Capítulo 21

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CAPÍTULO 21


En sus brazos tengo la intención de explicarle lo que ha sucedido pero el miedo impide que las palabras atraviesen la garganta. No quiero pensar en lo que acaba de pasar, solo que el cerebro parece aferrarse a cada línea soltada por Jules. Quiero sentirme un día en paz.

Con ambas manos toma mi cara obligándome a verlo directamente. Estoy tan conmocionada que ni siquiera puedo ver más allá de sus ojos.

— ¿Lo viste? – tengo que repetir su pregunta un par de veces más para que quede claro en mi cerebro antes de negar con la cabeza. Acaricia mis cejas. — ¿Te toco? – vuelvo a negar. — Hattie, háblame por favor, muñeca.

Quiero hacerlo, sin embrago las palabras hacen un duro trabajo. Ante la vergüenza escondo mi cara en su pecho, soy consciente que no debo acercarme tanto a él pero en este momento es el único que está brindándome seguridad.

No pasa mucho tiempo hasta que vuelve a levantar mi rostro. — Háblame, por favor.

Su súplica me entristece. — Estoy bien.

Las palabras son vagos sonidos, ni siquiera yo logro escucharme.

— ¿Vas a contarme que ha pasado? – asiento y suspira.

— ¿Lo viste? – pregunto temerosa.

Sus ojos van lentamente inspeccionando todo mi rostro. No parece fatigado con la tarea.

— Déjame llevarte a casa y hablaremos tranquilos.

Asunto. A estas alturas de la situación ya no puedo negarme a cualquier cosa, mi cerebro es un estado de coma absoluto el cual se niega a despertar. Totalmente adormecida voy caminando tras Harry, quien lleva cubriendo mi vista con su gran espalda haciendo de la caminata más incómoda cuando salimos del ascensor. Está comprometiéndose a no dejarme ver el establecimiento y no sé si es porque está evitando que vea algo o por querer evitarme el horror. Prefiero inclinarme por la segunda opción.

No quiero preguntar a dónde es que me lleva porque lo que ahora quiero es estar lo más alejado posible de esa monstruosa bodega y Harry parece leer mis pensamientos porque agarra dirección a unas de las autopistas llevándonos lejos de la ciudad. Andamos a una velocidad extrema por más de veinte minutos, entonces sólo soy hipnotizada con la respiración del hombre a mi lado y del pasar rápido de los gigantes árboles por la ventana. Harry toma una pequeña desviación adentrándonos al pastizal y un poco más allá de la vista de cualquier extraño que vaya transitando por el lugar. Entre las hojas de los bastos árboles, ramas secas y césped crecido quedamos totalmente aislados. Ni siquiera sé dónde estamos, el adormecimiento de mi cerebro a de ser mayor a tal grado de que me impida reconocer.

— ¿Qué pasó allá abajo? – no se demora en preguntar al detener el auto.

— Él... él sabe que fui yo quien mato al hombre del callejón. – soy directa, ocultando deliberadamente los hechos que descubrí anoche. No tiene que caso que pretenda alargar las cosas

Su rostro se ve descompuesto en cuanto me escucha. — Es... imposible. – medio tartamudea. — Me asegure de darle la versión correcta.

Por primera vez en lo que llevamos juntos lo veo asustado, sus manos se aferran al volante y me sorprende verlo en ese estado tan vulnerable.

— Investigó.– me limito a responder. — Harry... ¿hay una posibilidad de que Niall haya dicho algo?

Siento culpa a acusarlo de esa manera sabiendo que el rubio había confiando en mi para hablarme del pasado de Harry, teniendo por hecho que cuido de la bala del brazo y se había preocupado por mi esa misma noche. Pero los recuerdos solo logran a identificar a Niall y a Harry como testigos de mi crimen.

Tropiezo. | H.S |. #Wattys2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora