Capítulo 47: Te amo

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Cuando despertó miró nuevamente el cielo, y recordó el momento en el que vio a Raziel, justo a ese mismo cielo:

El Ángel siguió elevándose, como si el lago se estuviese hundiendo, dejando al descubierto una gran columna de mármol en el centro. Primero fue la cabeza la que emergió del agua, con cabellos ondeando como cadenas de plata y oro. Luego los hombros, blancos como la piedra, y a continuación un torso desnudo; el Ángel llevaba Marcas de runas por todo el cuerpo igual que los Nefilim, aunque las runas de Raziel era doradas y dotadas de vida, y se movían por la blanca piel como chispas que brillaban de un fuego. De algún modo, el Ángel era al mismo tiempo enorme y no más grande que un hombre.

-Raziel, no pertenezco aquí...- Decidido tomó la espada entre sus manos y lo volvió a pensar dos veces.

-A veces pienso que yo tampoco.- Contestó una voz delicada distrayéndolo y apartándolo un segundo de su decisión.

-¿Ella?

-Hola de nuevo

-Pensé que tú te habías ido ya...- Jonathan perdió el hilo de sus palabras.

-Lo hice, me fui del salón de los acuerdos.

-Me refería de mi vida

-¿Cómo si pudiera? Te has tatuado en mi piel como nunca nadie lo había hecho...- Ella no lo miró, miraba el rio que había subido su cauce.

-Siempre me gusto esta vista. Recordaba ver el cielo, e imaginarme un mundo en el que fuera bueno y querido como Jace. Ahora que soy como Jace no lo logré. Logré el odio de todas las personas que deseaba que me quisieran... Y el tuyo...

-No perdiste mi cariño... Jon.- Jonathan sonrió con tristeza.

-¿Qué pensabas hacer? ¿Hace un momento? ¿La espada?

Jonathan guardó silencio

-¿Querías matarte?

-Sí, no quiero vivir más. Y quería morir en mi lugar preferido del mundo

-Creo que es un lugar bonito, pero le falta algo.

-¿Qué le falta?

-El toque femenino y muchos libros. Eso parece más un cuartel de guerra que una casa...- Ella miró la pequeña choza y la imagino como en sus sueños, no como lo había soñado con Fernando. Este sueño era mejor.

-Nunca tuvimos una mujer en casa.- Expuso Jonathan con tristeza.

-¿Quieres quedarte a vivir aquí?

-Sería mi sueño...

-Entonces, creo que le hace falta: muebles, libros, una cocina muy grande... Oh y más libros.

-Sí, creo que eso siempre le faltó. Que desperdicio de casa, nunca tendrá eso

-Claro que sí, ¿Cuándo podemos comprar todo eso? ¿Tienen servicio de paquetería aquí? ¿Mudanza?- Ella preguntó sintiéndose tan tonta al preguntar si había servicio de paquetería en Idris, si no había internet dudaba que hubiese eso.

-¿Qué estás diciendo Ella?

- Jonathan Christopher Morgenstern... ¿quieres casarte conmigo?- Ella tomó la mano de Jonahtan y la apretó fuertemente.

-¿Qué? ¿Estás loca? ¿Me quieres?

¿Qué si te quiero? Te quiero. Te quiero como nunca he querido a nadie. Te quiero más que el primer día que lo supe. Te quiero sonriendo en mis labios. Te quiero abrazándome. -Dio un paso más cerca. -Te quiero haciéndome sonrojar. Te quiero como nunca. Simplemente, te quiero. Pero esto no es querer, es algo más, algo más que querer... yo te amo.

Durante una fracción de segundo Jonathan permaneció inmóvil. Luego de algún modo, Ella lo tomó por la camiseta y atrayéndolo hacia sí, no dejando que alguna ráfaga de aire se metiera entre ellos. Sus brazos la rodearon, y a continuación la besaba...

El contacto de su boca con la suya era electrizante; sujetó sus brazos con las manos, mientras ella lo apretaba contra sí un poco más. Sus anatomías se acoplaban perfectamente, parecían dos piezas de rompecabezas que encajaban. Mientras sus pechos se expandían y contraían al ritmo de sus ahora aceleradas respiraciones, haciendo desaparecer el mundo que los rodeaba. 

Él la soltó por fin y jadeó por el esfuerzo; había olvidado respirar. Le tomó el rostro entre las manos y resiguió la curva de sus pómulos con los dedos.

-Te amo, Ella.

-Te amo, Jon.

Si no puedo reinar en el cielo. -Final Alternativo de COHF (Reeditando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora