Capítulo 35: Dressrosa

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"Este reino le roba el corazón a los visitantes por muchas razones... La primera, por su fascinante aroma a flores y por el delicioso aroma de su comida. La segunda, por el apasionado baile de sus mujeres. Este es el país del Amor, la Pasión y los Juguetes".

Ésa era la manera en que presentaban el reino de Dressrosa. Law miró desde la cubierta del barco. ¡Un mes en alta mar para llegar allí! Y lo primero que presenciaba era una isla con forma de tarta. Rodeada por grandes peñascos, era casi inescrutable, excepto por su puerto.

- Sabrán que venimos – susurró Law hacia Sabo, quien miraba la isla a su lado.

- Contamos con ello.

- Doflamingo no nos permitirá el paso.

- Yo creo que lo hará, por ti.

Law desvió la mirada que había tenido fija en Sabo hacia la isla nuevamente. Entendía a lo que su amigo se refería. ¡Era médico! De hecho... era cirujano. El experimento que le hicieron a Ace, pocos médicos lo entenderían, pero él tuvo acceso pleno a su expediente y sabía a lo que se enfrentaba. No era algo que un simple médico pudiera afrontar.

- Crees que necesitarán un cirujano para Ace.

- Sí. Es lo que pienso y por mucho que te deteste, sabe que eres el mejor cirujano y no dejarías morir a Ace ni al niño. Esperemos que al menos a ti te permita acceder al palacio.

- ¿Quién lo diría? Estuve tantos años en su banda y no me enteré de quién era en realidad. Un título de nobleza siendo un criminal del más bajo fondo.

- No era fácil de averiguar su pasado, Law.

- Ese tipo no tiene escrúpulos. Le conozco bien, Sabo, ese hombre con su banda me convirtió en lo que soy, aprendí de ellos a sobrevivir en los bajos fondos. Mírale, es capaz de meterse a una jaula de boxeo y hacerse pasar por esclavo para encontrar los más sucios secretos de los nobles para tenerlos agarrados por los huevos y a su merced.

- Por eso mismo me preocupa Ace.

La sinceridad de Sabo era algo que siempre desencajaba a Law. Agachó el rostro y dejó escapar una sonrisa incrédula. Tenía razón en todo, él también estaba preocupado por Ace.

La respuesta a su gran duda fue resuelta enseguida. ¡Sí les esperaban! De hecho, sus cuatro altos cargos que gozaban de la confianza plena de Doflamingo, estaban allí esperando el desembarco. Law sonrió casi incrédulo al ver cómo volaban las noticias. Estaba claro que Doflamingo necesitaba algo, porque si no fuera así, le habría matado en el mismo instante en que pisase tierra firme.

- Trafalgar Law, acompáñanos y sin hacer tonterías.

La voz de Diamante siempre imponía cierto respeto, pero Law no se movió de la pasarela, manteniendo a Sabo a su lado y al resto de los revolucionarios a su espalda. Dragon era el único que se mantenía en su camerino, intentando no ser visto en la medida de lo posible.

- ¿Y si me niego? – preguntó Law.

- Si no colaboras, entonces no nos sirves para nada.

Diamante sacó el arma, apuntando directamente a Law como un aviso de lo que ocurriría si no les acompañaba en ese instante. Sabo movió ligeramente su cabeza, indicando así a Law, que fuera con ellos. El resto de los revolucionarios se apañarían para poner en marcha el plan de rescate, pero al menos, tendrían ya a alguien con Ace.

Con una sonrisa arrogante, Law caminó hacia el final de la pasarela con la nodachi sobre su hombro. Pica intentó quitársela, como si eso fuera a prevenir un futuro ataque, pero Law apartó la nodachi de la gran mano que iba a por ella.

Deadly boxing (One piece, Law-Ace)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora