Capítulo 13

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CAPÍTULO 13

Viernes primero de noviembre. Mi cumpleaños, y parece ser noticia nacional. En cada paso que daba en la universidad había algún estudiante felicitándome o saludando. La reina Isabel seguro tendría celos al estar robándole su protagonismo.

La mayoría de los estudiantes iban a verme en las peleas clandestinas, se emocionaban, gritaban e incluso apostaban a mi favor. No me molestaba, pero me hacían sentir un tipo de celebridad y ellos eran los fans acosadores.

Algo de mi intuía que Jourdan pudo haber invitado a todo Surrey a la fiesta y aún así no sentirse satisfecha. Prometió ser algo personal y pequeño, pero en su frente tenía tatuada la palabra "fiesta destructiva" en tonos fosforescentes. Estaba claro que no entendía lo que era algo insignificante.

No podía quejarme de todo. Me encantaba tener la atención de todos y hoy era un buen día. Había recibido varios obsequios de estudiante de los que ni siquiera estaba consciente de su existencia, tenía sabores de chocolates que ni mi mente podía pensar, chabacanos con miel y varias notas en donde me deseaban un buen cumpleaños. No todo era tan malo.

— ¡Ábrelo! Quiero ver tu cara y no soporto hasta en la noche. – chilla feliz.

Me transmite su emoción y arrancado con rapidez la envoltura azul. No tardo en adivinar de lo que se trata cuando me deja ver una parte del regalo. Se asoma una portada negra cubriera de plástico suave, y en ella puedo leer "Heridas Abiertas" inscritas en un imponente color azul. Mis dedos recorren con suavidad el libro de Gillian Fynn, una obra de arte hecha libro. Había quedado enamorada de su drama desde el primer capítulo de otros de sus ejemplares literarios; "Perdida" seguía cautivándome en cada capítulo que avanzaba. Reafirmaba que la agilidad mental humana era un rompecabezas con infinidad de piezas intentando encajar en la sociedad y modificándose a su gusto para los demás. Mientras más leía "Perdida", más me convencía de lo que cada ser humano sería capaz de cualquier cosa por sentirse el mismo de nuevo.

Tiempo atrás le había hecho saber mi fascinación a Jou sobre sus libros y tuvo que tomarlo a consideración. No era un regalo demasiado caro, pero para mi era tan especial saber que se toma su tiempo para prestarme atención y recordar cosas efímeras de nuestras platicas. El hecho de saber que me escucha es algo aún más importante para mi.

La abrazo y le dejo un sonoro beso en la mejilla. Estoy contenta y últimamente he demostrado más mis emociones. Un afecto secundario de pasar más tiempo a lado de la compañía de Harry.

— Es maravilloso, me gusta mucho, gracias.– sostengo el libro entre mis manos como un tesoro. No puedo cansar de admirarlo.

— ¡Sabía que iba a encantarte! Lo vi hace unos días en la librería y no dude en cómpralo.– sus rasgos faciales muestras lo feliz que está de su regalo.

— No gastes en mi, tienes muchas cosas más en las que puedes necesitar el dinero.– no quiero ser un factor distractor para ella.

Ella se encarga de pagar la escuela a Duncan, los gastos de su actual departamento y todo lo relacionado a la universidad y transporte. Sabía que con el sueldo que ganaba trabajando para mi papá le estaba yendo demasiado bien, según ella "fue un rayo de luz" y se mostraba demasiado contenta con el puesto. Pero aunque ahora estuviese bien, soy consiente de que necesita ahorrar para cualquier imprevisto.

— Es tu cumpleaños, debes dejar que siquiera te de algo.– me empuja de forma juguetona.

Estamos recargadas en mi camioneta viendo salir a todos los estudiantes para dirigirse a sus carros o a la parada del transporte. El día ha acabado y muchos de ellos se muestran excitados por la celebración nocturna que nos espera.

Tropiezo. | H.S |. #Wattys2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora