Oí los tacones detenerse y solo la puerta nos separaba, una parte de mi deseaba que no abriera pero un ''¿Quien carajos llama?'' me dijo que no tenia mas opciones que enfrentar todo.— Jungkook —dije con voz firme, esperando alguna respuesta pero solo recibí silencio y por segundos pensé que no me abriría la puerta, pero oí como movía los cerrojos y ahí estábamos, dos años después frente a frente sin nadie mas que la culpa que me carcomía una vez mas.
—Kookie...—su voz se fue apagando con cada letras, se apagaron como mi corazón cuando vi que nada había cambiado, ella se veía fatal, delgada, opaca —Creo que no debo preguntar el motivo de tu visita,¿No?.
—Quiero verlo.
—Pasa —hizo un ademan con su mano para que entrara y sin poder dar dos pasos por el pasillo mis pies chocaron con varias botellas y papeles regados por el piso, el aroma rancio se hacia mas fuerte y las palpitaciones de mi corazón me alertaban de que si no encontraba a Hyunnie muerto significaba que era un jodido afortunado.
Salte los obstáculos que se enredaban en mis zapatos sin siquiera mirar si Sun Hee venia tras de mi, sin saber en donde debía entrar, aun que no fue difícil, un llanto apagado y apenas audible me indicaba que la ultima habitación era la correcta, pero no pude entrar de buenas a primeras, tenia miedo de lo que vería, inspire profundo, mire sobre mi hombro la delgada silueta de Sun Hee que me seguía de cerca y entre...
—Mierda...—fue lo único que pude articular, ropa tirada en el piso, botellas a centímetros de Hyunnie, cigarrillos a medio apagar, una atmósfera viciada rodeaba el débil cuerpo de un bebé que se alejaba mucho del que yo conocí, sus abultadas mejillas no existían mas, su cabello revuelto y sucio me decía que no le habían bañado en días y sus ojitos negros y opacos hablaban de horas de llanto en las que no fue atendido. Camine lento hacia el y solo atine a tomarlo entre mis brazos, estrechándolo contra mi pecho con fuerza, buscando calentar su frío cuerpecito que solo estaba cubierto por el apestoso pañal, lo sentía tan liviano y frágil que jure se rompería si lo estrechaba un poco mas fuerte, no podía creerlo, en mi camino al apartamento de Sun Hee pensé que podría tragarme mis palabras encontrando que Hyunnie había despertado en ella algo que nadie mas podía, pero no y no pude mas que sollozar angustiado— ¡¿Estas mal de la cabeza?!— chille con fuerza, provocando que Hyunnie se largara a llorar.
— Argh, se había callado minutos atrás y lo haces llorar nuevamente, me duele la cabeza, ¿Sabes?— esas fueron las palabras que necesite oír para confirmar que su lucha por recuperar a su hijo no fue mas que un capricho para hacer daño a Yoongi, una idea egoísta donde el bienestar de Hyunnie jamas fue prioridad.
Volví a dejar al pequeño en la cama, no sin antes quitarme el sweater para envolverlo con el, despejando la basura del colchón, tratando de dejar lo mas cómodo posible al pequeño que aun sollozaba y me voltee con la rabia viva en mis ojos hacia la mujer que alguna vez ame y que ahora solo despertaba los peores sentimientos en mi apretado pecho.
—Estas enferma, Sun Hee.
—Ya lo viste, ahora puedes irte— agito su mano en el aire, displicente, pero yo ya estaba fuera de mi, camine con rapidez hacia ella y la tome con fuerza por los hombros —¡¿QUE HACES?!, ¡ME ESTAS DAÑANDO!—grito tratando de soltarse de mi agarre pero no la deje y la acorrale contra la pared luchando por controlar mis ganas de abofetearla mil veces.
—¿Que demonios estas esperando?, ¿Que se muera?, hace un frío del demonio y lo tienes solo en pañales— mientras hablaba solo atinaba a zarandearla con fuerza como si eso fuese a hacerla reaccionar, pero estaba cansado de tratar de entender sus motivos, de tratar de resolver con palabras lo que ya se había podrido, así que simplemente la solté y comencé con rapidez a meter toda la ropa de Hyunnie que encontrara en mi bolso.
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Tell me what to do ┊чσσимιη┊
FanfictionMin Yoon Gi, 26 años, adinerado, con una vida de desenfreno, sexo y nulo interés por hacerse cargo de las vidas que ha arruinado, lo que no sabe es que todo esta por cambiar, que el amor tocara su puerta por partida doble y tendrá por primera vez qu...