Capítulo 15: Algo que ni ellos se imaginan

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La Reina Seelie yacía sobre su sillón y alzó la vista hacia el techo de piedra de su salón. Estaba envuelta con enrejados colgantes de rosas, espinas intactas, cada uno de un perfecto rojo sangre. Cada noche, se marchitaban y morían, y todas las mañanas eran reemplazadas, tan frescas como el día anterior. Pero esta vez no fue así, sus rosas estaban muertas, como el aspecto que la Reina Seelie tenía.

Jonathan recordó su tiempo con ella:

-Alguna vez.- dijo Jonathan en la cama a su lado.- se ha pinchado en una de las espinas, Su Majestad

Se volvió para mirarlo entre las sábanas. A pesar de que le había pedido que le llame a Sebastian, lo cual ella respetaba – a ninguna hada se le permitía llamar a otros por su verdadero nombre. Estaba boca abajo, con la cabeza apoyada en sus brazos cruzados, e incluso en la tenue luz los viejos cardenales de látigo en su espalda eran visibles.

-No has cortado tu ingenio,  mi querido.-dijo ella admirando sus hermosos ojos verdes, como los que tenía su hermana Clarissa.

-Su majestad.- Dijo Jonathan en un tono que podía confundirse con ironía.

 -Sabes que no quiero ser llamada "Su Majestad, sólo 'Lady', o 'mi señora. Y menos por ti, mi querido.-

-¿Desde cuándo a los mundanos se nos permite visitarla?- Preguntó Jonathan con tono de burla, sabía que no podía doblegarse aquí, si lo hacía terminaría muy mal.

-Tú no eres un mundano, eres algo más.- La reina se levantó de su sillón y con pasos seguros camino hacia Jonathan. Cuando lo tuvo enfrente La reina se inclinó para darle un beso, y él levantó la mano para enroscarse los dedos en su pelo rojo para evitar el beso. Él miró un rizo de la misma, de color escarlata en contra de la piel de sus nudillos con cicatrices, y tocó el rizo con la mejilla.  La reina intentó besarlo de nuevo, pero esta vez él lo evitó indisimuladamente.

-¿Qué pasa?- Preguntó la reina enojada, nunca nadie se había negado a besarla.

-¿Para qué me trajiste?- Cuestionó Jonathan

-Te quería felicitar, esa actuación merecía un premio. “conviértanme en mundano”- Actuó la reina para divertir a Jonathan.- ¿Qué les espera ahora a los nephilim?

-Nada…- Contestó Jonathan alzando los hombros.

-¿Cómo nada? Debemos vengarnos, fue un trato.- La reina levantó la voz y como pensando que asustaría a Jonathan se tranquilizó.

-Yo no hice tratos contigo.- Se excusó Jonathan mirándola a los ojos. No cualquiera puede hacer eso, pero Jonathan no sentía miedo.

-¿Entonces quien fue?

-Yo no soy Sebastian, soy Jonathan Christopher Morgenstern. Hijo de Jocelyn Fairchild y Valentine Morgenstern… Y hermano de Clarissa Morgenster Fairchild

-Mi querido, sé que estás sentido por lo que pasó. También tuve un castigo.- La reina lo miró con mirada sobreprotectora, pero ella sabía que aún había algo del Sebastian que ella quería.

-Pero yo, yo recibí una recompensa, ahora soy Jonathan, el verdadero Jonathan

-No hay otro Jonathan, tú eres igual que Sebastian.

-No

-Recuerda, tu padre, Valentine, uso sangre de demonio contigo. Por eso eres tan especial, no eres tan mojigato como los otros Cazadores…

-Pero yo no soy un cazador de sombras, ahora soy un mundano

-Eso me da más gusto, quien quisiera tener sangre de un ángel.- La reina lo llevó a sentarse a su lado.- Te tengo un regalo.

Los sirvientes de la reina le trajeron un brazalete a Jonathan. En el metal estaba inscrito un antiguo lenguaje de los humanos: Si no se puede alcanzar el cielo, yo levantaré el Infierno.

La reina lo tomó entre sus delgadas manos y con mucho cuidado se lo puso en la muñeca. Jonathan sentía que todo era tan extraño.-

-¿Dónde lo conseguiste?- Preguntó Jonathan observando el brazalete.

-Las hadas somos más que una simple cara bonita.-  Jonathan tocó el brazalete en su muñeca. Era un hábito suyo.

-No me he olvidado que esa era parte de nuestro trato. Y ahora más que nunca quiero a eso hijos del ángel besándome los pies. A los nephilim les viene una guerra, una que ellos nunca imaginaron

-¿Qué piensas hacer?

-Me gusta ese nuevo tú, me gusta que no seas tan respetuoso. Se me hace excitante.- La reina le acarició el pecho, y algo de repugnancia en el interior de Jonathan despertó.

-¿Qué piensas hacer con los nephilim?

-Hacerlos pagar, hacerlos jurar fidelidad ante mí. Los nephilim no están haciendo pagar por algo que ellos mismos provocaron, su severidad es estúpida. No ven que con esa severidad, ellos mismos se están destruyendo.

-Repito ¿Qué piensas hacer?

-Ellos quieren a Mark Blackthorn, pues les daremos a Mark Blackthorn. Sólo que no sabemos si con vida

-¿Quieres matar a Mark Blackthorn?

-Tal vez

-Sé que utilizas talvez o quizás, cuando quieres ocultar una verdad… Dime “mi señora”

-Dime tu primero, Jonathan… ¿Qué piensas hacer?- Le cuestionó la Reina Seelie con una mano en su barbilla. Sus largos dedos lo acariciaban muy sugestivamente.

-Yo estoy con los ganadores, ¿Qué ofreces tú?

-Serás mi rey, gobernarás conmigo, y como premio todos los cazadores de sombras serán tuyos, en especial Clarissa y Jace Herondale.

-¿Qué debo dar a cambio?

-Tú compañía y lealtad

-Solo soy un mundano ahora, no puedo hacer nada

-Sé que ese fue un plan tuyo, sé que tienes algo preparado… ¿Qué les tienes preparado?

-Algo que ni ellos se imaginan

Si no puedo reinar en el cielo. -Final Alternativo de COHF (Reeditando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora