Capítulo 13: Telaraña

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- ¡LUFFY!

Abruptamente, Law abrió los ojos ante el grito de Ace. Las maderas del cabecero crujían ante sus violentos movimientos en un intento desesperado por soltarse. Sus muñecas enrojecidas denotaban cómo se clavaban las esposas en su piel.

Se levantó tan rápido, que golpeó sin querer la taza de café que la noche anterior dejó sobre la mesilla. Por suerte, no llegó a caerse gracias a sus buenos reflejos. Ni siquiera con ese ruido, Ace se despertó. Sus ojos estaban cerrados. ¡Dormía! Pero estaba claro que debía tener una pesadilla y estaba relacionada con su hermano.

Abandonó su sillón dejando caer la manta y colocó la rodilla sobre el colchón para poder acercarse a Ace. Instintivamente, su mano fue hasta la frente del chico apartando la toalla casi seca. ¡Seguía ardiendo!

Todavía estaba un poco adormecido. Él, que era cirujano, que podía estar hasta catorce y dieciséis horas despierto sin problemas trabajando en una operación, se había quedado dormido. ¡Lamentable! Así lo veía Law. Había tratado de mantenerse despierto y no había sido capaz. Quizá porque durante una operación estaba ocupado y trabajando, pero teniendo que cuidar de Ace, sólo debía esperar. Sus ojos habían empezado a cerrarse y por mucho que intentó aguantar, ni siquiera podía recordar cuándo se quedó dormido. Tan sólo iba a cerrar los párpados unos segundos y entonces... se había despertado ya de madrugada con los gritos de Ace.

- Ey, ¡despierta! – le zarandeó ligeramente para que abriera los ojos pero no lo hizo.

¡Necesitaba unos segundos para despejarse! ¡Y un café! Y... miró su entrepierna. Todas las mañanas le pasaba lo mismo y todas las mañanas tenía que vaciar para sentirse cómodo el resto del día.

- ¡Joder! – susurró, pese a que él sabía la explicación médica.

Era la maldita testosterona. Como médico sabía que entre las siete y las nueve de la mañana alcanzaba unos niveles altos, todo porque la glándula pituitaria se "desconecta" de noche y vuelve a encender de madrugada. ¡Todo lo contrario a lo que ocurría en mujeres! Ellas siempre más activas hacia el anochecer que hacia la madrugada. Seguramente Ace si no fuera por estar con ese nivel de fiebre, también se encontraría en el mismo estado que él ahora mismo.

La pesadilla de Ace, sin embargo, no cesaba. El ruido de las esposas chocando contra la madera del cabecero era inaguantable, pero lo que peor llevaba Law era ver cómo rasgaba sus muñecas y se producía ligeros cortes. ¡Tenía que pararle! Así que colocó sus manos sobre las de Ace y trató de mantenerlas quietas.

- ACE – gritó Law consiguiendo que finalmente abriera los ojos – despierta, vamos, despierta – le susurró al ver que ya había abierto los ojos.

- ¿Law?

Por fin estaba despierto y reconocía a quien le hablaba pese a que miraba la habitación intentando ubicarse. Estaba muy confundido, seguramente sería por encontrarse también tumbado cuando solían atarle con fuertes cadenas contra la pared y dormía sentado. Aquel mullido colchón en el que se encontraba le desconcertaba, Law estaba convencido de ello.

- Estás en la cama – intentó aclararle – tienes mucha fiebre. Voy a pedir que te traigan algo caliente, un caldo quizá.

- No tengo mucha hambre – susurró con ese sonrojo típico de la enfermedad.

- Algo tienes que comer.

- Vale – susurró sin apenas fuerzas, volviendo a cerrar sus párpados una vez más.

Respiraba con fuerza, pero no tenía pinta de ser un resfriado. No tenía mucosidad, ni estornudaba, Law sólo percibía esa intensa fiebre que no sabía de dónde le venía. Realmente era extraño, nunca había visto nada así.

Deadly boxing (One piece, Law-Ace)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora