Capítulo 15: Pesadillas de amor

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Kaelie llevó a Jonathan a unos metros de la calle Alcalá, para Jonathan fue fácil regresar a la librería, apagada se veía como un paisaje extraño y misterioso de una antigua película de cine. Jonathan miró a través del cristal, y vio el libro de dos ciudades, ese libro le recordaba su antigua vida… ¿Qué sería de su madre, y Clary? ¿Lo habrán perdonado?

Metió la mano en el bolsillo de sus pantalones y notó la presencia de dos euros, lo único que le había sobrado después de haberle entregado el dinero al señor mexicano que conoció en el avión. Jonathan sabía que ese señor haría un mejor uso de ese dinero.

Camino dos cuadras hacia abajo y descubrió un restaurante muy lujoso, vendían comida italiana, la comida que más le gustaba, se acercó un poco y notó en un pequeño tablero el precio de una sopa de cebolla, costaba 14 euros, no le alcanzaba ni siquiera para un vaso de agua en ese restaurant.

El hambre que hasta apenas había sentido había desaparecido, cuando la pobreza entra por tu puerta, también lo hacen tus ilusiones, pensó Jonathan.

Regresó a la librería y se adentró al ático, su nueva recamara. Sintió las dos frazadas de franela y recordó un sueño que algunas veces tenia.

Jocelyn se encontraba en la cocina, decorando un  pastel para el cumpleaños de Clary, cuando se acercaba a Jonathan, Jocelyn le acercaba la cuchara con butin en la boca, y Jonathan la lamia. Jocelyn era feliz, con su hijo, aquel de ojos verdes y cabello rubio.

En la fiesta de cumpleaños de Clary, ella sopló las velitas y abrazo a Jonathan como nunca antes lo había hecho, ellos eran los mejores hermanos, los más grandes amigos. No existía un Simon, o alguien que compartiera esos momentos con Clary.

Un nuevo sueño pasó por su cabeza:

Y él estaba ante ella; la agarró por las solapas de la chaqueta y la volteó. Ella perdió pie, y notó como si quisiera caerse, en ese momento él la aplastó contra la pared con su cuerpo, un brazo a cada lado, creando una jaula alrededor de ella.

La sonrisa de Sebastian era diabólica.  Sus ojos eran totalmente negros, sin pupilas, como túneles.

 —¿Qué te pasa, hermanita? Pareces preocupada.- El verla así lo excitaba, era algo que surgía en su interior.

—Me… he… estropeado… la laca de uñas… al cruzarte… tu asquerosa cara. ¿Lo ves? —Ella le mostró el dedo, sólo uno. – Esto le agradaba cada vez más.

—Muy mono —bufó él—. ¿Sabes por qué supe que nos traicionarías? ¿Cómo supe que no podrías evitarlo? Porque eres exactamente como yo.

Él la apretó con más fuerza contra la pared. Clary notaba el pecho de Sebastian hinchándose y vaciándose contra el suyo. Sus ojos estaban a la altura de la recta línea de su clavícula. Su cuerpo era como una prisión alrededor de ella, inmovilizándola.

—No soy para nada como tú. Suéltame…

—Eres como yo en todo —le gruñó a la oreja—. Te infiltraste entre nosotros. Fingiste amistad, fingiste cariño.

—Nunca he tenido que fingir cariño con Jace.-  Ella le respondió. Era como estar escuchando de nuevo a Valentine, siempre le decía lo mismo. Le puso los labios en la mejilla, tan cerca que ella los notó moverse contra su piel cuando él habló.

—Nos has jodido —murmuró. Le apretaba el brazo izquierdo con fuerza; lentamente comenzó a bajarlo —. Lo más probable es que jodieras literalmente a Jace…- Ella mostró  una mueca resultado que había afectado a Clary. Jonathan aspiraba con fuerza  esperando no poder lastimarla.

Si no puedo reinar en el cielo. -Final Alternativo de COHF (Reeditando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora