Capítulo 1

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No puedo dormir. Me cuesta respirar, mis pulmones se resisten a almacenar el aire que aspiro con urgencia, y cuando cierro los ojos para obligarme a dormir me siento tan ligera que temo desaparecer. Es como si flotara, como si mi alma y mi espíritu no respetaran el límite que marca mi cuerpo. Igual que el agua que se desborda de los ríos. Temo dejar de respirar mientras duerma... escapar completamente de mi envoltura física.

Me incorporo al tiempo que escucho un grito de dolor que proviene del exterior.

Comienzo a temblar, estoy asustada. No puedo evitar tener un presentimiento; lo que acabo de escuchar y la forma en que me siento tienen algún tipo de relación, sin embargo, no hago caso e intento reírme de mi exageración. Entonces noto que el pecho se me comprime, juraría que me han puesto un cinturón alrededor y lo están ajustando para que mis huesos se astillen y se claven en mi carne, básicamente mi caja torácica se cierne sobre sí misma. Duele demasiado y entro en pánico.

No quiero morir, no quiero morir...

Como puedo me quito las cobijas de encima, necesito ayuda o moriré, sé que así será y rompo a llorar porque no quiero morir. Apenas tengo...

Escucho que aporrean la puerta.

Comienzo a temblar, me siento inquieta, ansiosa. Me echo a correr hacia el cuarto de mis padres, descalza y a oscuras. Me doy en la cabeza con un candelabro pegado a la pared. Joder, olvidé que ayer nos mudamos al pueblo de Las Rosas, olvidé que esta no es mi casa, mi hogar en El lirio, donde me sabía mover con agilidad aún con los ojos cerrados.

Es mi hermana Paige la que me encuentra con las manos en la zona en la que me he hecho daño; me duele muchísimo.

—¿Qué sucede? —acerca la vela a mi rostro y yo puedo ver preocupación en el suyo.

Pero siguen aporreando la puerta y Paige se debate entre atender la puerta o ayudarme. Yo ruego en mis adentros que se quede conmigo, pero decide abrir.

Mi vista se ha puesto borrosa, empieza a nublarse, a ponerse todo negro. No sé si se debe al golpazo que me di o sencillamente estoy dejando de respirar, no obstante, logro distinguir que se trata de una chica, es menuda, de estatura media.

Me estoy perdiendo... No quiero morir...

La respiración de Paige se acelera y es lo único que puedo escuchar porque nuestra visita no emite palabra alguna. Paige está asustada, lo sé. Yo parpadeo una, dos, tres veces, diez seguidas para normalizar mi visión y saber quién es la chica que aporreaba, igual dudo que la conozca, pero me urge ver sus facciones. Entonces la puerta se cierra...

—No, no... —murmura Paige— ¡regresa! ¡regresa, te digo!

Mi visión mejora, puedo ver a papá y a mamá completamente desconcertados llegando a nuestro encuentro.

—¡Regresa! —grita Paige con los ojos desorbitados.

—Paige, cariño... —mamá se acerca y le toca el brazo.

—¡Déjame! —Mi hermana la aleja de un empujón.

Noto que mi pecho se libera y puedo respirar mejor pero Paige se ha vuelto incontrolable. Quiere irse. Papá y mamá la están conteniendo.

—¡Ustedes no comprenden! —dice Paige a voz de cuello— ¡No ven lo que yo veo!

—Por favor, Paige, reacciona —La voz de mi hermano, llegando, a mis espaldas, me hace sobresaltar.

—¡Ven! ¡Regresa! —Paige estira la mano, queriendo ser alcanzada, rescatada— ¡Ven a por mí!

¿A caso se lo está pidiendo a la chica que aporreaba? ¿Qué sentido tiene? ¿La conoce? ¡Apenas si estuvo un minuto aquí!

Feint [Fillie]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora