Capítulo 17: Lo que quieras ¡Es tuyo!

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Tirado en la camilla de la enfermería, Ace abrió los ojos con lentitud. Había mucha luz pero él buscó con la mirada a alguien en concreto, buscaba a Law. Aún estaba un poco atontado y le costaba ver correctamente pero tras unos minutos revisando la estancia, lo encontró sentado en una de las sillas del fondo, con unas grandes gafas en sus ojos y mezclando algo en una cubeta.

Echó de nuevo la cabeza hacia atrás y suspiró. No recordaba demasiado de la noche anterior, excepto que no podía respirar bien y que creyó ver a Law. Ahora se daba cuenta de que no había sido un sueño, había estado allí y le había sacado del calabozo, como un ángel guardián. Así lo veía, Law, que debió ser un demonio encargado de llevarle al infierno, se había convertido en un ángel que velaba por su seguridad.

Lo peor de todo... no era eso, sino que recordaba perfectamente haberle pedido sexo. Eso jamás lo habría hecho con nadie y quizá fue fruto de su enfermedad, no estaba seguro del motivo para haber pedido una locura semejante pero ya estaba hecho. Cierto sonrojo apareció en sus mejillas al darse cuenta de que ese chico ya no era un simple desconocido... le había visto desnudo, tuvieron sexo, ya no podía verle como alguien ajeno a él.

- Joder, Ace – se reprendió a sí mismo por haberse dejado llevar por esa situación.

- Por fin despiertas – escuchó la profunda y seductora voz de Law desde el fondo de la habitación – me ha costado lo mío bajarte la fiebre.

- Lo siento.

- Ya es casi media tarde, llevas dormido un buen rato. Supongo que necesitabas descansar.

- Supongo – dejó escapar Ace -. ¿Qué estás haciendo?

- Mezclar los componentes para la medicación de Lami.

- Claro... eres tú el que la inventó.

- ¿Puedes ponerte en pie?

- ¿Vas a llevarme a la celda de nuevo?

- No. Nos vamos a mi cuarto. He pedido permiso y hoy estarás bajo observación, pero no pienso hacer noche en la enfermería. Es incómodo tratar de dormir aquí. Ven, te ayudaré.

Law se levantó de la silla, dejando la larga bata blanca en una percha y acercándose hasta Ace para ayudarle a ponerse en pie. Parecía un poco mareado por cómo se había quedado sentado en la camilla y esperaba unos segundos antes de bajar de ella.

- ¿Te mareas? – preguntó Law.

- Estoy bien, me he incorporado muy rápido. Ya se me pasa.

- Vale. Déjame comprobar tu frente – colocó su mano en la frente del chico, apartando algún mechón de cabello – no parece que tengas fiebre ahora mismo pero...

¡Pero seguía oliendo igual que la otra noche! Esa fragancia que le volvía loco y le desesperaba. Tenía razón, cada vez que se acercaba a él le provocaba unas ansías terribles de sexo, le provocaba una ligera erección que acrecentaba cuanto más permanecía a su lado. ¿Podía ser un efecto de los experimentos? Cada vez estaba más convencido de ello pese a no tener pruebas.

Se alejó de él, tenía que hacerlo o acabaría volviendo a cometer una locura. Caminó hasta la ventana y la abrió para respirar aire puro. Necesitaba calmarse y mantener cierta distancia con su hermano.

- ¿Law? ¿Qué es el PGS? – preguntó Ace al ver el libro medio abierto en una de las mesas.

- Eso es... algo médico, no tiene mucha importancia.

- ¿De qué va?

- Sobre mutaciones y ADN, nada importante, de verdad. Vayamos a la habitación.

Deadly boxing (One piece, Law-Ace)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora