Capítulo 20

376 37 122
                                    

Despierto acostada sobre musgo húmedo. Me hallo en el bosque, cerca de la laguna. El sol se está ocultando... ¿Qué pasó?

Doy un respingo cuando veo a Geraldine y Noah frente a mí. Una fogata nos separa, en las brasas se cocinan tres pescados. Ambos están sentados sobre rocas angulares desnudando almendras con los dedos.

Lo último que recuerdo es que estaba con Finn mientras la mansión se derrumbaba e incendiaba.

—¿Dónde está Sadie? ¿Qué le pasó a Aren? —contengo la respiración— ¿Y... Finn?

Ambos se miran entre sí en plan "dile tú".

—¡Despertó! —anuncia Geraldine a nadie en particular. Su aspecto triste me llama la atención.

Escucho que las ramitas secas del suelo se rompen con el andar de alguien. Me giro hacia esa dirección esperando ver a quien quiero ver en realidad...

No obstante diviso la cabellera roja de Sadie entre los arbustos. Se aproxima de manera taciturna. No queda rastro de su porte seguro y poderoso. 

No quiero hacerme de ideas, es muy pronto. Tal vez... tal vez él anda por ahí recolectando verduras o champiñones. Quizá está pescando en la orilla de la laguna, digo, estos pescados no serán suficientes para la cena.

—¿Te duele algo? —Sadie se arrodilla a mi lado.

—Creo que no —digo y la examino. Luce extremadamente cansada, tiene moratones y cardenales en el rostro y los brazos— ¿Qué sucedió?

Esconde la cara dentro de sus largas cortinas de cabello rojo y juguetea con sus dedos. La encuentro nerviosa, como si quisiera evitar el tema a toda costa.

—Llegué a la celda de Aren —dice a regañadientes— y... Lo hice. Lo maté —retuerce el dobladillo de su vestido— Luego Alison Sudol causó una explosión y la mitad de la mansión se vino abajo. Cuando recuperé el conocimiento, los busqué y los saqué a ustedes. Por fortuna no quedaron entre los escombros. No les pasó nada grave. Los selux se manifestaron y me ayudaron a cargar con ustedes hasta aquí.

¡Malditos selux! ¡Acuden cuando se les pega la gana! ¿Por qué no lo hicieron cuando los necesitábamos?

—¿Dónde está Finn?

Sadie pasa saliva, extiende las palmas como si quisiera darme una explicación, pero la palabras no le salen y evita mi mirar.

—Lo siento, Millie —Dice Noah.

—¿Murió? —Le pregunto a Sadie.

No contesta, se limita a llorar en silencio y se marcha, se introduce en la espesura del bosque.

—¿Murió? —miro suplicante a Geraldine para que me diga la verdad.

Tampoco dice nada.

—¡Noah! —me muerdo los labios. No tengo el valor para volver a repetir mi pregunta.

—Perdió mucha sangre...

—¡NO TE PREGUNTÉ SI PERDIÓ SANGRE!

El tiempo que se tarda en responder son los segundos más eternos de mi vida.

—Lo siento mucho, Millie...

Entonces rompo a llorar porque siento que me escarban el cuerpo, me arrancan los pulmones, las tripas y el corazón para lanzarlos al fuego. Sufro demasiado. Siento que la vida se me va, que todo es nada y nada es después de esta noticia. Todo es nada y nada es después de Finn.

De repente tengo a Geraldine sacudiéndome por los hombros, estoy en shock y doy una bocanada de aire que me arde en cuanto entra a mi cuerpo.

Tengo la sensación de que algo enorme y oscuro quiere tragarme, de modo que me echo a los brazos de Geraldine y lloro, berreo porque quiero que esta sensación tan horrible de vacío termine y deje de hacerme pedazos.

Feint [Fillie]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora