Capítulo 26: Confianza

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¡Tres días! Era el tiempo que había transcurrido desde el percance. Apenas había podido dormir un par de horas cada día pero por fin, Ace parecía estar fuera de peligro pese a que lo mantenía sedado. Luffy no se había apartado tampoco de su lado ni un segundo. Comía en la enfermería, iba al aseo de la enfermería y dormía en la camilla junto a su hermano.

Cuando Law le dijo que iba a trasladar a Ace a su cuarto para que estuviera más cómodo, se acopló enseguida a ir con ellos. Allí se encontraba ahora, sentado en su gran cama, con Ace en medio y su hermanito plácidamente dormido al otro lado, agarrado a Ace como si alguien pudiera quitárselo.

El reloj de su mesilla seguía emitiendo ese incesante ruido del segundero en movimiento. Eran las tres de la mañana y por primera vez, la toma del sedante pasó de largo. ¡No iba a volver a sedarle! Quería que despertase y saber cómo se encontraba realmente. Necesitaba escuchar de nuevo la voz de Ace y sobre todo... Luffy necesitaba que su hermano abriera los ojos y le dijera que todo estaba bien.

¡Insensato! Había sido un maldito insensato al aceptar un trato con ese mal nacido. ¿Cómo le habría afectado esa violación? ¿Tendría secuelas psicológicas? No podía saberlo hasta que despertase, pero tratándose de Ace, seguramente se haría el fuerte y no le diría absolutamente nada. Aun así, él le había curado las heridas, se hacía una idea de la rudeza con la que Doflamingo había realizado sus acciones.

Deslizó su cuerpo hacia abajo en la cama y apoyó la cabeza en la almohada. Ace seguía boca arriba, pero él se giró hacia Ace para tenerle vigilado. El brazo de Luffy pasaba sobre la cintura de su hermano, pero lo ignoró, llevando su mano hacia la de Ace. ¡Aún tenía heridas de la última pelea! Sus nudillos llenos de costras secas por los golpes, sus manos que una vez debieron ser suaves al ser niño, ahora eran ásperas, las de un luchador.

Ya casi alcanzaba su mano cuando se echó atrás. Un instante fue lo que dudó si debía agarrarla o no, pero finalmente, alzó su muñeca, dando la vuelta a la mano y dejando la palma hacia arriba. Con sus yemas, rozó su áspera piel, deslizando con suavidad sus dedos y acariciando su mano. Todavía recordaba cuando le hacía lo mismo a su hermanita pequeña cuando tenía miedo o cuando quería dormirla, a ella le encantaba y sinceramente... a él también le gustaba que le tocasen las manos. ¡Era extraño! Quizá a mucha gente le resultase desconcertante, pero ese leve cosquilleo le relajaba. Pensó que quizá a Ace también le gustaría, sobre todo por tener sus manos tan malheridas. Quería mimarlas un poco.

Sus ojos se entrecerraron presas del cansancio extremo. Esas últimas noches sin apenas dormir habían sido agotadoras y hoy... ya no aguantaba más. Era imposible mantener sus párpados abiertos y finalmente, su cabeza golpeó contra el hombro desnudo de Ace. A sus oídos aún llegaba el ruido constante de la máquina, así que sabía que todo estaba bien.

¡Un apretón! Su mano estaba siendo presionada con cierta fuerza. ¡No era demasiada! De hecho... parecía que el que lo hacía estaba débil, sin embargo, notaba la presión y eso le hizo abrir los ojos con pesadez. Miró su mano, entrelazada a los dedos de Ace que se movían con lentitud, casi como un espasmo y eso le obligó a abrir los ojos con rapidez.

- ¿Ace? – preguntó Law, mirando esta vez sus párpados moverse con una lentitud sin igual. Le estaba costando abrirlos.

Luffy abrió los ojos también con pesadez, pero al ver que Law estaba al otro lado de su hermano, tumbado en la cama y observando cómo su hermano trataba de despertar, hizo que él también despertase con una gran sonrisa en sus labios.

- ¿Ace? – preguntó también Luffy – abre los ojos, Ace, por favor.

- Luffy, estoy... sumamente agotado, ¿podrías acercarte a las cortinas y cerrarlas? Seguro que le cuesta más abrir los ojos con tanta luz.

Deadly boxing (One piece, Law-Ace)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora