Capítulo 4

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CAPÍTULO 4

— Estoy bien, papá.— Me vuelvo a ver en el espejo para comprobar que todo mi maquillaje estuviese en orden.

— Sabes que puedes venir mañana ¿verdad? Podremos ver algunas películas.– Su voz se escucha preocupada.

— Tranquilo, tengo que colgar ¿esta bien? Tengo una cita.– Le informo.

Un suspiro se cuela a través de la línea telefónica.— Si se pasa de listo ya sabes en dónde darle.

— Adiós papá.

Mañana se cumplía otro año de la muerte de mi madre y era normal que mi papá estuviese preocupado. Anteriormente había causado problemas en estas fechas. Era inconsciente, e incluso la psicóloga había dicho que los ataques nerviosos se debían a una horrible manía que desarrolle por el mero hecho de llamar la atención. Ridícula.

Estar perfecta en mi persona era un defecto que estaba en mis propósitos a mejorar, era un propósito en vano ya que según mi papá; lo había heredado de mi madre. Decía que mi mamá tenía la manía de estar impecable en todo momento, que no dejaba que ninguna línea mal trazada o alguna mancha escurridiza hiciera compañía con su persona o con la casa.

Tal vez que mi vestimenta sea en su totalidad negro no era muy conveniente en la primera cita, pero esperaba que mis labios rojo carmín le dieran un poco de color a mi atuendo. Con Harry había quedado en que a las nueve pasaría por mi y solo faltaban unos diez minutos para que él llegara, tiempo suficiente para poder llenar de comida el tazón de Pandora.

— Te portas bien.– Su cabeza esponjosa se pega a mis pies.

Un par de toques se escuchan en mi puerta informando que ha llegado la hora.

— Buenas noches, muñeca.– su ronca voz hace presencia apenas abro la puerta. Solo puedo rodar los ojos ante su apodo. Nunca me han gustado los sobrenombres.

Me quedo un rato embobada con su figura alta, prominente u altamente seductora. Viste con una camiseta amarilla pálido desabotonada hasta medio pecho que le resalta su blanca y bronceada tez, con los negro vaqueros hace resaltar sus botas cafés y esa banda delgada de color negro que le lleva al redor del cuello le sienta de maravilla. Sus rizos son esponjados hasta sus hombros pero juro por Dios que son lo más sexy y varonil que he visto.

— Estas demasiado sexy. – gruñe cuando me da la inspección de arriba a bajo.

Llevo un saco negro y un top que va a juego, ambos resaltan mis pocos atributos delanteros y eso me hace sentir sexy. Pero lo que realmente es atrevido en mi atuendo es la falda de tubo color negra con varias aberturas en todo el textil, sus hoyos perfectamente diseñados dejan ver partes de mi piel desnudes y las bragas negras a juego que vienen con el atuendo. Estoy tan segura que Harry no va a llevarme a lugares comunes de una cita que no siento la necesidad de taparme o cambiarme, quiero que vea por lo que está esforzándose. Solo unos tacones que estilicen mi figura para poder sentirme la mujer más sexy de la noche.

— ¿Ya planeaste a donde me llevarás? – Digo ya estando en la comodidad de su carro. Cuanto quisiera que me agarra tan fuerte como lo hace con el volante. ¡Y con esos anillos!

Su sonrisa traviesa me da un respingo de aventura.— Es algo muy de nuestro estilo, tenlo por seguro.

En efecto, tenía razón, el lugar estaba lleno de personas con al menos una cerveza en mano y un cigarro en la otra. Era un desván aparentemente abandonado que albergaba cientos de muchachos listos para disfrutar de la noche. A simple vista y en medio de la oscuridad no parece que la bodega sea fiel amante de una fiesta fortuita pero a medida que uno va dando paso tras paso hacia la entrada se puede sentir el vibrar del piso a causa de la música.

Tropiezo. | H.S |. #Wattys2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora