Capítulo 22

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CAPÍTULO 22

Delineo por novena vez el círculo imaginario que he estado trazando en la piel de Harry durante los últimos diez minutos. No nos hemos movido de nuestra posición desde que implementamos nuestro acuerdo.

Siendo abraza por la cobija y un par de brazos musculosos, me llega el pensamiento, sin poder evitarlo, de que hace un mes y medio que no me siento así de bien. Estar arropada en su calor corporal me transmite una paz y calma que hace mucho no sentía. Cada que besa mi cabello con un ritmo pausado me siento plena. Sé que estoy en el cielo porque ningún lugar en el mundo se asemeja a este placer. Paraíso, le dicen.

— ¿Qué haremos mañana? – su aliento choca con mi oreja.

— ¿A qué te refieres? – pregunto adormilada. Sus caricias han logrado relajar mi cuerpo más de lo necesario.

— Con Damon.– su cuerpo se tensa bajo de mi.

— Harry...

Suspira.— Entiendo que sea amigo tuyo desde más tiempo que yo y que sea muy buena persona, pero no voy a darte pase libre en nuestra relación. – habla serio. Puedo distinguir cierto enojo en su voz.

— ¿Pase libre?

— ¡Por dios, Harriet! ¡No voy a dejar que lo beses y después vengas a dormir en mi cama! Tan solo pensar que ese escuálido pueda tocarte hace querer ir y lanzarlo al fondo del lago.

Suspiro.— Harry, no voy a besarlo. Solo tengo que idear un plan para que nuestra separación sea definitiva.– me rasco la nariz.— No sé que clase de mujer piensas que soy si crees que voy a estar con ambos al mismo tiempo.

Doy un reproche porque eso mismo es lo que estoy haciendo con los brazos de Harry abrigándome mientras que tengo un novio que está en alguna parte de Londres.

Afianza más sus dedos a la piel de mi cadera. — No puedo pensar nada malo de ti. Solo no permitiré que toque lo que me pertenece.

— No actúes como un animal.

— Te daré un plazo de una semana para que lo mandes a la mierda. Después de ahí, si osa hablarte o siquiera respirar en tu dirección; ese hombrecillo pálido tendrá un lugar asegurado en el cementerio.

— ¿Una semana?

Es prácticamente un tiempo ridículo.

Asiente.— Dejare que sobrelleves las cosas a tu manera. Actúa si gustas. Pero solo tienes una semana.

— Entonces también tienes una semana para dejar en claro que solo es trabajo con Annabelle.

— Harriet, ya te aclaré ese asunto.

— Y yo te estoy dando una semana para que se lo aclares a ella.– veo curiosidad en su mirada.— Te creo y creo en tus palabras. No voy a prohibirte nada porque no soy quién para hacerlo, mucho menos te pediré que hagas cosas que no puedas cumplir. Eres libre. Lo que sí creo es que si quieres confianza de mi parte podrías empezar a dármela demostrando que solo es trabajo. Trabajemos juntos, somos buenos en eso.

— Esto no es un trato. Estos son celos hablando por ti. – comenta divertido.

— Llámalo como gustes. – no quiero dar marcha atrás. Me siento como una niña que necesita gritar que un juguete le pertenece. No lo veo como un objeto que necesita un dueño para proclamarse de su propiedad. Prefiero hacerle entender que es como en sentimiento guardado, una reliquia muy valiosa con miles de años de historia que no estoy dispuesta a perder.

Alza las manos por debajo de mi ropa. Sus dedos fríos me hacen temblar al momento de que entra en contacto con la piel cálida de mis costillas. Me permito fantasear con las yemas de sus dedos un par de segundos.

Tropiezo. | H.S |. #Wattys2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora