Capítulo 36: Cesáreas

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- Y yo te digo que necesito que Bepo venga aquí a ayudarme – insistía Law.

Llevaba una semana tratando de convencer a ese idiota de que necesitaba a su compañero, pero Doflamingo no se fiaba. Creía que era una estrategia de fuga. ¡No lo era! Al menos no con Bepo. Sabo y los demás debían estar trabajando en ese asunto, pero su único plan en este momento, era traer al mundo al niño y mantener a salvo a Ace. ¡Ya era demasiado pedir tal y como estaban las cosas!

Los dolores de Ace aumentaban. El niño aprisionado allí dentro de su vientre, sin apenas espacio para moverse, estaba empezando a hacer tanta presión, que en breve debería sacarlo. No era lo idóneo, aún le faltaba unas semanas para el parto, pero Law sabía que no llegaría.

- Ya te he dicho que no. Tendrás que apañarte con el equipo que te he conseguido – respondió Doflamingo.

- Si quieres que todo salga bien, necesito a Bepo.

- Ni siquiera con él puedes garantizarme que todo vaya a salir bien.

- No, no puedo, pero tengo más oportunidades. Bepo ha sido mi ayudante desde hace muchos años, él me entiende y tiene ciertos conocimientos de medicina. Será de gran ayuda en este caso tan complicado. Los médicos y ayudantes que has localizado para mí no tienen ni idea de a qué se van a enfrentar, Bepo ya vio sus placas, sabe lo que hay.

Doflamingo pensaba en las palabras de Law. ¡No se fiaba de él! Por algo le conocía bien. Suspiró y recapacitó sobre las posibles consecuencias. Llevar a Bepo no era una mala idea desde el punto de vista de Law. Era cierto que siempre había sido su ayudante, le conocía y las probabilidades de éxito eran mayores, pero pensando en el futuro, si conseguían sacar al niño y Ace se recuperaba lo suficientemente rápido, tendría un serio problema. Ya no era sólo Law, sino la ayuda de Ace, uno de los mejores boxeadores, un chico que haría lo que fuera por volver con su hermano.

Si Law aprendió en su niñez en los bajos fondos a defenderse, a sobrevivir, incluso a asesinar... tampoco podía permitirse el lujo que Ace, un chico que sabía boxear y defenderse, se uniera a su causa, era mucho peor. Les convertiría en un dúo realmente peligroso.

- Es un no, Law. Apáñate con el equipo que te he proporcionado. Son los mejores enfermeros que he encontrado en la nación.

¡Ofuscado! Pero no podía hacer demasiado para remediar la situación. Tendría que pensar otra forma de sacar a Ace de ese lío si no podía traer a su compañero.

Salió de la sala del trono y caminó por los pasillos hacia la habitación de Ace. Desde su ventana podía ver el puerto, lo cual era una gran ventaja. Echó la vista atrás un segundo, mirando de reojo a los guardias siguiéndole. ¡No le dejaban solo ni un instante! Y todo era por la desconfianza de Doflamingo. Evidentemente, lo entendía, porque si tuviera la más mínima oportunidad, ya estaría pensando en algo para llevarse a Ace de allí y devolverlo con su familia.

Tocó a la puerta de Ace y entró. Los guardias se quedaron fuera custodiando en el pasillo. Sabían de sobra que a esa altura, no podían escapar por las ventanas, así que su única ruta de escape estaba por esa puerta que ellos vigilaban día y noche.

- No va a venir, ¿verdad? – preguntó Ace al ver el rostro enfadado de Law.

- No. Pero tengo más planes en mente, no te preocupes.

Law buscaba algo entre los cajones. ¡Ponerse en contacto con sus compañeros no era nada fácil! Pero Ace sonrió, Law siempre tenía un plan, él era así. Ése era uno de los motivos que le permitía estar tranquilo a su lado.

Deadly boxing (One piece, Law-Ace)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora