardín, entre cosas de hogar.
Aunque para ambos nada era suficiente, era aburrido, se volvía repetitivo, para los dos era un desperdicio de día pues no encontraban nada mejor o interesante que hacer.

Un día en la mañana Shadow salió de la nada de su habitación justo cuando Amy ya se encontraba en la cocina haciendo el desayuno. La chica se puso nerviosa, ella había hecho todo lo posible para no encontrarse con en el desde que comenzaba el día, se levantaba desde temprano, se apresuraba a hacer el desayuno y adelantar la comida, en la tarde comenzaba o terminaba la comida, en la noche hacia algo sencillo y todo lo dejaba listo para el erizo. Sin embargo esto la tomo por sorpresa, respiro profundo intentando calmarse y actuar lo más natural posible.
El erizo bajo rápido las escaleras, sin siquiera saludar a Amy se dirigió directo al refrigerador, tomando todo lo que pudiese entre sus manos y metiéndolo en su boca, alimento tras alimento, continuó con la lacena haciendo lo mismo, cada cosa que encontraba la ingería, cuando acabó con todo tomo una jarra grande de agua y la bebió sin parar.
Amy solo pudo observar asustada, y más que nada preocupada por todo lo que estaba haciendo, noto algo raro en el, y desde que entró a la cocina hubo una vibra extraña que de inmediato Amy sintió de una forma tan abrumadora.

Amy- ¿Shadow? ¿Te encuentras bien?

Al no haber respuesta y sólo ver a Shadow en el fregadero dándole la espalda, con sus manos recargandose en la orilla y ver su espalda hincharse y tensarse en cada respiro brusco, ver sus espinas de este erizarce, ver que sudaba sin parar, Amy solo se dejó llevar por su instinto, se acercó lentamente llamándolo por su nombre una y otra vez.

Te acepto tal y como eres Donde viven las historias. Descúbrelo ahora